El compadre de Maceo

28 de Octubre de 2022

Famoso por sus cargas al machete. Fotos: Archivo de la Casa Editorial Verde Olivo

En 1872, durante el combate de Guisa, se le inutilizó de súbito el machete mientras batallaba. Allí, cuerpo a cuerpo, solo con las manos, continuó el enfrentamiento contra los soldados españoles. A dos de ellos los puso fuera de escenario de lucha, golpeando cabeza con cabeza en el fragor de la batalla.

 

Por historias como estas, con el tiempo, el nombre de aquel guerrero mambí causaría pavor en las filas peninsulares.

 

Este bravo paladín fue José Quintino Bandera Betancourt, conocido como Quintín Banderas. El hombre que arrastrado por la guerra de independencia iniciada por Carlos Manuel de Céspedes en 1868, se incorporó a la insurrección durante los primeros días y destacó rápidamente por su arrojo en disímiles combates con sus famosas cargas al machete.

 

Tras nacer el 30 de octubre de 1834, su infancia transcurrió en La Villa de El Cobre en Santiago de Cuba. Durante pocos años pudo asistir a la escuela y laboró en diferentes oficios desde muy joven: como peón de albañil, jornalero agrícola y fabricante de carbón vegetal; debido a la extrema pobreza familiar.

 

En su terruño conoció a los hermanos Maceo, Flor Crombet, Guillermón Moncada y otros coetáneos; con quienes compartió el ideal libertario y luego su vida como combatiente.

 

Estuvo presente en la Protesta de Baraguá y una vez terminada la Guerra Grande continuó en contacto con sus antiguos compañeros de lucha. El 26 de agosto de 1879, junto a Guillermo Moncada y José y Rafael Maceo, participó en los sucesos que dieron inicio a la Guerra Chiquita en Santiago de Cuba.

 

Al culminar el levantamiento partieron hacia Jamaica, pero fueron interceptados en alta mar por un cañonero español y luego detenidos y enviados, en un primer momento, a Puerto Rico y, posteriormente, a España. Quintín Banderas permaneció arrestado en España hasta su indulto en 1886, cuando regresó a Santiago de Cuba.

 

Se unió posteriormente a las labores para el alzamiento que José Martí estaba preparando desde el exterior. Participó entre los organizadores que se alzaron el 24 de febrero de 1895 en su provincia natal.

 

El poder de su nombre se extendería como pólvora por toda la Isla como leyenda negra entre los españoles. No en vano el general Antonio Maceo solía bromear: “Yo solo con el nombre del compadre Quintín, soy capaz de tomar La Habana”.

 

Otros principios también lo definirían. Ser antimperialista y antianexionista lo mostró siempre en contra de la ilegal ocupación de la base naval de Guantánamo, contra la Enmienda Platt y a favor del incipiente movimiento obrero cubano.

 

Esas convicciones le ganaron la admiración, simpatía y respeto del pueblo; en tanto afloró el odio y la envidia de Tomás Estrada Palma quien no vaciló solamente en ordenar su ejecución, sino en que lo enterraran en una fosa común, sin nombre, sin flores, para que no pudieran encontrar sus restos.

 

Sin embargo, perpetuo quedaría el nombre del mambí que con una vida plena de sacrificios y sufrimientos, abrazó la causa independentista siendo un hombre iletrado y honró a la Patria batallando durante las tres guerras de independencia de Cuba.

 

  • En su continuo ascenso militar transitó desde cabo hasta el grado de general de división del Ejército Libertador. Fotos: Archivo de la Casa Editorial Verde Olivo

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