Abrazar con el alma

12 de Febrero de 2021

Nada ha podido borrar el encantamiento amoroso, eterno y mágico que junto al amor a la Patria vivieron Amalia Simoni e Ignacio Agramonte. Foto: Dunia Cardosa García

Se ensancha el alma de paz, alegría y pasión. Plena de dicha recibe al hijo anhelado, la madre querida, el amigo sincero, la amante deseada, la libertad apetecida…

 

Sensaciones colmadas por un sentimiento indescriptible que hace al hombre feliz y, siendo la felicidad premisa colectiva, entonces llega el amor para matizar los colores de la vida.

 

Bien lo sabía nuestro Apóstol José Martí, que enseña y sugiere: “La única verdad de esta vida, y la única fuerza, es el amor. En el está la salvación, y en él está el mundo".

 

De todos los amores del Maestro mereció Cuba su más profunda entrega, Abdala devino promesa en voz del protagonista: “Acaso crees que hay algo más sublime que la patria?" Dice Abdala: "El amor a la patria es superior a todos los amores. Mi madre llora […] Nubia me reclama […] yo no dudo […] Adiós […] Yo marcho a defender la patria”.

 

Y sí, el amor como plato fuerte en este banquete que es la vida se intensifica y perdura cuando lo acompaña el patriotismo. Por eso fue el móvil que inspiró la pluma de Ignacio Agramonte para escribir un bello epistolario a Amalia Simoni como referente de una de las más hermosas y fascinantes leyendas de amor que transcendió a su época y espacio.

 

En el período de la guerra, esas cartas alcanzaron una trascendencia que perdura por su desbordado amor y ánimo de lucha. En sus propias palabras El Mayor define su sentimiento por Amalia: “Antes faltará el firmamento y el orden universal que sujeta a los astros entre sí, que faltar el amor que a ti me liga […]”.

 

Mas en su bregar inagotable continúa este sentimiento sumando historias ejemplares. El amor que pudiera parecer imposible e inmaterial se salva si se alimenta de buenos detalles, si comparte lo bueno y lo malo. Se salva si permite que, en el pesar, el sufrimiento no sea solo de uno.

 

Y de millones fue el sufrimiento de Gerardo Hernández Nordelo junto a sus cuatro hermanos, todos héroes prisioneros del imperio. Mas la historia de amor que lo une a su esposa, compañera y madre de sus hijos Adriana Pérez O Connor, sobrepasa los caminos trillados y los cuentos de hadas para concretarse en una realidad cotidiana conocida por todos los cubanos.

 

Es preciso sembrar amor en el mundo para salvar la existencia humana y sus relaciones sociales en todos los aspectos de la vida. El presente nos reclama fundirnos en pasión y compromiso para redescubrirlo en el fruto del trabajo duro, en el esfuerzo y pericia por construir y desarrollar un objetivo, tal vez ese que nos involucre a todos por el bien común porque solo el amor impulsa lo imposible y lo hace realidad.

  • Llega el amor para matizar los colores de la vida.Foto: Dunia Cardosa García

  • Más de quince años fueron insuficientes para menguar el amor de Gerardo y Adriana, el prevalece para crear, crecer y seguir con todos. Foto: Internet

Comentarios

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