PATRIOTA DE LA LETRA
En el Primer Congreso de Periodistas realizado en diciembre de 1941 se tomó, entre muchos acuerdos, el de considerar a Eduardo Facciolo y Alba como el primer mártir del periodismo cubano, muerto por el método del garrote vil, por la defensa de sus ideales a la temprana edad de veinticuatro años.
Nacido el 7 de febrero de 1829 en la calle San Agustín, número 21 del ultramarino pueblo de Regla, fruto de la unión entre el peninsular Carlos Facciolo, natural de Cádiz y de la criolla María de los Dolores Alba, aprendió desde temprana edad a leer. Según testimonios gráficos era un joven inteligente, alegre, en extremo educado y de altos valores personales. A pesar de su modesta situación económica se caracterizaba por vestir con mucha pulcritud.
Aprendió siendo apenas un adolescente el oficio de cajista1 en una imprenta literaria radicada en la calle Obispo, propiedad de Domingo Patiñoy de allí, con tan solo quince años, pasó a otra de mayor importancia donde se imprimía el periódico «El Faro Industrial de la Habana»dirigido por Carlos del Castillo y donde, entre tantos otros escritores prestigiosos de la época, colaboraban intelectuales de la talla de Cirilo Villaverde, Idelfonso Vivanco, José María de Cárdenas o José García de Arboleya, quienes le insuflaron2 el amor a la patria y los ideales revolucionarios. Por su dominio en los rudimentos de su labor ocupó primero el puesto de linotipista3 y posteriormente se convirtió en un respetado regente4.
La cruel represión de La Escalera fue un acontecimiento que influiría profundamente en la convicción del joven tipógrafo, quien hizo severas críticas al gobierno español por su cruel ensañamiento contra los conspiradores.
El 31 de octubre de 1851 fue clausurada la imprenta por defender ideas contrarias al régimen español, medida que obligó a Facciolo a regresar a su pueblo natal donde con ayuda de su padre abrió en su casa una pequeña cigarrería como modo de subsistencia.
Pero su vida cambia definitivamente a los 21 años, cuando aceptó la invitación de Juan Bellido de Luna para elaborar un periódico abiertamente separatista, patrocinado por los criollos Anacleto Bermúdez y Porfirio Valiente. Muy pronto comenzaron a surgir inconvenientes que gracias al ingenio del joven Facciolo pudieron ser sorteados. Al no contar con una prensa donde publicar los sueltos pudo conseguir una en los talleres de fundición de Regla. De esta forma el 12 de junio de 1852 salió el primer número de «La voz del pueblo cubano», con una tirada de dos mil ejemplares. Esta primera publicación constituyó una arenga al pueblo cubano donde se convocaba a la lucha por el fin del dominio español.
Las autoridades inmediatamente iniciaron una feroz persecución obligando a sus realizadores a moverse con sus equipos de un lugar a otro para evitar ser descubiertos. Un baúl similar a un ataúd y revestido de bandas negras sirvió para esconder la maquinaria durante los traslados.
El segundo número salió el 4 de julio de 1852, diseñado en la casa del hermano de Bellido de Luna e impreso al fondo de la casa de un amigo de Facciolo llamado Juan Hiscano. Estos ejemplares fueron distribuidos en cestos vacíos de champagne. En unos de los artículos se ridiculizaba al entonces capitán general de la Isla, Valentino Cañedo, a quien se le apodaba como «general salchicha» debido a su medida de saneamiento para eliminar a los perros callejeros por medio de pedazos de carnes mezcladas con estricnina.
El fervor patriótico de Facciolo lo llevó a comprar una imprenta más moderna con quinientos pesos proporcionados por su señora madre, a pesar de las reiteradas advertencias de Bellido de Luna sobre lo arriesgado de la empresa y el gran peligro al que se exponía. Los equipos fueron instalados en la calle Galiano número 129, lugar donde radicaba una imprenta legal. Mientras Facciolo montaba la clandestina linotipia se le encargó al cajista Pedro Raíces la confección del tercer número de «La Voz del Pueblo Cubano», logrando una tirada de tres mil ejemplares, distribuyéndose en Regla y La Habana.
Por razones de seguridad los equipos fueron trasladados nuevamente para la imprenta de la calle Obispo. Acosado por las autoridades españolas por estar envuelto en más de una conspiración Bellido de Lunadecidió embarcarse para Estados Unidos el 6 de agosto de 1852 por lo que la confección y tirada del cuarto número quedó en manos del joven Facciolo y sus compañeros de causa, pero una delación tronchó la posibilidad de distribuir el nuevo ejemplar, siendo detenidos en el momento de la entrega de estos a los repartidores.
Faccioloy sus compatriotas fueron enviados al calabozo de La Punta imponiéndoles total incomunicación. El joven tipógrafo fue acusado de «convicto y confeso en el crimen de traición con circunstancias más agravantes». El Tribunal decidió con tres votos la máxima pena para Facciolo, el resto de los magistrados, atendiendo a su corta edad, abogaron por sentenciarlo a deportación a África por diez años, sin posibilidad de retornar a Cuba de por vida, respaldado por el informe que presentó el asesor del Tribunal, Don Manuel González del Valle,quien se oponía abiertamente a la cruel sentencia.
A pesar de que por mera formalidad se creara una comisión para revisar el caso, el odio de las autoridades españolas representada en la persona del general Cañedo, no contempló la clemencia, ratificando la sentencia máxima.
A las siete de la mañana del 28 de septiembre de 1852, frente a la Real Cárcel de La Habana es ejecutado en por el método de garrote vil5Eduardo Facciolo y Alba, digno defensor de los legítimos derechos de cubanía, utilizando la prensa como medio de denuncia ante los que pretendían mancillar la dignidad de nuestro suelo. Horas antes de su ejecución dejó escrito un bello poema a su madre, que comienza así:
“Madre del corazón, tu puro acento
No mandes favor a los tiranos
A mí me inspira el noble sentimiento
De morir por mi patria y mis hermanos”.
Referencias:
1Oficial de imprenta que juntando y ordenando las letras, compone lo que se ha de imprimir.
2Infundir a alguien algo inmaterial, como un sentimiento o una idea.
3Persona que maneja una linotipia.
4 Encargado del taller y responsable de acordar con autores o libreros la impresión de los libros, además de la organización del trabajo y los trabajadores.
5Método de ejecución legal en el Código Penal español de 1848. Es un artilugio que permitía al verdugo inducir la muerte a su víctima a través de un collarín de hierro asido a una silla adosada a un poste, causándole la muerte por rotura de la columna cervical.
Bibliografía:
Eduardo Facciolo, artículo de Ecured [en línea], disponible en: https://www.ecured,cu, consultado el 09/01/2025.
Eduardo Facciolo Alba, artículo de Cubanos Famosos [en línea], disponible en: https://www.cubanosfamosos.com, consultado el 09/01/2025.
Fernández Cuenca, Waldo, “Eduardo Facciolo, la voz y el castigo”, Palabra Nueva, No 236, febrero 2014.
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