¿Por qué el Moncada?
Los enemigos de la Cuba revolucionaria se esfuerzan por demostrar que la Revolución fue innecesaria, que la Cuba de los años cincuenta era un paraíso, que Fulgencio Batista Zaldívar fue un buen presidente, quien, entre otros aportes, propició un gran desarrollo constructivo del país. La inmensa mayoría de los cubanos consideramos el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes como la gran clarinada que llevaría a la insurrección armada y la conquista de la independencia y la soberanía nacionales. ¿Quién tiene la razón?
Tras la revolución que «se fue a bolina»¹ y los breves gobiernos que le siguieron, entre 1944 y 1952 subieron al poder los auténticos Ramón Grau San Martín (1944-1948) y Carlos Prío Socarrás (1948-1952), cuyos mandatos estuvieron caracterizados por la corrupción y el gansterismo, así como por el recrudecimiento de la represión al movimiento obrero y campesino. En esta etapa, fueron asesinados Niceto Pérez García,² Jesús Menéndez Larrondo,³ Miguel Fernández Roig,⁴ Aracelio Iglesias Díaz⁵ y Sabino Pupo Milián.⁶
Grau había arribado al poder con un enorme prestigio, derivado de las medidas de beneficio popular⁷ aprobadas durante el llamado Gobierno de los Cien Días, las que, en verdad, habían sido impulsadas por el ministro de Gobernación Antonio Guiteras Holmes.⁸ Sin embargo, muy rápido, su popularidad se trastocó en decepción a causa del auge de la corrupción y el gansterismo.
El caso más sonado estuvo relacionado con el ministro de Educación José Manuel Alemán Casharo, favorito de la primera dama Paulina Alsina de Grau, quien se beneficiaba de los negocios sucios de Alemán y recibía enormes dividendos por concepto de botellas⁹ y también a cuenta de la Renta de la Lotería, enviados por el ministro de Hacienda. Se calcula que la fortuna amasada por Paulina fue superior a los veinte millones.
En cuanto a Alemán, el Congreso de la República hizo varios intentos por pedirle explicaciones; pero el tema no llegó a discutirse por la protección de Grau. Entre mucho viene y va, Eduardo Chibás Rivas¹⁰ y otros senadores presentaron otra moción de condena al gobierno y de desconfianza contra todo el gabinete, cuya dimisión se demandó; pero el mandatario maniobró con la renuncia del Consejo de Ministros en pleno para impedir que «los trapos sucios» se lavaran en público. Y casi de inmediato nombró de nuevo a Alemán; posteriormente, ante otra moción de desconfianza del Senado contra el ministro, este presentó su renuncia; pero Grau lo nombró en el acto ministro sin cartera. Con ello demostraba su desprecio hacia la voluntad popular. Cuando Alemán se fue del país, solo en inversiones en la Florida, tenía acumulada una fortuna de más de doscientos millones de dólares.
Durante el mandato de Grau, el 15 de septiembre de 1947 tuvo lugar la matanza de Orfila, en Marianao, violento combate, cuyo saldo fue de seis muertos y numerosos heridos. «La matanza de Orfila puso al descubierto […] la impunidad de las bandas, su influencia en los cuerpos policiacos y sus estrechos vínculos con el gobierno».¹¹
En cuanto a Prío, su gobierno mantuvo e incrementó la corrupción y el gansterismo; además aupó al funesto Eusebio Mujal Barniol¹² como dirigente sindical; durante su mandato se recrudeció la represión al movimiento obrero y sus representantes. El propio Fidel presentó una denuncia contra Prío ante el Tribunal de Cuentas de la República, la cual fue publicada en el periódico Alerta: «Al Tribunal de Cuentas acudo en patriótica llamada. Cuba convertida en tierra de caínes feroces, camino del suicidio, hecha garito y antro de unos cuantos desenfrenados, vuelve desesperada sus ojos para pedir de Uds. el milagro que pueda salvarla del derrumbe constitucional y moral que la amenaza».¹³
Las contradicciones internas en la sociedad cubana se agudizaron tras el golpe de Estado protagonizado por el sargento devenido general Fulgencio Batista el 10 de marzo de 1952, a dos meses de unas elecciones en las que, sin dudas, triunfaría el Partido Ortodoxo, a pesar de la muerte de su líder Eduardo Chibás.
