Días de julio: primer 26 con Fidel

24 de Julio de 2024

Al triunfar la Revolución en enero de 1959, Manuel Urrutia Lleó1 había sido designado presidente del Gobierno Revolucionario y el 2 de enero, este nombró a Fidel como jefe de las fuerzas de tierra, mar y aire, así como un Consejo de Ministros, en el que seis comandantes del Ejército Rebelde y tres miembros del MR-26-7 alternaban funciones con otros personajes procedentes de una pequeña burguesía intelectual.

 

El 17 de enero, el primer ministro José Miró Cardona2 renunció a su cargo y propuso a Fidel para esa alta responsabilidad, con lo que a partir del 16 de febrero comenzaron a ponerse en práctica medidas de beneficio popular; pero estas tenían que ser firmadas por el presidente y Urrutia cada vez frenaba más el avance: se había convertido en una rémora para la Revolución. Consciente de las dificultades de carácter político que hubiera generado la destitución del presidente, el 17 de julio, Fidel decidió presentar su propia renuncia al cargo de primer ministro.

 

Sin embargo, Cuba no aceptó su renuncia. De muy diversas maneras, el pueblo se manifestaba por el regreso de su líder: los estudiantes se concentraron en la Universidad, el Ejército Rebelde y el pueblo reaccionaron con vigor, así como el Movimiento 26 de Julio, el Partido Socialista Popular y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo. Cuba reclamaba el regreso de Fidel, quien habló ante las cámaras de la televisión para explicar su decisión. En esa comparecencia, expresó: «A la Revolución no renuncio; ni renunciaré jamás».3 Aún se hallaba el líder rebelde en el estudio cuando llegó la noticia acerca de que Urrutia había abdicado. Quince minutos después, el Consejo de Ministros designó como nuevo presidente de la República, por unanimidad, a Osvaldo Dorticós Torrado.4

 

Paralelamente venía preparándose una gigantesca movilización para conmemorar el 26 de Julio en la Plaza Cívica —hoy, Plaza de la Revolución José Martí—. Desde Yaguajay, Las Villas, llegaba una formidable caballería campesina con Camilo y otros oficiales rebeldes al frente: dos mil campesinos con sus sombreros de yarey y el machete al cinto.

 

Mientras, el recién nombrado presidente convocó al Consejo de Ministros para una reunión al día siguiente en la tarde. En ella, el Consejo de Ministros rechazó la renuncia de Fidel. La CTC convocó a un paro, que se realizaría entre las diez y las once de la mañana del 23 de julio. ¡Toda Cuba se detuvo reclamando el regreso de Fidel!

 

A las once de la mañana regresó el bullicio habitual. Las radioemisoras dejaron oír las notas del «Himno de Bayamo» y la «Marcha del 26 de Julio». Para la noche del 24 estaba previsto un juego de pelota, en el que el equipo de los Barbudos se enfrentaría al de la Policía Militar en el Estadio del Cerro, con el objetivo de recaudar fondos para la Reforma Agraria. El equipo de los Barbudos, integrado por miembros del Ejército Rebelde, sería dirigido por Fidel, quien también sería el lanzador. Por el equipo contrario se había anunciado a Camilo. Fue entonces que el rebelde de la sonrisa amplia y el sombrero alón expresó: «Yo no estoy contra Fidel ni en un juego de pelota».

 

En una reunión del Consejo de Ministros que se celebró en el cuartel Moncada a la hora exacta en que había comenzado el histórico asalto (5:15 a. m.), se acordó declarar el 26 de julio como Día de la Rebeldía Nacional y el 30 de julio, como Día de los Mártires de la Revolución Cubana, en homenaje a Frank País. Haydée Santamaría Cuadrado, una de las dos mujeres participantes en la acción del Moncada, hermana y novia de jóvenes asesinados ese día, reclamó el regreso de Fidel «[...] porque así lo quieren los vivos y porque así lo quieren los muertos».5

 

El día 26, a las diez de la mañana, comenzó el desfile de la caballería campesina, junto a fuerzas del Ejército Rebelde, la Marina de Guerra, la Policía y unidades de tanques, secundados por maniobras de la Aviación. ¡Duró más de cuatro horas! Fidel lo presenció, acompañado por el general Lázaro Cárdenas, expresidente de México. Hizo uso de la palabra Osvaldo Dorticós, quien preguntó al pueblo: «¿Desean ustedes o no que ejerza sus funciones de gobierno el doctor Fidel Castro?» Un gigantesco coro respondió «sí» y el presidente concluyó: «[...] por vez primera manda el pueblo que le ordena a Fidel cumplir con su deber».6 Muy poco después, Dorticós anunció la aceptación de Fidel y sus palabras fueron seguidas por una retumbante ovación.

 

Referencias

1 Magistrado, juez de la causa seguida a los moncadistas, donde defendió el derecho de los cubanos a la resistencia armada.

2 Destacado abogado y profesor de Derecho. Presidente del Colegio de Abogados. Se opuso a la dictadura y tras el triunfo de la Revolución fue nombrado primer ministro. Luego de su renuncia fue designado embajador en España; pero abandonó el cargo para sumarse a la contrarrevolución.

3 Cit. por Eugenio Suárez y Acela Caner: Fidel: en el Año de la Liberación, t. III, Casa Editorial Verde Olivo, La Habana, 2006, p. 55.

4 Abogado. Miembro del MR-26-7 con una destacada labor en la clandestinidad. Integrante del primer Gobierno Revolucionario como Ministro de Ponencias y Estudio de Leyes Revolucionarias. Ocupó la presidencia hasta la promulgación de la Constitución de 1976, cuando fue nombrado vicepresidente, responsabilidad que ocupó hasta el momento de su muerte.

5 Cit. por Eugenio Suárez: “Renuncio al cargo, no a la Revolución”, en periódico Granma, 17 de julio del 2009.

6 Ibidem.

  • La caballería campesina, con Camilo al frente, fue la encargada de abrir el desfile. Foto: OAH

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