Una flor y un proyectil
Este 28 de enero, justo cuando se cumplió el aniversario 170 del natalicio de José Martí, la cadete Irmaliana Reyes Suárez, de segundo año de la especialidad de Artillería Terrestre en la Escuela Interarmas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias General Antonio Maceo, Orden Antonio Maceo, cumplió un anhelo: integrar la dotación de una de las piezas artilleras que dispararon las 21 salvas desde San Carlos de la Cabaña en homenaje al Héroe Nacional.
Según refiere, ella ha sido siempre de esas cubanas que lee sus libros y lleva flores al busto del Maestro. Sin embargo, en dicha ocasión, teniendo en cuenta sus resultados, los profesores y compañeros de estudio le permitieron integrar la batería que tiene a cargo la conmovedora ceremonia. ¡Cuánto orgullo representa para esta granmense rendirle tributo al Apóstol mediante la especialidad que tanto ama!
A Irmaliana se le nota la alegría por encima del casco protector que ajusta su rostro y el impecable uniforme de campaña que requiere la ocasión. Ahora sus sentidos están bien alertas ante las órdenes de sus compañeros, y el agitado movimiento de las banderas rojas y amarillas que lanzan al aire las informaciones de los jefes. Pero ella no teme, aunque sus manos ya con los guantes blancos colocados, a veces delaten un poco de nervios.
Desde unos minutos antes de las 12 del mediodía ocupa su puesto y repasa mentalmente cada movimiento que debe realizar. Sus ojos inquietos se centran en su obús de 122 milímetros M-30 que ha estudiado en clase. Conocerle hasta el más mínimo detalle le permite desempeñarse mejor.
Ella ha practicado muchísimo. Nada debe salir mal. Se lo debe al Maestro, a la escuela, y hasta a su colega Lázaro Leonardo, quien confía en sus habilidades y la entrena para que sea la próxima jefa de pieza.
Desde lejos, la comunicadora ha dicho la hora y repite la primera orden del jefe a cargo. Pocos segundos la separan del primer disparo. A su alrededor: pasos precisos, movimientos justos, todo se efectúa como lo han simulado en días previos. “La práctica es la madre de la enseñanza y no fallaremos”, comentó con sus compañeros mientras esperaban que el sol estuviera en lo más alto.
Integrar la mejor batería y dotación de ‘la Maceo’, afirma que constituye un honor; por eso cuando retumban los disparos los de su quinta pieza más altos y armonizados. Aunque asegura que el verdadero valor de su desempeño está en lograr un excelente trabajo en equipo. “Así se comparten las alegrías y el orgullo colectivo de poder homenajear a nuestro Héroe Nacional, para que toda La Habana y Cuba lo tengan siempre presente”.
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