La música en la guerra cultural contra Cuba

16 de Febrero de 2024

La música en la guerra cultural contra Cuba. Foto: Cortesía de la autora

La música es una de las manifestaciones artísticas que ocupa un lugar especial en la cultura de los pueblos. Entre sus atributos está su universalidad, además de ser un instrumento de comunicación y expresión con códigos específicos entre los seres humanos y sus culturas.

 

En Cuba la música forma parte de la identidad de la nación, lo cual la convierte en un símbolo y un centro de atención por parte de nuestros enemigos para influir desde la cultura y destruir a la Revolución.

 

Desde el propio triunfo de enero de 1959, ante los cambios trascendentales que propiciaba el proceso de política cultural impulsada por los cambios de inclusión social y libertad en la creación artística, se percibe un incremento de la agresividad y hostilidad del gobierno de los Estados Unidos (EE. UU.). Ello no solo se centró en la imposición del bloqueo económico, comercial y financiero contra el país sino que se hizo acompañar de todo un arsenal de recursos y acciones contra la Revolución, sin quedar excluida dicha manifestación artística.

 

Campañas anticubanas y exclusión del mercado internacional sumado a los rigores que imponían las leyes y restricciones provenientes de los magnates de las industrias culturales y sus representantes, provocaba un distanciamiento de los artistas de la Isla en los escenarios internacionales. Así transcurrirían las primeras décadas después del triunfo del Primero de Enero.

 

Este escenario fue facilitador para los servicios especiales de los Estados Unidos, con la creación del Grupo Cuba de la División de Guerra Sicológica en la CIA. El mismo tenía una estrecha coordinación con la Agencia de Información de los Estados Unidos (UCIA) y concibió un conjunto de actividades de propaganda que se extendieron hasta la década de los años 70 del pasado siglo.  Entonces la música y los exponentes de ese género  jugaron un rol importante a través de los programas radiales trasmitidos por WQAM-Dobliu, Miami, Florida y la KAAY-Key Ey Way  de Little Rock, Arkansas, dirigidos principalmente a los públicos jóvenes, consumidores del género rock.[1]

 

Además, dichas trasmisiones fueron utilizadas para comunicar mensajes de calumnias a la Revolución y a sus principales líderes. De esa forma se intentaba manipular y subvertir a la juventud.

 

En la década de los años 80 el escenario estuvo caracterizado por potenciar a nuevos creadores «enfrentados ideológicamente a la Revolución» unido al otorgamiento de becas, premios en el exterior, financiamientos de investigaciones, congresos y la publicación de libros.

 

En este período emergen figuras como los Estefan, que producen y controlan una industria musical para el mercado latino en los EE. UU. con objetivos políticos aliados a organizaciones contrarrevolucionarias en Miami, que promueven planes y campañas contra la Isla.

 

Los años 90 del pasado siglo recibían los impactos directos del contexto. Por una parte, la política hostil y agresiva contra los músicos que acompañaban el proceso revolucionario. En cambio se experimenta un giro por parte de los medios internacionales hacia aquellos géneros y exponentes que realizaban una mirada crítica al tema social y político.

 

Otra vía en la guerra cultural contra Cuba es la de legitimar a artistas en el mercado en general y, específicamente, en el musical que respondan en sus discursos a las estrategias políticas contra el proyecto de nación. Los escogidos a promocionar son aquellos que, como norma, promocionan textos de hipercrítica social y política dirigidas a atacar, desmoralizar y desconocer a los principales líderes, sin quedar excluida la convocatoria a manifestarse en contra del Gobierno.

 

La escena musical cubana han tratado de convertirla en un escenario propicio para campañas y acciones subversivas. Repiten fórmulas aplicadas en épocas pasadas contra Cuba y otros países. En las estrategias del gobierno de los EE. UU. se han empleado entidades,  agencias y Organizaciones No Gubernamentales  —enclavadas en territorio estadounidense y en terceros países— con el objetivo de promover un cambio político en Cuba.

 

Asimismo han conformado proyectos de Organizaciones No Gubernamentales e instituciones como: el Instituto Republicano Internacional, apoyados por la NED (National Endowment for Democracy) y la USAID (US Agency for International Development), que se derivan en proyectos como: Talento Cubano en Europa, Freedom House y Fundación Cuba Soul; Fundación Cartel Urbano; Fundación del Alma Cubana; entre otros beneficiados en presupuestos y ayudas, apostando a un cambio político en la Mayor de las Antillas, todo asesorado y monitoreado por la CIA.[2]

 

La manipulación de artistas, eventos y festivales ha sido una de las aristas, y los medios colaboran a través de campañas mediáticas en función de manejar a la opinión pública, convirtiéndose en un campo de acciones constantes desde los años 2000 hasta la fecha.

 

El concierto Paz Sin Fronteras —efectuado en La Habana en el 2009— y sus vínculos con la organización Raíces y Esperanzas, constituyeron un intento de probar la red de mensajes de texto Zunzuneo con el fin de provocar la desestabilización de la juventud cubana. Así se confirmaban las verdaderas intenciones de planes subversivos en contra del gobierno cubano.

 

El estado actual del consumo musical en los jóvenes apunta al incremento del consumo de la música a través de las nuevas tecnologías, lo que impacta en la construcción modelada de un ideal social a través de esta manifestación artística en públicos jóvenes. Por ejemplo: un artista desconocido es promocionado en escenarios de Miami, divulgado por programas televisivos y se sube a YouTube. Primeramente con el «Paquete» y ahora a través de las redes sociales se socializa y logran hacer el efecto de «reflejo del éxito», mecanismo efectivo para construir una realidad falseada, además de influir en modos y estilos de vidas y en manipular valores y sentimientos de grupos sociales, principalmente en los jóvenes.[3]

 

La música en Cuba, por su alto poder de convocatoria en la sociedad —especialmente en los jóvenes alcanza una importancia estratégica como arma de manipulación y subversión a favor de un cambio en la conducta política de individuos y grupos sociales con el objetivo de intentar destruir a la Revolución Cubana.

 

Referencias:

 


1 Lopez, F: Prisionero del Rock and Roll, Ediciones Unión, La Habana, 2017, pp. 13 y 205.

2 Cuba Money Project. Presupuestos aprobados para la subversión contra Cuba en Pagos de la NED para «cambio de régimen» en Cuba. Disponible en: https//www.cubamoneyproyect.org. Consultado el 18 marzo de 2019.

3 Dedieu, L: La música en la guerra cultural contra Cuba y su reflejo en jóvenes que se forman en las FAR,  La Habana. Academia de las FAR Máximo Gómez, Tesis de Doctorado, 2020, p. 91.

 

* Doctora en Ciencias Filosóficas

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