“La Bayamesa”
Los iniciadores de nuestras guerras libertarias se juramentaron para luchar hasta morir por independizar a Cuba del yugo colonial español. El 13 de agosto de 1867 acordaron constituir un Comité Revolucionario y al finalizar la reunión, el patriota Francisco Maceo Osorio dijo a Pedro Figueredo Cisneros: «Se puede decir que ya estamos reunidos en comité de guerra... ahora te toca a ti componer nuestra Marsellesa».1
Al día siguiente, el músico, abogado y patriota Perucho Figueredo dio a conocer a los integrantes del Comité su himno patriótico, y lo nombró «La Bayamesa».
Carlos Manuel de Céspedes y Céspedes, primogénito del adalid de la Demajagua, rememoró al respecto: «Recuerdo que un día [...] estábamos sentados en la sala de la casa de vivienda del ingenio Las Mangas, a una legua de Bayamo, su dueño Pedro Figueredo, su esposa Isabel Vázquez, su hija Eulalia y yo, que había ido allí como comisionado de los conspiradores. Hablábamos de la situación imperante, cuando de repente se levantó “Perucho” —como cariñosamente llamábamos al autor del himno— y sentándose al piano, que tocaba magistralmente, improvisó una marcha guerrera, que mereció nuestra aprobación. Ya teníamos la música y solo faltaban las palabras, que Isabel, su esposa, adaptó a los incipientes compases de Figueredo, que no era poeta, mientras que su esposa y mi inolvidable suegra, Isabelita, componía muy bonitos versos patrióticos, de los cuales aún se recuerdan algunos [...]».2
Perucho llevó la partitura al maestro Manuel Muñoz Cedeño, director de la orquesta de la iglesia parroquial, para que la orquestara e interpretara el 11 de junio de 1868 en el Te Deum con que finalizaban las festividades del Corpus Christie.
Ese día, el jefe militar de la plaza, teniente gobernador Julián Udaeta Arechavala, que estaba presente en la misa, recriminó a Perucho afirmando que la marcha no tenía nada de religiosa y sí de patriótica, lo que Perucho, por supuesto, negó. Udaeta confirmaría su sospecha el 20 de octubre de 1868, cuando los patriotas tomaron la ciudad de Bayamo y el pueblo entero cantó o tarareó la marcha que devino nuestro himno nacional, en medio de la euforia creada por la victoria. Por eso, el 20 de Octubre es en Cuba el Día de la Cultura Nacional.
Aunque el imaginario recoge la emotiva imagen de Perucho escribiendo la letra del himno sobre su caballo, la lógica rechaza esa versión: ni se puede crear una marcha de 24 versos sobre la montura de un potro, ni el acto de creación fluye en medio del jolgorio y la algarabía. Es hora ya de hacer justicia a Isabel Vázquez Moreno como coautora de nuestro himno nacional.
Mucho antes, en la noche del 27 de marzo de 1851, en la ventana de la hermosa Luz Vázquez Moreno,3 en la legendaria ciudad de Bayamo, se habían escuchado los acordes de una serenata. El tenor Carlos Pérez interpretaba una canción creada por Pancho Castillo Moreno, novio de la joven; Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo y el poeta José Fornaris. Esa sería la primera canción romántica y trovadoresca cubana y tenía por título “La bayamesa”.
“La bayamesa”, de Céspedes, Fornaris y Castillo
No recuerdas, gentil bayamesa,
que tú fuiste mi sol refulgente,
que dichoso en tu lánguida frente,
blando beso imprimí con amor.
No recuerdas que en tiempo dichoso,
me extasié con tu pura belleza,
y en tu seno doblé la cabeza,
moribundo de dicha y amor.
Recordando las glorias pasadas,
disipemos, mi bien, las tristezas,
y que vuelvan las dulces ternezas,
que otro tiempo gozamos los dos.
Una tercera “Bayamesa”, de carácter anónimo, fue creada en los campamentos mambises, era una versión de la canción de Céspedes, Castillo y Fornaris, muy similar a ella y con la misma melodía; pero insurrecta, pues alude a la quema de Bayamo. Es esta:
¿No recuerdas, gentil bayamesa,
que Bayamo fue un sol refulgente,
donde impuso un cubano valiente
con su mano el pendón tricolor?
¿No recuerdas que en tiempos pasados
el tirano explotó tu riqueza,
pero ya no levanta cabeza
moribundo de rabia y dolor?
Te quemaron tus hijos; no hay queja
que más vale morir con honor
que servir al tirano opresor
que el derecho nos quiere usurpar
Ya mi Cuba despierta sonriendo
mientras sufre y padece el tirano
a quien quiere el valiente cubano
arrojar de sus playas de amor.
Aún existe una cuarta pieza musical con este título. Fue compuesta en 1919, con motivo de su primera visita a Bayamo, por el trovador Gumersindo, Sindo, Garay (1868-1968), fundador de nuestra trova tradicional, creador de “La Tarde” y “Virgen del Cobre”, entre muchas otras bellísimas melodías.
“La bayamesa”, de Sindo Garay
Tiene en su alma la bayamesa,
tristes recuerdos de tradiciones,
cuando contempla los verdes llanos,
lágrimas vierte por sus pasiones.
Ella es sencilla, le brinda al hombre,
virtudes todas y el corazón,
pero si siente de la patria el grito,
todo lo deja, todo lo quema,
ese es su lema, su religión.
Así que ya lo sabe usted: ni una, ni dos, ni tres: los cubanos tenemos cuatro “Bayamesas”. En cada una de ellas alienta el alma cubana.
Referencias
1 «La Marsellesa» era el himno de la Revolución Francesa, cuyos ideales de «Liberté, Égalité, Fraternité» —Libertad, Igualdad, Fraternidad— recorrieron el mundo y, también, llegaron a esta islita caribeña. Esa vibrante tonada es hoy el himno nacional de Francia.
2 Tomada del periódico veracruzano Diario Comercial, 5 de noviembre de 1897. Ese testimonio fue ratificado por Ángel Figueredo Vázquez, hijo de Perucho e Isabel, quien lo trasladó a Modesto Arquímedes Tirado Avilés, comandante del Ejército Libertador y primer historiador de la ciudad de Manzanillo, quien, a su vez, citó en sus Efemérides de Manzanillo. Estas evidencias acerca de la coautoría o colaboración de Isabel Vázquez en la creación de «La Bayamesa» podrán no ser suficientes; pero no pueden ser ignoradas
3 Isabel y Luz eran hermanas gemelas.
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