La guerra de pensamiento contra Cuba

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01 de Enero de 2024

En tiempos de Martí, la vía para la batalla de pensamiento era el periódico. Foto: Internet

José Martí, a escasas horas de pisar tierra insurrecta, asediado, perseguido, con inminente peligro para la vida y deseoso de poder blandir su arma contra el ejército español, enfatiza: “[…] De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento. […]”.1

 

La guerra, ya reiniciada en Cuba, abarcaba todo su espectro: enfrentamientos armados, ataques a convoyes, desabastecimiento del ejército enemigo, maniobras de engaño, corte de toda vía de comunicación, cifrado de las propias, ... En ese contexto, él, que sería ascendido al grado de Mayor General, da el rango de “guerra mayor” a la que tiene lugar en escenarios de pensamiento.  Da indicaciones para que se difunda, de forma masiva e intensa, el Manifiesto de Montecristi y a la vez orienta: “[…] Patria ha de ser ahora un periódico especialmente alto y hermoso. Antes, pudimos descuidarlo o levantarlo a braceadas: ahora no. Ha de ser continuo, sobre las mismas líneas, afirmando con majestad, lo contrario de lo que se afirma de nosotros, mostrando ­­—en el silencio inquebrantable sobre las personas— el poco influjo real que les concedemos. A lengua sinuosa nos están batiendo: cerrémosles el camino a mejor lengua, la hermosa […]”.2

 

En tiempos de Martí, la vía para la batalla de pensamiento era el periódico. Hoy se han incrementado los carriles: radio, televisión, espectáculos, películas, videos, internet, redes digitales y otras. En cualquiera de ellas debemos atender sus lecciones. Ser constantes; no propiciar los altercados; si se abordan fenómenos graves, extirpar, con mano firme, el tono burlón o jocoso.  Asimismo, no caer en ligerezas y frivolidades. El chanchullo, las intrigas, el brete, restan peso e importancia a las ideas, las cuales deben tener la contundencia de la lengua hermosa y la verdad. La no mención de las personas que se prestan para agraviar y ultrajar, es un recurso con el cual subrayar “el poco influjo real que les concedemos”.

 

En medio de la guerra misma, en esa en la cual el Apóstol estaba todos los días en peligro de dar su vida por su país, afirmaba: “[…] El valor suele resolver los encuentros aislados, pero solo el orden en la guerra y la unidad de pensamiento llevan a la victoria final […]”. 3

 

Los cubanos nos hemos acostumbrado a vivir en constante asedio, a peligros de agresión militar o de atentados terroristas. El bloqueo económico, comercial y financiero, año tras año, se recrudece y es de esperar que se mantenga como mecanismo de presión para hacer sufrir al pueblo que es capaz de continuar desafiando al imperio frente a sus narices.

 

Las sucesivas administraciones de los EE. UU., actualizan, de forma sistemática, su apreciación sobre la situación cubana en todos sus ámbitos. En la realizada para el 2020-2021 han llegado a la conclusión de que están ante condiciones muy particulares que no pueden desperdiciar. Se han conjurado diversidad de ingredientes propicios para asestar el golpe tan añorado y alcanzar el deseado cambio de régimen, o al menos hacer que los cubanos que viven en la isla estén de penitencia por mantener una Revolución socialista en su patio trasero.

 

Entre los factores que han sopesado están: años acumulados de campañas subversivas, de guerra económica, política y cultural contra Cuba; tiempo estimado en el que los becarios, que han recibido cursos en los EE. UU o en la entonces sede de la Oficina de Intereses de los EE. UU.  en La Habana, ya hayan conformado sus respectivos posicionamientos como nuevos líderes, para lo cual fueron formados; acumulación de los efectos del Bloqueo Económico, intensificado por las medidas del gobierno del expresidente Donald Trump y que unido a los recursos que se han tenido que emplear para enfrentar la pandemia, así como la paralización de muchas actividades económicas y comerciales, tanto dentro como fuera del país, agravan aún más la situación; tiempo de confinamiento en casa de los ciudadanos, como medida de contención para evitar o disminuir la propagación del virus, incremento del tiempo de empleo de las redes digitales, entre otras. Este conjunto, unido a la asunción de un nuevo gobierno en los EE. UU. y a los cambios en la dirección cubana, han hecho que el sistema de guerra política contra la Isla se activara aún más y escalara a ofensiva en profundidad.

