Cuando el Poeta Nacional Nicolás Guillén lo evocaba como “[…] el maestro, amigo puro, verde joven de rostro detenido […]”, validaba con su prosa las peculiaridades del joven Conrado Benítez.

No en vano cada noche, mientras estudiaba, el bisoño vislumbraba la posibilidad de aprobar el sexto grado y matricular luego en la Enseñanza Primaria Superior. Sin embargo, durante el día la realidad lo obligaba a trabajar como panadero y limpiabotas para contribuir al sustento familiar.

Tras el triunfo revolucionario supo distinguir horizontes más prometedores. Por ello, con apenas 18 años decidió integrarse al ejército de luz que llevó la alfabetización a los más intrincados parajes montañosos para combatir la incultura que dominaba a la población cubana.

Su gusto por la enseñanza, sus condiciones revolucionarias y ser negro, constituyeron razones suficientes para que aquellos bandidos −alentados y apoyados desde Estados Unidos−, planearan asesinarlo el 5 de enero de 1961.

Ese día, Conrado llevaba entre otros libros, los de Anatomía, Matemáticas y Composición; además de algunos regalos para los alumnos que ya sentía como suyos por el especial compromiso que lo unía a ellos: enseñarlos a leer y a escribir.

El horrendo crimen resultó una de las tantas acciones terroristas con que los contrarrevolucionarios intentaron amedrentar a los campesinos cubanos. Mas, lejos de quebrar las ansias libertarias de los jóvenes, los incitó a continuar luchando contra la incultura.

La muerte del joven maestro no constituyó freno alguno para que el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz continuara con las ideas expuestas en el Programa del Moncada. Así, Conrado Benítez se convirtió en miles de brigadistas voluntarios que tomaron llanos y montañas para desterrar la ignorancia y la oscuridad.

Al portar el nombre del mártir, las brigadas de alfabetizadores coreaban orgullosas su reto a los bandidos: “Somos la Brigada Conrado Benítez, somos la vanguardia de la Revolución, con el libro en alto cumplimos una meta: llevar a toda Cuba la alfabetización…”.