Lecciones de heroísmo y entrega
La celebración del Día de la Rebeldía Nacional de 1979, en la Plaza Mayor General Calixto García Íñiguez, de Holguín, se convirtió en un acto de homenaje a la Revolución Sandinista.
Entonces, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, tras detallarle a los presentes la situación en que se encontraba la hermana nación centroamericana después de un proceso largo y cruento para su pueblo, expresó:
“[…] Se dijo también aquí que hacía falta hacer una gran campaña de educación […] si para realizar esa gran campaña de educación no son suficientes los maestros de Nicaragua, estamos dispuestos a enviarles cuantos maestros necesiten”.
El 5 de noviembre del propio año arribaron por el aeropuerto de Managua los primeros 1200 educadores. Casi el 50% eran mujeres jóvenes, muchas de ellas, madres.
Atrás quedaba la familia, entonces una dura prueba para todos. Sin embargo, venció la certeza de que su labor era necesaria y eso formaba parte también del ejemplo que transmitirían a su descendencia.
La mayor expresión de altruismo y solidaridad que tenían la oportunidad de revelar aquellos maestros, era acompañar al pueblo nicaragüense, en especial a sus niños, en la construcción de un futuro mejor.
Tres años después de iniciada aquella obra humanista, el 16 de noviembre de 1982, Fidel envía una carta de reconocimiento al contingente de jóvenes maestros cubanos internacionalistas. Sus inolvidables palabras permanecen en la historia de solidaridad de nuestro pueblo:
“[…] los maestros cubanos han cumplido cabalmente, con abnegación y grandes sacrificios, la misión encomendada y han escrito páginas heroicas en la lucha contra la ignorancia y el atraso, ayudando a crear cientos de nuevas aulas en los rincones de más difícil acceso del país, a veces tan distantes y sin comunicación, que exigen el esfuerzo de marchar durante días para llegar a ellos. Supieron enfrentarse también a las dificultades propias del medio, trabajando con ardor, junto a los hermanos nicaragüenses, en cuantas tareas fue necesario participar.
”La educación es uno de los valores más preciados del hombre y ustedes están dando su valiosa contribución al desarrollo y consolidación de ese importante aspecto social en la patria de Sandino, donde han dejado una estela de profundo cariño”.
Desde el año 1973, Cuba había iniciado un movimiento de colaboradores internacionalistas que hasta 1990 llegó a sumar más de 20 mil maestras y maestros, labor que se desplegó en 29 países: 4 del Caribe, 17 de África y 8 de Asia.
Pero Nicaragua fue donde mayor presencia de maestros cubanos hubo, llegando a superar los 10 400 y cuya labor se extendió de 1979 a 1984.
Ni las enfermedades, ni los asesinatos de maestros por bandas somocistas impidieron la continuación de la hermosa campaña. Fue fundamental la actitud de educadores, quienes demostraron una altísima sensibilidad ante los problemas de ese pueblo. Era un trabajo arduo que requería de conocimientos profesionales y la decisión para permanecer solos a grandes distancias de sus compañeros de labor.
No fueron pocas las dificultades, los maestros constituían allí el blanco preferido para los ataques pues eran el símbolo de la solidaridad y de la condición de revolucionarios firmes y combativos.
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