Aquí nació Eduardo Saborit.
En los primeros años de la República Mediatizada, instaurada el 20 de mayo de 1902, Campechuela se convirtió en municipio. Esto ocurrió en 1912 y abarcó a otros barrios aledaños.
El territorio siempre fue un bastión de ideas progresistas, criterio sustentado sobre todo en la labor masónica, legado que perdura hasta el día de hoy en los valores de patriotismo, decencia, ética.
Se debe mencionar a Campechuela como centro de movimientos políticos, y cito a la Asociación de Veteranos de las Guerras de Independencia, dado los líderes y altos oficiales mambises nacidos aquí, y con gran influencia en la zona.
Económicamente estaba en la avanzada de esta región sur oriental. Sus principales renglones lo constituían la industria azucarera con tres ingenios; el cultivo y procesamiento del café; la ganadería; la producción de miel de abejas y, como es un poblado costero, la pesca; incluso, en el caso de la apicultura el escudo del municipio lleva un elemento alegórico.
A pesar de eso, socialmente existían muchas diferencias engendradas por la propia república neocolonial bajo la tutela de los EE.UU. Era una sociedad con marginados, pobres, excluidos y desempleados; ya en 1911 tenía más de ocho mil habitantes.
Otra esfera caracterizó a la Campechuela de la República Mediatizada en sus inicios. Y fue el amplio movimiento cultural experimentado por su pueblo, esencialmente en la música que tenía como principales exponentes agrupaciones de pequeño formato: dúos, tríos y cuartetos; una de mayor formato era la Banda Municipal de Conciertos, que destacaba a la localidad entre los poblados de la costa del Golfo de Guacanayabo, por ser la única.
Es precisamente en ese contexto de la mañana de 14 de mayo de 1911, en la calle Caridad No 30, entre Maceo y Céspedes (a unos 150 metros del litoral), todavía entre el aroma de la tierra mojada y la lluvia, que le nació a la familia de Eduardo Saborit Rodríguez, músico y fabricante de órganos, y Pilar Pérez, ama de casa, su vástago: Eduardo Saborit Pérez, quien se convertiría en talento musical del devenir histórico.
No solo había nacido en un ambiente artístico de su poblado, sino porque su padre formaba parte de la Banda Municipal. Factores que junto a su carácter alegre, entusiasta y atento desde muy temprano le fueron tejiendo la inclinación hacia el arte.
En esos inicios de infancia agitada entre familia humilde y, tal vez, diferente al resto de los muchachos de su edad, no fue la guitarra lo que más le llamó la atención, sino los instrumentos de viento como la flauta, siempre apoyado por el maestro de música en la propia casa.
En uno de los recorridos artísticos con su padre llegó a Sevilla, en Pilón. Por allí el muchacho se bañó en una laguna de aguas estancadas y contrajo tifus.
FUENTES:
Entrevista personal al profesor de Historia de Cuba y presidente de la Asociación de Base de la Unión de Historiadores de Cuba (UNHIC) en Campechuela Orlando Pérez Atencio.
Trabajo investigativo "Eduardo Saborit Pérez, Revolución y arte", de la autora Dolores de la Rosa Mesa, técnica en museología del Museo Municipal de Campechuela.
Artículo del periódico Granma con fecha no identificada "Eduardo Saborit, el cantor de la Campaña de Alfabetización", del Indio Naborí, Jesús Orta Ruiz.
Publicaciones de Google en Internet.
-AGRADECIMIENTOS: A la directora del Museo municipal de Campechueal Magalis Corrales Rodríguez, a la museóloga Ana Virgen Fuentes Hernández y al propio Orlando Pérez Atencio.
La convalecencia, tras recomendación médica, le impidió dedicarse al estudio y ejecución de la flauta como instrumento de viento preferido, por ello se dedicó completamente a la guitarra, tenía 14 años.
Poco tiempo después se trasladó con la familia a Niquero, donde continuó su afición a las actividades culturales junto a su padre y a otros músicos de esa zona.
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