Ciertamente, florecían las construcciones en repartos exclusivos como Miramar y nacían numerosos bares, casinos de juego, clubes y hoteles de lujo como el Nacional o el Capri; todo ello con la intención de convertir a La Habana en «Las Vegas de Latinoamérica», por supuesto, con el apoyo de gánsteres como Sam Giancana —amigo personal de Batista—, Frank Costello, Lucky Luciano o Meyer Lansky. En contraste, se evidenciaba la crítica situación del pueblo y, en particular, del campesinado cubano.
Jorge Mañach Robato,¹⁴ tras el asalto a la Universidad del Aire,¹⁵ marchó al exilio y se radicó en España, desde donde escribió el ensayo «El drama de Cuba», publicado en la revista Cuadernos, pero censurado durante la dictadura, el cual volvió a ver la luz en la revista Bohemia, en 1959. El texto caracterizaba la situación de Cuba tras el golpe de Estado:
«[…] Crecía la agitación a ojos vistas, y la represión en pareja medida. Los partidos adversos al Gobierno no tenían libertad para reunirse o manifestarse […] Hervía el descontento en las calles. Un aparato policiaco sin escrúpulos crecía desmesuradamente, asistiéndose de todo género de violencias […] Las cárceles se iban llenando de presos políticos. Grupos de esbirros en traje civil extremaban la opresión del gobierno que a sí mismo se había dado como lema “Trabajo, Paz y Progreso” […] la Universidad de La Habana y la Universidad del Aire se vieron allanadas, asaltados y vejados sus docentes. La primera de estas instituciones era un foco de rebeldía estudiantil […] Cuando los estudiantes se desbordaban de la colina que el plantel ocupa en el centro de la ciudad, eran apaleados sin contemplaciones por la policía. En una de esas refriegas murió la primera de la que iba a ser una larga lista de víctimas estudiantiles».¹⁶
Con respecto al Partido Ortodoxo y la emergente Juventud Ortodoxa, lidereada por Fidel, explicó Mañach:
«El que entonces parecía aún contar con más respaldo popular, el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), muy minado ya de discordias desde la muerte de su fundador, se había dividido en tres fracciones […].
»Inconforme […] se separó de ese partido el joven líder juvenil [sic] Fidel Castro […] Un buen día, en el mes de julio de 1953, corrió por La Habana como un reguero de pólvora la noticia de que el cuartel Moncada, baluarte del Ejército en Santiago de Cuba había sido asaltado por elementos civiles uniformados».¹⁷
De acuerdo con la opinión del propio Mañach: «[…]
El episodio del Moncada sacudió a la opinión pública […] el coraje mostrado en el intento enardeció los ánimos, sobre todo, entre la juventud […] En el proceso que oportunamente se les siguió a los asaltantes, Fidel Castro —que tenía título de abogado— se defendió a sí mismo. Sus declaraciones en el juicio oral fueron una catilinaria de encendida elocuencia que le ganó las simpatías […] El régimen tomó uncarácter más militarizado que nunca. Suspendidas las garantías, censurada la prensa, las detenciones y registros se multiplicaron. Las cárceles estaban llenas».¹⁸
El ejemplo del Moncada no tardaría mucho en verse imitado y se sucedieron el asalto al cuartel Goicuría, en Matanzas (29 de abril de 1956); el levantamiento armado de Santiago de Cuba (30 de noviembre de 1956), que debió haber coincidido con el desembarco del Granma (2 de diciembre de 1956), el cual conllevaría al inicio de la lucha guerrillera en la Sierra Maestra; el asalto a Palacio y la toma de Radio Reloj (13 de marzo de 1957) y el levantamiento de Cienfuegos (5 de septiembre de 1957), que reveló las grietas en la supuesta «unidad monolítica» del Ejército, entre muchas otras acciones que evidenciaron la decisión popular en derrotar la tiranía.
A la vez se agudizaba la represión. Proliferaron los Esteban Ventura, Pilar García, Rolando Masferrer, Salas Cañizares, Fermín Cowley, Conrado Carratalá, Orlando Piedra y Alberto del Río Chaviano. Solo algunos, quizás los más «famosos» torturadores y asesinos de Batista. Las madres cubanas vivían en perenne preocupación por las vidas de sus hijos.
