Ciencia y defensa van de la mano
La ciencia cubana es una obra genuina de la Revolución y del pensamiento visionario del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Antes de 1959 había en el país un millón de analfabetos aproximadamente, apenas cuatro estaciones experimentales y solo tres universidades. Además, no existía presupuesto gubernamental destinado a programas de investigación.
Entonces se inició un sostenido trabajo para fomentar la actividad científica y tecnológica. A lo largo de estos sesenta años muchos han sido los aportes brindados por los técnicos, ingenieros... algunos aún están siendo aplicados.
Con el objetivo de acreditar los resultados de los investigadores y regular su proceso de formación y desarrollo, el Presidente de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC) designó a la Comisión Nacional para el otorgamiento y pérdida de las categorías científicas. Estas se establecen en el Decreto-Ley 104/88 del Consejo de Estado, en su Capítulo III, Artículo 9.
Desde 1985 las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) ejecutan anualmente el proceso de categorización científica. Hasta la actualidad, alrededor de mil de sus integrantes han obtenido alguna de las cuatro categorías básicas.
En los últimos años más de doscientos compañeros han alcanzado esta condición, procedentes fundamentalmente de las entidades de Ciencia, Tecnología e Innovación, empresas, hospitales militares centrales, entre otros. «Entre las áreas del conocimiento más abordadas están las ciencias militares, técnicas, biomédicas, pedagógicas, jurídicas, históricas, filosóficas y políticas. El aumento paulatino del potencial científico es para nosotros una prioridad», refirió el doctor en Ciencias Técnicas y Profesor Titular Eives Navarro Lorenzo, secretario de la Comisión Central de Categorías Científicas de las FAR.
Los graduados de nivel superior, que durante sus estudios de pregrado alcancen un promedio igual o por encima a cuatro puntos, constituyen la cantera para optar por una de las categorías de investigador. Estos no solo provienen de las diferentes universidades del país, sino también de las Instituciones Docentes de Nivel Superior de las FAR.
Un futuro de hombres de pensamiento
Nuestra Isla cuenta con una política en aras de fomentar la actividad científico-técnica en todas las esferas de la economía. El Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, ha destacado en múltiples ocasiones su importancia.
Entre sus ideas se destacan: «aprovechar al máximo nuestro potencial y capacidades tecnológicas y buscar en ellos la solución a los problemas que así lo requieran. Además, persigue convertir la ciencia en un fenómeno masivo, pues de ella emergen el talento y las mejores ideas».
Con el objetivo de estimular la labor de los científicos de las FAR con resultados relevantes, se otorgan el premio Academia de Ciencias de Cuba y la Orden Carlos J. Finlay. Esta última ha
sido concedida a 59 compañeros y 15 entidades, en reconocimiento a valiosos aportes al progreso de la ciencia.
La institución armada está representada en la ACC por el coronel Julio Ernesto Lanza Rodríguez, doctor en Ciencias e Investigador Titular, y director de la Empresa Militar de Proyectos de la Investigación.
En este sentido, el general de brigada Arnaldo Tamayo Méndez, Cosmonauta Investigador, Héroe de la República de Cuba y Académico de Honor, en el Pleno de la ACC, celebrado en marzo de 2018, anunció que donaría a dicha institución la Medalla de la Ciencia Espacial y su diploma acreditativo, otorgados por la Unesco en París, en reconocimiento a sus aportes a la Cosmonáutica mundial.
Trabajar en la instrumentación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución orientada a la actividad científica y tecnológica resulta de importancia
para la actualización de nuestro modelo económico.
Como dijera el Líder Histórico de la Revolución Cubana: «El futuro de nuestra Patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia».
Algunos resultados del campo científico-técnico en las FAR
• Modernizaciones tecnológicas al material de guerra para incrementar su movilidad, eficiencia, vitalidad, posibilidad de lucha de forma prolongada y mejorar sus cualidades combativas.
• Informatización, digitalización y automatización de los procesos del mando, la dirección, el cifrado, el desarrollo de software y la ciberseguridad. Modernización y producción de los medios de comunicación.
• Elaboración de bases teóricas para perfeccionar el Arte Militar Cubano y el empleo combativo de las armas y aseguramientos.
• Desarrollo y perfeccionamiento de la base reglamentaria, la base material de estudio, el diseño y construcción de simuladores y entrenadores, la elaboración de propuestas pedagógicas y de ciencias sociales para la preparación del personal.
• Elaboración de nuevas tecnologías para la conservación del material de guerra, la remotorización, el diseño y fabricación de medios de transporte.
• Diseño y obtención de resultados para la caracterización, monitoreo y acondicionamiento del Teatro de Operaciones Militares.
• Elaboración de nuevos procedimientos médicos y desarrollo de la Medicina Natural y Tradicional.
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