“Una de las cuestiones por las cuales juzgarán a nuestra Revolución en los años futuros será la forma en que hayamos resuelto en nuestra sociedad y en nuestra Patria los problemas de la mujer”.

Fidel Castro Ruz

Vladimir Ilich Lenin planteó con mucha fuerza en su obra La emancipación de la mujer que para que una revolución avance y se desarrolle resulta indispensable la participación femenina. Al tanto de la veracidad de esta tesis leninista, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruzcreó en septiembre de 1958 el pelotón femenino Mariana Grajales.

Esta unidad de combate del Ejército Rebelde surge, además, por solicitud de las mujeres que ya llevaban tiempo en la tropa y no habían tenido la oportunidad de luchar con las armas en la mano. Acudir a las montañas y combatir era, por aquellos tiempos, el anhelo de todo joven revolucionario independientemente de su sexo, por eso su fundación constituyó un momento extraordinario para la defensade la Patria.

Quedaron atrás los estereotipos de la época para dar paso a increíbles historias de resistencia, heroicidad y fuerza ante las duras condiciones de la vida en campaña. Aquellas muchachas se sobrepusieron a disímiles obstáculos y mantuvieron en todo momento la confianza que se depositó en ellas, logrando gran éxito desde el primer enfrentamiento armado.

Desde Santiago de Cuba, en su primer discurso a la nación, el líder de la Revolución Cubana expresó: “La mujer en nuestro frente es un sector que necesita ser redimido […] Y organizamos las unidades de mujeres, que demostraron que pueden pelear. Cuando en un pueblo pelean los hombres y pueden pelear las mujeres, estos pueblos son invencibles”.

“El concepto de lo femenino comenzó a cambiar el día que triunfó la Revolución. Empezaron a perder terreno los prejuicios”.

Yolanda Ferrer

El fin de la dictadura trajo consigo el despertar de la mujer en Cuba. Habían participado en la lucha clandestina y armada, por lo que comenzaron a sentir que su papel ya no era exclusivamente la atención de la casa o el cuidado de los hijos. Se abría todo un diapasón de posibilidades del que podían formar parte.

Al analizar los años transcurridos desde ese momento,resulta evidente la superación femenina y la consecuente incorporación de la mujer en todos los frentes de trabajo y participación en las tareas de la Revolución. Junto al entusiasmo extraordinario de la victoria,se descubrieron a sí mismas y comprendieron los roles que les correspondían en la nueva sociedad.

Para lograr este cambio de mentalidad fue necesario romper siglos de atraso, llenos de tradiciones y prejuicios arraigados, concepciones caducas y predominantes, y las ideas de un régimen de clase que durante décadas impuso la discriminación de género.

“En el proceso de la lucha revolucionaria en Cuba, las mujeres vislumbraban mayores posibilidades, aún antes del triunfo…Cuando se produce una revolución profunda, la mujer, que ha estado oprimida por milenios, quiere participar”.

Asela de los Santos

Entre todas las esferas,la defensa de la Patria continuaba siendo un tabú. Existía el precedente de las mujeres combatientes en la Sierra Maestra, y una generación nueva, demasiado joven para haber participado en la lucha contra la dictadura. Ambas se lanzaron de lleno a las batallas sociales que acontecían, y fue su unión entrelazada lo que aseguró la presencia, energía y disciplina de las féminas en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR); Se convirtieron en luchadoras con el propósito de edificar una sociedad en la cual la igualdad de género pudiera ser una realidad.

El posterior nacimiento de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) el 23 de agosto de 1960, bajo la dirección de Vilma Espín Guillois, repercutió como el eslabón principal de la integración social de la mujer. Su presidenta, que gozaba de gran prestigio y respeto, recalcó en una ocasión que en aquellos momentos no se usaban los términos “liberación”, “emancipación” o “igualdad”, sino “participación”.

Su apoyo resultó definitivo para la incorporación de la mujer en las FAR, y demostró el amplio alcance de sus capacidades al ubicarlas no solo en trabajos de servicios, sino en perfiles técnicos y de mayor preparación.

“La participación de la mujer en la defensa de la Patria es una demostración de la elevación de su conciencia política. Esto ha llevado a muchas mujeres también a participar en misiones internacionalistas”.

Vilma Espín

Y de repente estaban en todas partes cumpliendo cualquier función. Hoy se recuerda con gloria la participación femenina durante la invasión mercenaria por Playa Girón y en los dramáticos días de la Crisis de Octubre.

En 1980, cuando surgió la necesidad de crear las Milicias de Tropas Territoriales, la creación del frente FMC-FAR impulsó la integración de un millón de compañeras, y de esta forma la decisión de otorgarles puestos permanentes dentro de la institución armada en las líneas técnica y de mando.

La Brigada de la Frontera fue un dulce fruto para la lucha por la igualdad. Por primera vez las mujeres tenían posibilidad de velar por la seguridad del suelo patrio desde los límites del territorio ocupado por la Base Naval norteamericana en Guantánamo.

Otro hecho a resaltar resultó la fundación del Regimiento Femenino de Artillería Antiaérea, que cumplió misiones internacionalistas en tierras africanas y permitió a las mujeres que lo integraban imprimir su nombre en la historia,al ser portadoras de valores tan representativos como la disposición a defender su patria y la solidaridad con otros pueblos.

En el primer Ejercicio Estratégico Bastión se puso de manifiesto, una vez más, un continuo interés por saber exactamente cuál era su posición de lucha. La concepción de la Guerra de Todo el Pueblo perfiló métodos y proyectos en los que cada uno de los integrantes de la población pudiera tener un medio, un lugar y una forma para el combate.

En la actualidad resulta un hecho de total normalidad que una mujer forme parte de la vida militar. Numerosas opciones, entre las cuales resaltan la formación en escuelas militares y el Servicio Militar Voluntario Femenino, permiten, sobre todo a las jóvenes, encausar su rumbo a un oficio tan sacrificado como la defensa de la nación.

Con distintos perfiles dentro de la institución armada, es cada vez más notoria la seriedad y dedicación que ofrecen a su trabajo. Ellas se saben herederas de una estirpe de guerreras mambisas, y no olvidan la influencia de las que, un poco más cerca de su generación, les dieron voz para adentrarse en un mundo tradicionalmente dominado por hombres.

Entre esos nombres destaca el de Vilma Espín Guillois, la heroína popular con innumerables cualidades personales, que pasó a la historia como la mujer que nos enseñó que las palabras “defensa” y “Revolución” también se escriben en femenino.