Hay quienes desprenden un halo sobrenatural a su alrededor que nos encanta y hace olvidar las banalidades del diario. Seres terrenales –y ahí va el encanto– los cuales creemos surgidos de la divinidad.

Estar cara a cara con Alicia, nuestra Alicia, es experimentar una sensación entre el embeleso y lo real. ¡Y qué maravilla de pies! Es increíble, sin exagerar, que una parte tan subestimada, en comparación con el resto del cuerpo humano, llegue a hacer magia; capaz de manejar como marionetas a manos, mentes y palabras de espectadores.

Carmen, Coppelia, Giselle…, innumerables han sido sus reencarnaciones danzarias; mas, la misma convicción ha estado siempre por encima de cada personaje.

“En la vida hay circunstancias indescriptibles, se viven, sienten, pero las palabras no existen. Por ejemplo, cuando he bailado para los combatientes, estando al lado de Raúl y Fidel.

“Bailé cuando la Crisis de Octubre, en el Batallón Fronterizo…y en cada uno de esos momentos me motivó lo que a todo el pueblo de Cuba, expresar cómo estábamos luchando y creíamos en lo hecho. Cuando los integrantes de la compañía participamos en estos actos, ansiábamos demostrar nuestra fuerza, la del Ballet Nacional de Cuba. No son las armas, pero sí la cultura artística y la danza. Y con esa hemos estado siempre, no exclusivamente en nuestra Patria, sino en todas partes a donde vamos a representarla.”

Además de la solemnidad con la cual recuerda estas ocasiones, frescos tiene en la memoria pasajes de sorpresa y comicidad durante ellas. “Un día estábamos dando una charla, sentados en la tierra porque no había ni piso de madera, y yo en traje demiliciana hablando de cómo se debía danzar, de por qué existía el baile, de cómo era…, un bailarín carga a una muchacha en un paso así al aire, y la elevó y la volvió a elevar…, y vi a unos muchachos a mi lado riéndose, como diciendo: mira por dónde cargó a la muchacha… Me di cuenta, y entonces les pregunté: ¿tú lo crees fácil, alguien cree esto fácil? Ven, prueba. Y el muchacho diciendo no y no, hasta que se levantó, y cuando fue a cargar a la muchacha no pudo levantarla del suelo. Lo imagino hoy un asiduo al ballet.

“Otra vez, estábamos bailando La Avanzada, pero se fue la luz y acabó la música, entonces empecé a cantar y los demás danzarines me siguieron. ¡Y la bailamos cantando, y todo el mundo aplaudió mucho… y halagaban el hecho de haber cantado, con lo mal que canto…!”

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Comparar contextos históricos, por supuesto, fue tema obligatorio en nuestro diálogo; sobre todo cuando el BNC se ha convertido en una de las caras más importantes y reconocidas del país en el extranjero, en cuestiones de cultura.

“Antes del triunfo de la Revolución, en nuestra Patria no existía ninguna compañía profesional, ni escuela profesional para estudiar ballet. Con el triunfo fueron fundados la Escuela, y el Ballet Nacional y se solidificaron, porque antes era cuestión propia de nosotros.

“Hasta ese entonces, para ser un bailarín profesional había que irse de Cuba. Hoy en día, para ser un bailarín profesional, hay que estar en Cuba”.

¿Y del porvenir…? “En un futuro Cuba dominará completamente el mundo del ballet, ayudaremos a otros países; de hecho, ya los estamos asistiendo con profesores y bailarines.

Pues el artista aquí no paga por su carrera, por su educación y entrenamiento físico dentro de la compañía. Ya se convierte en un profesional con una educación completa. Y a todo padre o madre le enorgullece ver a su hijo estudiando ballet, porque es una carrera de gran prestigio y honor, y no es vacía.

Es como los médicos, los científicos, toda una producción masiva del ser humano hacia el planeta”. La conversación fluye con Alicia como cuando existe una amistad de muchos años. La belleza externa, el patriotismo, el periodismo, la danza… cualquier tema es centro de interés en su plática. “Soy hija de un militar, mi padre era teniente del ejército, no de Batista, de antes. Él tenía principios socialistas, era veterinario, una gran persona. Era muyhumano, y por encima de todo, muy orgulloso de su Patria. De chiquitos fuimos a los Estados Unidos con él para pasar un curso de veterinaria, entonces hablábamos en inglés; pero cuando llegamos a Cuba lo primero que nos dijo fue: están en su tierra, aquí no hablamos inglés, se habla español” .

Definiendo su concepto de belleza, resaltó estos mismos valores en una de las glorias de la cultura cubana. “En mi vida he conocido personas a las cuales nunca les he visto algo feo, gente muy bella por dentro, que reflejan cosas muy lindas y así se ven ante los ojos de los demás. Por ejemplo, Dulce María Loynaz, la poetisa.

Cuando ella conversaba conmigo, yo la miraba y me fascinaba, contaba de su niñez, de su casa, y te encantaba por horas. Para mí era una mujer muy bella, y muy cubana… ¡Qué cubana!

Era extremadamente patriota, y eso es lo más bello de alguien, porque le da al ser humano una riqueza muy grande”.

Suave llegan y se van sus palabras, tal la levitación de su cuerpo en pleno baile. Las horas pueden pasar en compañía de Alicia fuera del tiempo, como el interminable té de la película infantil con su mismo nombre, o la danza  eterna que siempre bailará.