Basta esta mínima información para comprender por qué los cubanos de la generación del centenario se alzaron en armas para derrocar el régimen existente y por qué la Revolución triunfante desde entonces lucha y trabaja para construir un país mejor y nunca retornar a aquel pasado al que el imperio y sus odiadores insisten en llevarnos y que, en las actuales condiciones, sería más despiadado aún.
Referencias:
1 Raúl Roa García, Canciller de la Dignidad, llamó así a la revolución del 33 frustrada por la injerencia yanqui.
2 Líder de la Confederación Campesina, en cuyo honor la Revolución promulgó la primera Ley de Reforma Agraria el 17 de mayo, pues ese día, pero de 1946, ocurrió el crimen.
3 Combativo líder azucarero comunista, que logró medidas de beneficio popular y para la economía nacional, como el Diferencial Azucarero, la Caja de Retiro Azucarero y la Cláusula de Garantía, entre otras. Su asesino, el capitán Joaquín Casillas Lumpuy, fue recompensado con un ascenso.
4 Líder sindical tabacalero.
5 Líder portuario de filiación comunista.
6 Líder campesino.
7 Entre ellas, la jornada laboral de ocho horas, la rebaja de los precios de artículos de primera necesidad, la rebaja de la tarifa eléctrica y su proyecto antimperialista asociado a la nacionalización de la Compañía de Electricidad.
8 Figura cimera del proceso revolucionario de los treinta. Combatió contra la tiranía de Machado y tras su derrocamiento, asumió el cargo de secretario de Gobernación, Guerra y Marina en el primer gobierno de Grau. Derrotado este, pasó a la clandestinidad y fundó la organización Joven Cuba. Fue asesinado en El Morrillo, Matanzas, el 8 de mayo, cuando se disponía a salir del país para poner en práctica el plan insurreccional de la organización.
9 Se llamaba así al hecho de ocupar una plaza y devengar un salario, sin realizar el trabajo de dicha plaza.
10 Destacado combatiente antimachadista. Militó en el Partido Auténtico y fue delegado a la Asamblea Constituyente de 1940, representante a la Cámara y senador. Decepcionado por el rumbo reformista y la corrupción del autenticismo, fundó, en 1947, el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), que movilizó a grandes sectores populares en torno a un programa democrático. Durante una de sus frecuentes trasmisiones radiales, en un dramático discurso conocido como «el último aldabonazo» no pudo presentar las pruebas sobre la corrupción del gobierno y se disparó a sí mismo (5 de agosto de 1951). A consecuencia de esa herida, falleció el día 16.
11 CEMI: Historia militar de Cuba. Segunda parte (1899-1958), t. 1, vol. 2, Casa Editorial Verde Olivo, La Habana, 2011, p. 176
12 Líder obrero reformista y anticomunista de origen catalán, nacionalizado cubano, principal figura del divisionismo en el movimiento obrero cubano. Fiel servidor de los gobiernos del autenticismo; después del golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, se unió a Batista.
13 Fidel Castro: «Hago a Prío responsable de nuestra tragedia ante la historia de Cuba», en periódico Alerta, La Habana, 4 de marzo de 1952, en Fidel Castro: Antología de documentos y discursos, Oficina de Asuntos Históricos, La Habana, 2016, p. 42.
14 Líder obrero reformista y anticomunista de origen catalán, nacionalizado cubano, principal figura del divisionismo en el movimiento obrero cubano. Fiel servidor de los gobiernos del autenticismo; después del golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, se unió a Batista.
15 Programa radial de 1932 para difundir la cultura y despertar el interés sobre temas políticos, literarios, sociales e históricos.
16 Jorge Mañach: «El drama de Cuba», en revista Bohemia, Edición de la Libertad,1.º de enero de 1959, p. 8. Hay que aclarar que, aunque Mañach se manifestó abiertamente contra la dictadura, no fue capaz de asimilar los cambios de la Cuba revolucionaria y abandonó el país. El primer universitario mártir de la dictadura batistiana fue el estudiante de Arquitectura e Ingeniería Eléctrica Rubén Batista Rubio, quien resultó gravemente herido por las acciones represivas contra los que protestaban.
17 Ibidem, pp. 8-9.
18 Ibidem, p. 9
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