El Caso de los Cinco (III). El triste papel del Buró Federal de Investigaciones.
A 26 años de ese hecho, se rememoran algunos aspectos relacionados con el Caso de los Cinco.
El jefe del Buró Federal de Investigaciones (FBI) en Miami, Héctor Pesquera, tuvo una impronta personal incuestionable en el Caso de los Cinco.
¿Quién es este pintoresco personaje? Podríamos decir que casi era en ese tiempo un miembro de honor de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), aunque en realidad venía de desempeñarse como un Agente Especial del FBI en Puerto Rico.
En 1997 ganó notoriedad dentro de la contrarrevolución por su papel destacado en la absolución de los terroristas que venían a bordo del yate La Esperanza con la misión de asesinar a Fidel Castro en la Reunión de Jefes de Estados de Isla Margarita.
Como premio a ese servicio, recibió un ascenso meteórico en su carrera dentro del FBI, porque los tentáculos de la FNCA llegaban demasiado lejos. Los congresistas de origen cubano «sugirieron» a Louis Freeh, entonces jefe del FBI, el traslado de Pesquera como Agente Especial a Cargo de la Unidad del FBI en la ciudad de Miami.
Pesquera declaró en la radio de Miami:
«Yo llegué aquí en mayo de este mismo año, del 1998. Me ponen en conocimiento de lo que hay. Empezamos entonces a hacer hincapié en esta investigación. A los efectos de inteligencia, ya no debería mantenerse ahí. Y debería cambiar de rumbo e irse entonces a una investigación criminal».
Según se pudo conocer, el FBI venía controlando operativamente a los Cinco. Se trataba de acciones de rutinas de un órgano de contrainteligencia, sobre todo analizando que el actuar de los cubanos no estaba dirigido a cuestiones sensibles para la seguridad nacional de ese país.
Pero las orientaciones recibidas por Pesquera fueron claras, porque en Miami los favores se cobran caros. Rápidamente cambió el curso de las investigaciones y en un abrir y cerrar de ojos fueron detenidos los cubanos, lo que sirvió de base a una intensa campaña mediática.
Lo primero que hizo Pesquera después de la detención de los Cinco, fue dar un parte pormenorizado a los congresistas anticubanos Ileana Ros Lehtinen y Lincoln Díaz Balart. Se trató de un raro proceder en circunstancias normales, cuando se trata de Cuba todo adquiere otros matices.
Pesquera declaró al The Miami Herald sobre las detenciones: «Pero tú lo haces porque piensas que estás en lo correcto. O por lo menos piensas que estás en lo correcto en este momento».
Declaraciones de Condoleezza Rice, quien fuera asistente de la Seguridad Nacional de Estados Unidos en tiempos de Bush, confirmaron que el arresto de los cubanos fue ordenado, vino de la Casa Blanca. Se trataba de una de las medidas tomadas para satisfacer las exigencias del lobby cubanoamericano. El propio Roger Noriega, también conocido personaje dentro de la política yanqui, aseguró la complicidad del gobierno norteamericano con la falsa judicial.
Pareciera entonces que Pesquera era todo un James Bond, algo que se desmentiría un poquito después. En 2003 no pudo más con las críticas recibidas hacia su persona y renunció en un acto de cordura y sensatez. ¿El motivo? Estuvo tan absorto en la búsqueda de «espías cubanos» que ante sus narices se entrenaron grupos islámicos con participación en los actos terroristas del 11 de septiembre de 2001. El colmo fue que destinó solamente a un agente del FBI para monitorear a los grupos de Al Qaeda que operaban en la Florida, después que el 10 de julio 2001 recibió una nota de un agente de campo de Phoenix, Arizona, en la que se recomendaba investigar a un grupo de árabes entrenándose en escuelas de aviación en su ciudad.
A partir de marzo de 2001, los terroristas que ejecutarían la acción «Alá vs. América» se introdujeron en Estados Unidos. Uno de los lugares escogidos fue precisamente Miami. Mohammed Atta, ciudadano egipcio que coordinó los hechos estuvo casi todo el tiempo previo en Florida. Y como si fuera poco, doce de esas personas se entrenaron en escuelas de aviación del estado sureño.
Bueno, nadie puede decir que Héctor no tuvo oportunidad de detectar la actividad terrorista en sus narices, pero tenía otras preocupaciones. Baste con mencionar que Mohammed fue detenido el 26 de abril de 2001 por infracciones del tránsito. Al no tener licencia de conducción fue citado para el 26 de mayo en el juzgado de West Satellite. Como nunca acudió, fue circulada orden judicial de arresto en los 66 condados de Florida. Y como si todo fuera poco, en ese periodo obtuvo el permiso para manejar, cometió nuevas infracciones y nada.
Según el diario The Washington Post, Pesquera hijo ordenó la destrucción del expediente de Luis Posada Carriles.
La periodista Ann Louise Bardach, famosa por su entrevista a Posada, reveló que a Héctor:
«Le gustaba andar con los políticos de línea dura de Miami y denegaba a sus agentes solicitudes para realizar escuchas telefónicas de (Orlando) Bosch, conocido como el padrino de los grupos paramilitares, y de otros militantes sospechosos de realizar actividades criminales».
¿Acaso los Cinco podían esperar algo diferente de personajes como Héctor Pesquera?
Nota: Este artículo forma parte de un trabajo del autor premiado como 1ra mención en el 2016 en Investigación, en el concurso 26 de julio de la Dirección Política de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
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