 

Los estrategas de la subversión saben que este compendio ha incidido en la sociedad. También tienen en cuenta que Cuba ha cambiado en muchos sentidos; su estructura económica no es la misma, han aparecido nuevos actores económicos, el rol de otros ha variado y la composición socioclasista de la sociedad evidencia diferencias antes inexistentes.

 

Estas transformaciones, por ser objetivas, se reflejan en los modos de vida, conciencias y actitudes de individuos y grupos sociales. Si a ello se le adicionan los derivados de la guerra política y cultural desatada por el imperio contra Cuba desde hace muchísimo tiempo, sus operaciones internacionales de recolonización cultural, la labor de los centros de subversión, del cibercomando y de las industrias culturales, llegan a complementar y enriquecer el conjunto de variables con las cuales actualizan sus cálculos.

 

Para ello, además, tienen en cuentan las pérdidas, heridas, lesiones, fracturas, daños y víctimas que ello ha ocasionado. Entonces han llegado a la conclusión de que es este el momento propicio para escalar a peldaños superiores.

 

El apoyo a la Revolución socialista es mayoritario, pero también han aparecido ejemplares, fabricados o autóctonos, aspirantes a ser apadrinados, que se pronuncian en contra. A ellos les ponen altavoces y amplifican generando ecos. También hay quienes optan por no participar y unos terceros viven en realidades virtuales, que no se ocupan de conocer la información pública veraz y optan por adoptar, los contenidos a consumir, extrayéndolos de sitios que seleccionan, para autoconvencerse de que así son más “libres” y en el mejor de los casos, de forma ingenua, colocan sus cabezas en las fauces de las industrias culturales.

 

Tampoco se puede desconocer la existencia de oportunistas y simuladores, presentes en cualquier proceso, que cuando las circunstancias ya dejan de favorecerle, cuando los sacrificios son superiores a los beneficios, optan por quitarse las máscaras.

 

Parte de la guerra de pensamiento que se realiza contra Cuba intenta hacerles creer, a los cubanos y al mundo, que la causa principal y de mayor peso de la situación económica en la que vive el país no es el bloqueo económico, comercial y financiero, sino la incapacidad del gobierno para dirigir los destinos de la nación.

 

No es casual que esa matriz de opinión sea recurrente en las redes sociales con diversidad de matices; en algunos casos sin mencionar al gobierno, en otros, echándole la culpa a la incapacidad de los cubanos para ser eficientes.

 

La vida y la fuerza de la verdad abren caminos de luz. En medio de una crisis mundial reforzada por las consecuencias de la pandemia de la Covid-19, la pequeña Isla ha mantenido la vitalidad de su economía, donde se han distribuido los escasos recursos, de forma hábil e inteligente. La estabilidad política y la tranquilidad ciudadana se mantienen. El apoyo al socialismo y la Revolución es mayoritario, el orgullo nacional crece al ser noticia en el mundo que una nación pequeña, de pocos recursos tiene cinco candidatos vacunales anticovid-19; además puede ser la primera nación que, con vacunas propias, inmunice a toda su población en el año 2021.

 

Nota: *Doctor en ciencias filosóficas, profesor e investigador titular. Investigador del Instituto de Filosofía.

 

 


Referencias:

1Martí, José. Carta a Benjamín Guerra y Gonzalo de Quesada. 10 de abril de 1895. En Martí, José. Obras Completas. Ed. 1975, Tomo 4, pág. 121-122.

2Ibidem.

3 Martí, José. A los Jefes y Oficiales del Ejército Libertador. Dos Ríos, 14 de mayo de 1895. En Martí José. Obras Completas. Ed. 1975, Tomo 28, pág. 489.

 

 

 

 

  • Campañas subversivas, de guerra económica, política y cultural contra Cuba desde la Oficina de Intereses de los EE. UU en La Habana. Foto: Internet

  • La vida y la fuerza de la verdad abren caminos de luz. Foto: Internet

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