«En Angola hubo muchos baracuteyes»
Baracutey en Angola es un libro escrito desde la perspectiva del soldado. Entre sus páginas Raimundo Raúl Vilar Hernández narra sus experiencias en la guerra de Angola, la cual considera una escuela. La obra será presentada el lunes 19 de febrero, como parte de las actividades de la Casa Editorial Verde Olivo en la 32 Feria Internacional del Libro de La Habana.
Solo algunos minutos fueron necesarios para conocer detalles sobre el texto. Muy atento se dispuso a responder mis preguntas y, mientras hablaba, podía notarse en sus ojos la nostalgia típica de las personas que rememoran vivencias.
¿Cómo recuerda los primeros momentos?
―Cuando era joven tuve la posibilidad de integrar el grupo de combatientes que partió hacia la República de Angola para cumplir misión internacionalista. Al momento de mi llegada era un oficial de Tropas Especiales (TE) graduado de varios cursos y que había recorrido algunas unidades. A pesar de mi adiestramiento comprendí que la guerra es una escuela donde además de la preparación influyen, a tu favor o en contra, la disciplina y la suerte.
»Durante mi estadía en tierras africanas formé parte de la Brigada 70 de Tanques y fui preparador físico en tiempos de paz. Cuando comenzó la escalada en el sur de Angola soy nombrado jefe de una Compañía de Exploración de Profundidad y con ese cargo comenzaron cambios en mí».
¿Qué cambios?
―Fue la primera vez que dirigí hombres, tuve que ganar en responsabilidad y eso me dejó secuelas. La integridad física de mis compañeros estaba prácticamente en mis manos. Eso cambió mi forma de ver la vida.
¿Recuerda con especial admiración a algún jefe o combatiente?
―Allí conocí al coronel Arturo Ferrer Rubí, jefe de Estado Mayor, un hombre que me impresionó mucho por sus decisiones precisas y por su ecuanimidad en tiempos convulsos. Conocí a Álvaro López Miera, hoy general de cuerpo de ejército y Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), y además un excelente artillero. Sus disparos eran certeros incluso cuando los realizaba con pocos datos.
»Después supe que López Miera fue la misma persona que en 1975 realizó el tiro contra la loma Primer Congreso, una de las acciones que definió el curso de la guerra y un gran éxito de las tropas cubanas. Recuerdo con mucho cariño a todos mis compañeros, que fueron muy valiosos».
Hábleme sobre su obra ¿Qué siente al poner sus vivencias en papel al alcance de cientos de personas?
―El libro recrea la actividad de las TE y ofrece al lector la sensación de estar combatiendo en la trinchera. Muchos me han preguntado si yo era parte de las TE de las FAR o del Ministerio del Interior pero yo respondo que no hay diferencia, éramos las TE del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Tener la posibilidad de combatir bajo sus órdenes me hace sentir muy especial.
»Quisiera que ese libro fuera un referente para los jóvenes. Es importante que sepan de lo que hemos sido capaces, porque en aquel momento nos correspondió a nosotros, pero mañana, si es necesario, será tarea de quienes están hoy en fila. Escribí el libro de forma testimonial pero todo el que lo lea puede hacerlo suyo. Angola es un capítulo glorioso en la historia de Cuba y es mi deber fomentar su estudio para que las hazañas no mueran».
El título del libro es un poco curioso ¿Por qué Baracutey?
―La primera vez que oí esa palabra fue de boca de mi madre de crianza. Me decía que tenía que cuidarme en la guerra porque yo era un baracutey. Después de culminadas las acciones combativas en Angola ella fallece y yo pasé a cumplir otras misiones. Una de ellas fue escoltar al compañero Rogelio Martínez Furé, destacado etnólogo y africanista cubano, durante un evento en la República Bolivariana de Venezuela.
»Al regresar a Cuba nos despedimos, me agradeció por los cuidados y me dijo: Tú eres un baracutey” ¡Imagínese cuantos recuerdos y sorpresas me trajo aquella palabra! Al llegar a mi casa me puse a investigar y supe su significado. Se trata de un árbol robusto y grande que crece en terrenos inhóspitos, y que en África es usado para nombrar a muchachos que, quizás por la juventud y la inexperiencia, son muy impetuosos y un poco indisciplinados, pero en el fondo son muy leales y buenos guerreros.
»Puse ese título por lo que significa para mí, pero creo que en Angola hubo muchos baracuteyes, porque a pesar de la pasión y el ímpetu que traen consigo los años mozos salimos victoriosos».
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