Un hombre puede ser destruido, pero no derrotado

27 de Julio de 2024

Foto: Granma

Aún recuerdo la noche en que Chávez se despidió del pueblo cubano, quizás del mundo... Los médicos le habían confirmado que el cáncer que padecía estaba en su último estadio, que muy pronto iba a morir… Sufría física y emocionalmente: era un hombre que decía adiós a la vida y los sueños, consciente de que dejaba una obra inconclusa, destrozado por la enfermedad, pero entero. Me recordó al viejo pescador de la novela de Ernest Hemingway y el eterno mensaje de esa obra: «Un hombre puede ser destruido, pero no derrotado».

 

Un poquito de historia

 

Como casi todos los países de la América nuestra, a lo largo del siglo xx, Venezuela sufrió una sucesión de gobernantes que no resolvían los problemas fundamentales de la nación. Carlos Andrés Pérez Rodríguez (1974-1979 y 1989-1993) adoptó un conjunto de medidas antipopulares, que provocaron el estallido de la población y la violenta represión del ejército, hechos conocidos como «el Caracazo» (1989). En 1992, hubo dos insurrecciones militares, una de ellas, lidereada por Hugo Chávez Frías, se proponía tomar la capital; pero fracasó. Una nueva intentona derrotó a Pérez y llevó al poder a Rafael Caldera (1994-1999), quien tampoco solucionó las cuestiones que afectaban al pueblo.

 

En 1998, Hugo Chávez, candidato del Movimiento V República, ganó ampliamente las elecciones y, de inmediato, convocó a un referendo para decidir si se cambiaba la Constitución. La nueva carta magna, aprobada en otro referendo, comenzó una etapa diferente en la República Bolivariana de Venezuela. La política interna del nuevo presidente estaba expresada en las misiones: Robinson I y II (alfabetización y sexto grado), Ribas (bachillerato), Sucre (estudios universitarios), Milagro (recuperación de la visión), Barrio adentro (asistencia médica gratuita), Vuelvan caras (formación de obreros calificados), Mercal (mercados populares con precios asequibles): en pocas palabras, salud, educación y trabajo para todos.

 

Tales medidas propiciaron los sangrientos sucesos ocurridos entre el 11 y el 13 de abril del 2002, en los que una minoría antinacional pretendió robar los sueños del pueblo. Los golpistas secuestraron al presidente, eliminaron el nombre de Bolívar de la Constitución, asaltaron la embajada de Cuba…; pero desde el mediodía del día 13, un torrente de pueblo hizo valer su fabulosa fuerza para rescatar la legalidad y salvar la Revolución.

 

Chávez y la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA)

 

En su política exterior, el mayor aporte de Chávez, fue la creación del ALBA, institución que defiende la soberanía de nuestros pueblos y promueve la solidaridad y el desarrollo sostenible. La propuesta fue lanzada en las III Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno, celebrada en la isla Margarita, en diciembre del 2001.

 

El 13 de diciembre de 1994, Chávez había llegado a Cuba por primera vez. Al pie de la escalerilla del avión lo esperaba Fidel, y ambos líderes se abrazaron. Diez años después, Fidel y Chávez fundaron el ALBA, una alianza entre naciones hermanas, que el propio líder de la Revolución Bolivariana afirmó que «nació de aquel primer abrazo». Nació el 14 de diciembre del 2004 en La Habana, mediante una Declaración Conjunta de Hugo Chávez, presidente de la República Bolivariana de Venezuela, y Fidel Castro, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba.

 

La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) es una plataforma de integración latinoamericana y caribeña, histórica e inédita, con énfasis en la dimensión social, basada en la solidaridad, la justicia y la cooperación.

 

El hombre y su obra

 

Este 28 de julio se cumplen 70 años del natalicio de Chávez. De no habérnoslo arrebatado la muerte, sería hoy un hombre pleno. Sin embargo, aunque la muerte lo destruyó físicamente, no pudo derrotarlo, pues ahí está su inmenso legado de obras e ideas.

 

Chávez apoyó la cooperación de la América continental y el Caribe, y jugó un papel decisivo en la creación de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA), el Banco del Sur y la red de televisión regional TeleSUR. Encabezó, además, un proceso social que renovó el pensamiento de Simón Bolívar: la lucha por la independencia, la unidad de la nación latinoamericana y la justicia social y rescató la lucha contra el imperialismo estadounidense que, apoyado en la Doctrina Monroe, que pretendía hacer de nuestra América, su patio trasero. Impulsó un proceso popular latinoamericano contra el neoliberismo.

 

Por eso, aunque no esté, está. Como bien escribió Hemingway, «Un hombre puede ser destruido, pero no derrotado».

 

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