María de las Nieves Galá,una Artemisa artemiseña

09 de Marzo de 2023

María de las Nieves Galá León, coautora del libro Los muchachos de Artemisa. Foto: Roberto Garaicoa Martínez

María de las Nieves Galá León es licenciada en Periodismo y máster en Didáctica de las Humanidades. Laboró en el periódico Trabajadores y la emisora Radio Rebelde. La conocí porque es autora del libro Los Rodiles, Pasión de Siempreviva, y coautora de Los muchachos de Artemisa, ambos pertenecientes a nuestra Casa Editorial Verde Olivo. Luego supe que cumplió misión internacionalista como corresponsal en Angola, y que en el 2014 recibió la Réplica del Machete Generalísimo Máximo Gómez, otorgada por el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

 

Conversar con María de las Nieves es percibir en ella, desde el primer instante, la pasión innata que generalmente caracteriza a los que ejercemos «el mejor oficio el mundo» (como expresara Gabriel García Márquez). María es una mujer dulce y muy elocuente, que cautiva con su oratoria. Narra sus libros con un entusiasmo que te invita a leerlos al instante.

 

Tuve la oportunidad de asistir asu presentación del texto Los Rodiles…, y luego, en ocasión de la 31 Feria Internacional del Libro, la de Los muchachos de Artemisa, este último relacionado con los sucesos del 26 de julio de 1953, hecho histórico al que estuvo dedicado este año el proyecto cultura Nuestra Historia: Mi Moncada ¡Hoy!

 

Sobre Los muchachos de ArtemisaMaría de las Nieves pronunció: «Artemisa entró en la historia como una joven rebelde, alegre, hermosa; amante de la independencia, solidaria y combativa. Fueron sus hijas e hijos los que forjaron ese valioso talismán cimentado con los años, entre luchas y combates».

 

Las anécdotas que contiene esta obra literaria fueron recreadas, fundamentalmente, a partir de los testimonios ofrecidos a las autoras (María de las Nieves Galá León y Felipa Suárez Ramos) por algunos participantes en las acciones del Moncada.

 

Podría decirnos ¿cómo fue el proceso de conformación del libro?

 

—Para su realización resultaron esenciales las reiteradas visitas al Mausoleo de los Mártires de Artemisa, donde pudimos acceder a valiosa bibliografía y contar con el apoyo de todos sus trabajadores. Tuvimos, además, sostenidos encuentros con el historiador artemiseño Daniel Suárez Rodríguez.

 

María, y en su caso muy particular, ¿por qué esta temática para la obra?

 

—Yo nací en Pijirigua, un pequeño poblado del que salieron varios de los asaltantes. En la esquina del callejón donde se encuentra ubicada la casa de mis padres residió hasta su muerte Fidel Labrador García, quien durante las acciones del 26 de Julio recibió un balazo en el rostro y a consecuencia de ello perdió un ojo; lo cual significa que crecí con la historia a mi lado. Considero que todos poseemos una deuda con los jóvenes que asaltaron el cielo por alcanzar sus sueños, la mía es también sentimental.

 

»Me uní a este proyecto que en sus inicios no se pensó como un libro. Después nos percatamos de que realmente contábamos con material interesante y útil para transmitir, sobre todo a las nuevas generaciones: la corta pero intensa vida de los jóvenes de la Generación del Centenario. Ellos en su mayoría procedían de hogares humildes; algunos se criaron como hermanos y compartieron la misma escuela, maestros, y hasta jugaban pelota en el terreno que hicieron a fuerza de correr de un lado a otro, como una gran familia. Eran, como en una oportunidad enunció el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés, hermanos de la vida».

 

¿Nos podría contar alguna experiencia emotiva de cuando estaba realizando el texto?

 

—En las entrevistas a los familiares de los mártires descubrimos la grandeza de estos hombres, su amor a la Patria. Tenían sueños, hijos que esperaban por ellos y nunca más volvieron a ver. Un ejemplo de ello fueron Sergio y Gilda Álvarez Durant, descendientes de Tomás Álvarez Breto. A Gilda, la primogénita, nunca se le olvidó el instante en que su papá llegaba del trabajo: “Él se paraba en la esquina y cuando nosotros lo divisábamos se agachaba y nos decía: ¿quién me quiere a mí?, nos cargaba a los dos y nos llevaba hasta la casa”.

 

»Cuando Tomás partió, Sergio aún no hablaba y ese día estaba enfermo. Nos dijo Gilda que un rato antes de irse, él se acostó en el piso para que le hiciera cosquillitas en los pies y le dijo a la niña: “Me voy a comprarte una muñeca. Mañana yo te traigo una muñeca”».

 

Sin lugar a dudas, se le apisona el corazón a cualquier ser humano que escuche o lea estas palabras. Por ello, las autoras de Los muchachos de Artemisapretenden, desde la literatura, homenajear a los valerosos jóvenes, hoy héroes cubanos, que dieron sus vidas por conquistar la libertad de la nación.

 

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