Isabel Cristina Santos Téllez nació en Camagüey el 4 de septiembre de 1961. Cuenta que no experimentó lo que era vivir con luz eléctrica hasta los 14 años de edad, y por ende descubrió el cine a través de un carrito móvil.

«Yo nunca fui de las niñas que se paran en el espejo a actuar y esas cosas, no tenía conciencia de eso. No tuve tantos juguetes, ni una niñez muy feliz. Una madre de un convento ayudó muchísimo en mi crianza y la de mi hermano. Teníamos muchas carencias y yo creo que el faltante que tuve lo llené con otras cosas.

»Esa madre iba al pueblito con una jaba de libros. Recuerdo que leí Madame Bovary siendo muy pequeña. Ella no sabía lo que me traía pero yo leía mucho. Y quizás esa lectura, debajo del mosquitero y en la oscuridad, me creó un mundo. Me gusta pintar, escribir. A ella le debo mucho.

»Ver cine por primera vez es mi gran recuerdo. Me enamoró a primera vista, yo quería ser como los que salían en esa pantalla», expresó.

Rememorar su papel en Clandestinos la conmueve, pero hay un proyecto en concreto que la hace revivir con más fuerza sus años mozos: la serie Algo más que soñar.

«Ver Algo más que soñar siempre es emocionante para mí porque fue una escuela, sobre todo para los varones que eran muy jóvenes y descubrieron que eran capaces de hacer algo nuevo. Ya yo soy una mujer que tengo años, vida… y cada vez que lo veo siento como si de verdad fuera Amalia, el personaje que interpreté. Ese proyecto formó parte de los años más felices de mi juventud.

»Creo también que el programa fue como una especie de formación vocacional ya que marcó generaciones. Hay personas que se adentraron en la vida militar gracias a que aportamos una mirada más interna y sensible a esa carrera estricta y con los riesgos que por supuesto supone, sobre todo en aquellos momentos en los que había una guerra para la que era necesario estar preparados», refirió.

Muchos son los premios que ha recibido a lo largo de su vasta carrera, pues es considerada uno de los rostros más icónicos del cine cubano. Su capacidad creadora constituye un gran aporte a la cinematografía documental de la Isla. En el año 2021 fue merecedora de la Réplica del Machete del Generalísimo Máximo Gómez. Sobre ello acotó: «Cualquier reconocimiento a tu trabajo, a tu quehacer, a los años de carrera, alimenta el alma. Mientras se lo entregaban a los otros galardonados algo que resaltó a mi vista fue el tamaño del machete. Y lo que me imaginaba era, precisamente,  la fuerza de aquel hombre para empuñar un arma de esta magnitud y poder blandirla bien, sobre todo durante los combates a caballo.

»Cuando uno habla de Máximo Gómez se le ponen los pelos de punta, piensa en el valor y la heroicidad de alguien que no nació en Cuba, pero que la amaba como si así hubiera sido. Este galardón es una satisfacción, una deuda que tenía conmigo misma».

A la pregunta sobre sus próximos proyectos agregó: «Aunque he dirigido y lo disfruto bastante estoy trabajando más como actriz. Tengo pensado trabajar en una película con Fernando Pérez y algunos proyectos que se acercan. Uno de mis documentales consentidos es El camino de la vida, sobre Isabel Álvarez Morán, única sobreviviente en Cuba del cerco de Leningrado en la segunda guerra mundial y de cuya historia me enamoré. Su fallecimiento en 2021 fue muy doloroso».

Para concluir recalcó que admiraba mucho la labor de los hombres y mujeres de verde olivo, así como el sacrificio y la entereza que exige la vida militar. Y así, con una cálida sonrisa, se despidió de nosotros aquella mujer de sesenta y dos primaveras que todavía guarda en sí aquella niña que descubrió el cine a través de un carrito móvil.