Un rescate mambí e histórico

08 de Octubre de 2021

Un sinfín de acciones extraordinarias protagonizadas por los heroicos mambises, dejó la Guerra de los 10 años. El rescate del brigadier Julio Sanguily el 8 de octubre de 1871, es una de ellas.

 

El día anterior al suceso, Sanguily le pidió permiso al Mayor General Ignacio Agramonte para dirigirse a la finca Santo Domingo, donde residía Cirila López, para que le lavaran la única muda de ropa que tenía.

 

Afirman que el consentimiento fue secundado por las siguientes palabras: “Esta bien, puedes ir; pero te advierto, Julio, que el día menos pensado tus audacias te van a poner en manos de los españoles.”

 

Como si lo hubiese presentido. Durante su estancia fue sorprendido por una guerrilla enemiga compuesta por 120 rifleros a caballo. Ante la imposibilidad de escapar, ordenó a sus ayudantes y a las mujeres del rancho que huyeran al bosque. Tras su identificación, los españoles decidieron regresar a marcha forzada hacia Puerto Príncipe con el ilustre prisionero.

 

Al enterarse de lo sucedido, Agramonte se dirigió a sus soldados y les explicó que era preciso rescatar a Sanguily “vivo o muerto, o perecer todos en la demanda”, pues podía ser pasado por las armas al llegar a la villa.

 

Entonces ordenó al oficial Henry Reeve, el Inglesito, que con otros cuatro jinetes rastreara la columna española. En los potreros de la finca La Esperanza, propiedad de Antonio Torres, fue encontrada la tropa mientras se refrescaban alrededor de un pozo.

 

Montado en su caballo Mambí, El Mayor fue acompañado con 35 jinetes de su caballería, considerada la mejor del Ejército Libertador. Juntos, realizaron una acción sorpresiva a filo de machete y a los rayadillos no les dio tiempo organizar ninguna resistencia.

 

Durante la efímera batalla, el sargento español que custodiaba a Sanguily, lo derribó del caballo y lo hirió de un disparo en la mano derecha. Mas el brigadier fue rescatado vivo y con él otros cinco prisioneros. En el campo quedaron sin vida 11 soldados españoles y la caballería mambisa capturó caballos, monturas, balas, revólveres y sables.

 

Ya en el campamento, Agramonte abrazó a Sanguily diciéndole: “Julio, te dije que el día menos pensado ibas a caer en poder de los españoles, pero no creí que fuese tan pronto”.

 

La acción demostró el enorme valor de Ignacio Agramonte y sus hombres, capaces de no dejar a ninguno de sus compañeros desprotegidos por muy difíciles que fueran las condiciones. Además, aumentó la gloria y el temor que le tenían los españoles a la poderosa caballería mambisa.

 

Al referirse a este hecho, nuestro Comandante en Jefe, en la Plaza de San Juan de Dios de la ciudad de Camagüey expresó: “(...) Esta fue sin dudas una de las más grandes proezas que se escribieron en nuestras luchas por la independencia, y ha pasado a ser un hecho de armas proverbial, que en aquel entonces despertó incluso la admiración de las fuerzas españolas (...)”.

  • El rescate del brigadier Julio Sanguily por las tropas del Mayor, es uno de los combates más brillantes de la Guerra de los Diez Años (1868-1878). Fuente: Sitio Web de la Universidad Camilo Cienfuegos

  • Este hecho de armas, puso de manifiesto el resurgir de la disciplina en las huestes insurrectas. Fuente: Sitio Web de la ACN

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