Hace pocas jornadas un grupo de soldados arribó al último día del cumplimiento del Servicio Militar Activo (SMA). El acto, que estuvo presidido por el primer coronel Orlando Cardoso Villavicencio, Héroe de la República de Cuba, contó además con la presencia de los familiares de los jóvenes que se licenciaron.

Su despedida no será un adiós. Han concluido un ciclo pero comienzan otro convertidos en mejores personas. Del tiempo transcurrido se llevan vivencias, principios y enseñanzas que les servirán para entregar lo mejor de sí mismos como ciudadanos.

Verde Olivo, en su afán de promover historias de vida y experiencias, se acercó a los homenajeados y sus padres, quienes expresaron su sentir sobre esa etapa.

«El paso por el SMA me preparó para la vida y para la defensa del país. Siento que aquí crecí, pues esta etapa influyó en mi formación como hombre de bien. Aprendí a ser más organizado, conocí el valor del trabajo, he ganado en disciplina, organización y responsabilidad. Aquí los soldados desarrollamos un vínculo muy cercano a la hermandad».

Juan Abel Fuste Pérez, soldado

 

«Cuando llegó el momento del llamado sentí, inevitablemente, mucho temor. Era la primera vez que nos separábamos, pero yo estaba consciente del deber que él tiene con la Patria y la disposición que en todo momento tenía que mantener. Soy profesora y siempre estoy en función de formar valores en mis alumnos, entonces qué mejor ejemplo podía dar a mi hijo que apoyarlo a cumplir esta tarea.

 

»Las relaciones con los jefes y la unidad  fueron muy buenas, hubo mucha comunicación. Consideré importante relacionarme con las personas que iban a pasar todo ese tiempo con mi hijo y contribuirían a su formación. Son palpables en él muchos cambios. Se ha vuelto más responsable, solidario, amigo y mejor hijo».

Leticia Pérez García,  madre del soldado Juan Abel Fuste Pérez

 

«Hoy siento mucha felicidad, también algo de tristeza por mis compañeros. Nos separamos y verlos llorar de emoción ha sido un poco duro. Dicen que los amigos que aquí se hacen son para toda la vida.

»Los primeros momentos fueron más difíciles, por todo lo que conllevó una nueva rutina de vida. El SMA me he hecho más independiente, ha forjado mi carácter, socializo mejor con otras personas».

Armando Javier Campbell Lobaina, soldado

«Ya hacía tiempo que estábamos esperando el momento del llamado, pero de igual forma sentí muchos nervios cuando llegó el momento. He ganado otros hijos, que son los amigos que hizo aquí y que esperamos que perduren. Me siento muy feliz y me gustaría felicitar a todos los que tuvieron que ver con su formación por el maravilloso trabajo que hicieron».

Xiomara Lobaina Mendoza, madre del soldado Armando Javier Campbell Lobaina

 

«Al inicio fue un cambio drástico, incluso días después todavía no me lo creía, pero ya con el tiempo me fui adaptando y los compañeros hicieron más llevadero y agradable mi tiempo en el SMA. Ya concluyó, hemos llegado hasta aquí y tengo muchos sentimientos. Estoy muy feliz, muy ansioso por lo que viene ahora. Ya estoy listo para la nueva etapa que me depara la vida.

»Mis relaciones con los otros soldados fueron increíbles. Todos muy buenos compañeros. Hice amistades que espero que duren, muchos vamos juntos para la universidad.

»Creo que me ha inculcado mayor disciplina y mayor respeto, no solo por los jefes, sino por las personas mayores. Ayuda a madurar, a tener control, a mantener la calma. Saber en qué momento hablar, como dirigirse, a ver el trabajo como algo necesario. El SMA constituye un deber y para eso nos prepararon».

Denis Serafín Rodríguez Armenteros, soldado

«Fue un tiempo tenso, pues para ellos era algo nuevo después de casi dos años en casa debido a la situación sanitaria. Siento mucho orgullo del crecimiento personal de mi hijo. Él vino con valores pero aquí los afianzó».

Enaisis Armenteros Morales, madre  del soldado Denis Serafín Rodríguez Almenteros

«Siempre le aconsejé que tuviera disciplina y que acatara las órdenes. Veo su madurez. Esto era necesario para poder enfrentar la próxima etapa de su vida, que es la universidad, e incluso resulta útil para su vida en sociedad».

Raúl Rodríguez Aballí, padre del soldado Denis Serafín Rodríguez Almenteros

«Recuerdo que todo fue muy rápido. El llamado llegó en un momento de mucha tensión debido a las pruebas de ingreso y problemas personales. Mi primera noche me pareció eterna, estaba desvelado. Normalmente no se está acostumbrado a ese tipo de rutina.

»En lo personal me ha sido muy útil este tiempo pues voy a estudiar Medicina y esa carrera abarca relaciones humanas, comprender a las persona, apoyarlas, ser empático, y aquí he reforzado esas cuestiones».

Dariel Abel Véliz Vázquez, soldado

«No tengo ninguna queja con las relaciones con la unidad. Se hicieron varias reuniones de padres para explicar el proceso por el que iban a pasar y salimos muy confiados de que ellos iban a estar seguros. Eso, para una madre, es mucha tranquilidad. Él siempre fue muy responsable, pero aquí ganó en organización, en empatía, en humanismo. Lo han formado bien».

Ana Rosa Vázquez Pérez, madre del soldado Dariel Abel Véliz Vázquez