Casi a medianoche una neblina cubre las calles de La Habana. Es humo despedido por las antorchas que iluminan San Lázaro, desde la escalinata de la Universidad de La Habana hasta la Fragua Martiana, lugar donde José Martí cumplió condena con solo 17 años de edad.

Esta peregrinación es una de las tantas maneras de homenajear al Maestro. El fuego en las manos de tantos muchachos simboliza la energía de los pinos nuevos, y los deseos de continuar con la absoluta independencia.

La marcha de las antorchas en memoria al Héroe Nacional José Martí, se realizó por primera vez en la noche del 27 de enero de 1953, es vísperas del centenario de su natalicio.

Coincidía esta fecha con una de las etapas más dramáticas de la nación. Los crímenes cometidos por la tiranía y la persecución a los jóvenes que estaban dispuestos a cambiar el rumbo político del país, se arreciaban cada vez más.

Alfredo Guevara sugirió la iniciativa, que prendió rápidamente en el grupo y fue aprobada de forma unánime. La Generación del Centenario entraba en la historia rindiendo tributo al hombre que inspiró con sus ideas la obra revolucionaria.

Hoy los jóvenes mantienen vivo el patriótico ritual que comenzó hace más de medio siglo,  por Fidel Castro Ruz. Cada aniversario, el desfile muestra el apoyo del estudiantado a la dirección de la Revolución. José Martí está presente en nosotros.  Recordado por todos los cubanos, conscientes de que la sociedad que poseemos, se construye día a día con su pensamiento visionario.