Las Fuerzas Armadas Revolucionarias y sus retoños de batas blancas
Son numerosas las historias personales develadas por médicos y profesionales de la salud que caminan dentro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Cuando se trata de una joven doctora de 25 años, retoño de los cultivos de nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, de su ejército de batas blancas, se convierte en acápite reluciente entre muchas anécdotas.
La doctora Gretel Pi Gutiérrez, natural de Manzanillo, provincia de Granma, nace el 5 de septiembre de 1999. Ingresó a las FAR a través de los camilitos de su municipio natal. A partir de ese entonces, no ha hecho más que estudiar para superarse, es capaz de vencer cualquier obstáculo para avanzar y alcanzar sus objetivos, así nos hizo saber en una amena conversación.
A través de una llamada le consulté si estaba de acuerdo en ofrecerme una entrevista para conocer más acerca de su trayectoria y accedió sin vacilar. Una vez frente a ella y llegado el día, pude notar el orgullo que sentía de llevar puesto su pijama de cirujana.
¿Por qué elegiste ser médico militar y qué significa para ti serlo?
—Escogí ser médico militar porque desde pequeña fue mi sueño y el de mis padres, me considero una persona revolucionaria, dispuesta a luchar por los ideales de nuestros próceres, interesada en el bienestar del pueblo cubano y con la convicción de que saldremos adelante pese a todas las contingencias que puedan aparecer».
¿Qué especialidad estás estudiando y por qué?
—Estoy estudiando la especialidad de Angiología y Cirugía Vascular. En el 2do año de la residencia opté por ella, ya que es médico-quirúrgica dedicada a la atención integral preventivo-curativa de la población afectada o en riesgo de padecer las denominadas enfermedades vasculares periféricas».
¿Qué aspiraciones tienes dentro de tu profesión?
—Como médico militar estoy dispuesta a prestar ayuda solidaria en cualquier parte del mundo así como a cualquier territorio de nuestro país, manteniendo siempre los principios que caracterizan a un galeno y a un oficial de la Fuerzas Armadas Revolucionarias con el deseo de hacer cumplir el internacionalismo, el humanismo y la solidaridad con los pueblos hermanos. Aspiro a convertirme en un buen médico militar y poner mis modestos conocimientos al servicio de la Patria, en aras de conseguir un mejoramiento en la salud fundamentalmente cubana».
¿Qué crees de la labor de la mujer dentro de la medicina?
—A lo largo de la historia las mujeres han desempeñado un papel importante en la atención de la salud, como curanderas, herbolarias, parteras, médicas, líderes espirituales y muchas otras funciones; hoy en día hemos desarrollado mejores y más eficientes vías de comunicación con padres, pacientes y familiares, nos desenvolvemos en medios que promueven la persecución de nuevas metas, desafíos laborales que demandan nuestra atención completa, llevándonos a un nivel alto de autoexigencia para sacar adelante nuestros objetivos.
»Trabajo actualmente en el Instituto Nacional de Angiología y Cirugía Vascular. Al terminar los cuatro años de mi residencia me incorporaré al Hospital Luis Díaz Soto, (Hospital Naval).»
¿Qué opinas sobre este pensamiento martiano desde tu posición como mujer y doctora?
«Es la medicina como el derecho, profesión de lucha; necesítase un alma bien templada para desempeñar con éxito ese sacerdocio; el contacto de las diarias miserias morales y materiales, el combate con la sociedad y con la naturaleza, hacen mal a las almas pequeñas, mientras que es revelación de cosas altas en almas altas y hermosas».1**
—Considero que nuestro Apóstol hace referencia a la conexión entre la medicina y el derecho, destacando que ambas son profesiones que requieren un compromiso fuerte y una lucha constante. La comparación implica que, así como los abogados defienden la justicia, los médicos luchan por la salud y el bienestar de las personas. Resalta la necesidad de fortaleza emocional y moral para enfrentar los desafíos que conllevan estas profesiones, a pesar de las dificultades y sufrimientos que deben confrontar a diario, lo que puede ser abrumador para quienes no tienen una gran fortaleza interna. Además, sugiere que estas experiencias pueden afectar negativamente a quienes son más vulnerables: almas pequeñas, mientras que para aquellos con un carácter fuerte y noble, estas vivencias pueden ser una fuente de inspiración y crecimiento personal».
La joven enfatiza la importancia de la resiliencia y la nobleza de espíritu en las profesiones de lucha como la medicina y el derecho, sugiriendo que solo aquellos con una gran fortaleza pueden realmente prosperar y encontrar significado en su trabajo.
Bibliografía
1*- José Martí. Obras Escogidas. 3ra ed. t1,2,3. La Habana: Emp Gráfica “Juan Marinello”; 2002 (Colección textos martianos). [ Links ]
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