En su abrazo protector
Exteriorizan su amor cuando una noticia les remueve ese sentimiento, aún, sin ser los portadores de un vientre con otra vida. Una existencia que es posible también gracias a ellos.
En breve, su nueva categoría es el primer vocablo que pronuncia la mayoría de los infantes: papá. Entonces las madres muestran una risa inexplicable, como quien espera en el fondo que sean otras las cuatro letras. Pero la ciencia interviene y justifica que es la fonética y la fácil pronunciación de la letra p.
Y el nuevo padre se vuelve más alegre. Comprende al fin el amor que sus progenitores sienten cuando la vida les regala un hijo. Son los hijos el motor impulsor de las proezas cotidianas que realizan muchos hombres. Desde que nacen sus pequeños los ven como motivo de inspiración.
Mas, sobrevienen retos: ser el espejo en el cual mirarse; colegas de juegos y travesuras, sin olvidar la responsabilidad que desempeñan; apoyo incansable, oído afinado y cofre seguro de millones de revelaciones para guiar los siguientes pasos de los críos, incluso cuando estos ya son mayores y los han convertido en abuelos.
En ese acompañamiento está el que busca a la hija cuando aún no ha llegado a casa después de la salida; el que quiere conocer al novio para calar sus intenciones; el que aconseja al adolescente tras el primer enamoramiento. Hombre seguro en momentos difíciles, con saberes inagotables para muchas dudas.
Algunos más tachados a la antigua, otros más desenfadados y hasta los contemporáneos, pero sencillamente cada uno, a su modo, es el padre que se necesita para crecer confiados en cómo queremos ser. Entonces, cuando un hijo lo besa y abraza, sobreviene un orgullo enorme que indica que se está ejerciendo bien la paternidad.
Ídolos de casa que velan por el bienestar de los suyos. Héroes para los niños, el príncipe de las niñas; son los padres horcón y abrigo para una familia. Y cuando no esté, cuando no sea constante la presencia física; o la separación sea inaplazable; el verdadero padre se hace presente, porque ninguna ruptura es lo suficientemente fuerte, como para desenlazar el vínculo que se tiene con los hijos.
Los padres cubanos saben de modas, deportes, bailes…compensan sus añoranzas con los éxitos que alcanzamos, hacen de nuestra llamada un beso y de una postal el mejor de los regalos.
El tercer domingo de junio es solo una fecha que nos propone darles siempre nuestro afecto y demostrarles que los tenemos presentes. Para los biológicos o de crianza, para los presentes y los que ya no están, para todos los buenos padres, sea esta una jornada en la que no falte su abrazo protector.
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