Fidel y el Che: vencedores de batallas
Desde aquella fría noche de julio de 1955, en México, cuando fueron presentados por Raúl Castro, se forjó una entrañable amistad entre dos grandes hombres de la historia universal: los Comandantes Fidel Castro Ruz y Ernesto Guevara de la Serna, entonces dos jóvenes revolucionarios cargados de sueños.
Raúl ha contado en varias ocasiones que, tras largas horas de diálogo ininterrumpido, en la madrugada ya el Che —con su inconfundible acento argentino—era el médico de la expedición que viajaría en el yate Granma para luchar por la libertad de Cuba.
Muchos años después, en sus conversaciones de cien horas con el reconocido intelectual Ignacio Ramonet, el líder histórico de la Revolución cubana afirmó: «La coincidencia de ideas fue uno de los factores que más me ayudó a mi afinidad con el Che».
Fidel definió al Guerrillero Heroico como «un ser humano extraordinario. Era, además, un hombre de elevada cultura, un hombre de gran inteligencia. Y con cualidades militares también. El Che fue un médico que se convirtió en soldado, sin dejar de ser médico un solo minuto. Hubo muchos combates en los que estuvimos juntos. Yo reunía las tropas de los dos y hacíamos una operación, una emboscada».
La admiración, la lealtad y la confianza que marcaron la hermandad entre los dos eternos guerrilleros fueron recíprocas. El Che escribió de Fidel una cita memorable, que en la voz de Raúl ha mantenido gran fuerza y vigencia hasta la actualidad: «… si nosotros estamos hoy aquí y la Revolución Cubana está aquí, es sencillamente porque Fidel entró primero en el Moncada, bajó primero del Granma, porque estuvo primero en la Sierra, porque fue a Playa Girón en un tanque, porque cuando había una inundación fue allá y hubo hasta pelea porque no lo dejaban entrar, porque tiene, como nadie en Cuba, la cualidad de tener todas las autoridades morales posibles para pedir cualquier sacrificio en nombre de la Revolución».
Ciertamente, en medio de los enormes problemas de la contemporaneidad, es imprescindible evocar constantemente al Che. Es necesario asumir el hilo conductor del pensamiento guevariano, particularmente en la situación que vive América Latina.
Che es un hombre de su tiempo, al que le correspondió actuar en un escenario histórico signado por una época de Revolución. Es un ícono de la justicia y, del hombre nuevo y distinto, con el que tanto soñaba para la humanidad.
En innumerables escenarios,durante las últimas décadas, los cubanos nos hemos preguntado: ¿Qué estarías haciendo hoy Comandante Ernesto Che Guevara? ¿Cuánto hubieran aportado tus acciones y tus palabras para construir el presente y el futuro de Cuba?
Aquellos que lo asesinaron en la escuela de La Higuera, en tierra boliviana, no pudieron matar su legado. Su desaparición física no borró la significación de su vida porque su ejemplo, como expresó el Comandante en Jefe Fidel Castro: «Como semilla caída en tierra fértil, germinó en el clamor y la acción de los pueblos, en la obra de la Revolución que ayudó a forjar, y en las nuevas Revoluciones que surgieron en su tierra americana».
El Che es un hombre con un ejemplo imperecedero que nos convoca cada día a soñar, a crear y a confiar en un ideal. Desde su caída en combate le ha hecho mucha falta a sus pueblos de América que todavía están por lograr la definitiva independencia.

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