Fidel nos conduce
En el altar de la Patria una tarja de mármol verde destaca una inscripción de cinco letras en bronce, con el nombre del revolucionario de todos los tiempos: Fidel.
El hombre cuya talla y dimensión mundial se maximizaron desde el 25 de noviembre de 2016, cuando inició su paso a la inmortalidad.
Del dolor colectivo vivido por esos días emergió un pueblo agradecido que aseguró a una sola voz ser Fidel y aún repite en primera persona la consigna que hizo eco en toda la Isla.
Y es que su legado va más allá de las generaciones presentes y se perpetúa en la memoria de la nación por ser guía indiscutible para todos los revolucionarios, en este azaroso camino de preservar las conquistas logradas por encima de cualquier adversidad.
El homenaje al eterno Comandante en Jefe será siempre serle fiel a sus ideas y principios, cuya materialización se palpa en la hermosa obra humana que legó y que enaltece a nuestra Patria como un continente, por la visible solidaridad que ha esparcido por todo el mundo.
A cinco años de aquel amanecer fatídico en el que los cubanos nos levantamos con la noticia de su muerte; sentimos la presencia de Fidel tan viva como la Cuba que renace y es abrazada por él.
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