El rescate de Sanguily

03 de Octubre de 2024

Imagen expuesta en la Unidad de la Gloria Combativa Rescate de Sanguily.

Una guerrilla del regimiento Pizarro, unas ciento veinte plazas, había capturado y llevaba prisionero hacia Puerto Príncipe al brigadier Julio Sanguily Garrite, quien había sido sorprendido, acompañado de solo dos ayudantes, en la casa de una familia campesina de la zona. Sanguily se hallaba casi inválido a consecuencia de heridas de guerra y usaba un aparato en una de sus piernas, por lo que no pudo escapar a pesar del esfuerzo de uno de sus ayudantes, a quien ordenó que lo dejara y avisara al mayor general Ignacio Agramonte.

 

El Mayor, al conocer de la captura, escogió 35 hombres, entre los pocos de que disponía en aquel momento, sobre todo, por el estado de sus cabalgaduras, y con ellos se lanzó tras el enemigo. La pequeña tropa llevaba en la vanguardia cuatro fusileros al mando del capitán Henry Reeve, el Inglesito.

 

La fuerza enemiga se hallaba en la finca La Esperanza, unos veinticinco kilómetros al suroeste de Puerto Príncipe, donde disfrutaba de un breve descanso.

 

Agramonte arengó a sus hombres y ordenó una carga, tan impetuosa, que abrió una brecha en la formación del adversario. De inmediato se entabló la lucha cuerpo a cuerpo.

 

En la confusión de la lucha, Sanguily quedó solo. Como llevaba puesta la chaqueta del jefe español, pues su ropa había quedado en el bohío, los cubanos le dispararon y lo hirieron en una mano; pero pronto fue reconocido por sus gritos de «¡Viva Cuba Libre!».

 

La furiosa carga dispersó al enemigo y le causó 11 bajas, entre ellos un oficial. Los cubanos tuvieron un muerto y seis heridos. Rescataron además a otros cinco prisioneros y obtuvieron nueve fusiles, tres revólveres, municiones, armas blancas, 60 caballos, 40 monturas y otros efectos.

 

El rescate de Sanguily ha trascendido en la historia de Cuba como una de las acciones más significativas de la Guerra de los Diez Años. Fue inmortalizado por Rubén Martínez Villena en un soneto lleno de emoción patriótica:

 

El rescate de Sanguily

 

Marchaba lento el escuadrón riflero:

ciento veinte soldados de la España

que llevaban, cual prueba de su saña,

aSanguily, baldado y prisionero.

 

Y en un grupo forjado por Homero,

treinta y cinco elegidos de la hazaña,

alumbraron el valle y la montaña

al resplandor fulmíneo del acero.

 

Alzose un yaguarama reluciente,

se oyó un grito de mando prepotente

y un semidiós, formado en el combate,

 

ordenando una carga de locura,

marchó con sus leones al rescate

¡y se llevó al cautivo en la montura!

 

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