La victoria del pueblo angolano en su lucha de liberación nacional corría peligro. Los acuerdos establecían al 11 de noviembre de 1975 como la fecha para proclamar la independencia, pero el proceso de descolonización pretendía ser abortado.

Sectores de poder en la metrópoli portuguesa, el régimen zairense de Mobutu, Sudáfrica, gobiernos de la región y potencias occidentales, tejían la componenda dirigida por Henry Kissinger desde Washington y que la CIA ponía en práctica, en su empeño de no perder Angola como su mayor posesión en África.

Fue así como grupos internos y gobiernos extranjeros arremetieron contra el Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), única fuerza legítima por la independencia. Para los cubanos, formados en una profunda vocación internacionalista, había un solo camino: no abandonar al pueblo angolano.

De esa heroica gesta resalta el ingenio militar empleado en la batalla de Cabinda, sucedida el 18 de noviembre de ese mismo año. Durante el combate, que detuvo la invasión enemiga en noventa y seis horas, sobresalen la previsión, la consecuente preparación, el heroísmo en el accionar bélico y la acertada dirección de Ramón Espinoza Martín, hoy general de cuerpo de ejército, viceministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba.

Las acciones combativas en Cabinda condujeron indeleblemente a la histórica liberación de Angola. Con ella, se hizo realidad la consigna patriótica del MPLA: “De Cabinda hasta Cunene un solo pueblo, una sola nación”.

Recordar esta gesta deviene homenaje al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, dirigente de la misión internacionalista en tierra africana y a los miles de héroes que la protagonizaron.