La libertad en caravana

08 de Enero de 2023

El pueblo acompaña jubiloso a los rebeldes durante su recorrido. Foto: Tomada de Juventud Rebelde

Mis abuelos aseguran que nunca podrán arrancar de sus memorias aquel momento, pues un mar de gente se dio cita en las calles de la capital para recibir a las tropas rebeldes. El calendario del recién comenzado año 1959 marcaba apenas su octava jornada, pero la Patria respiraba el aire libertador desde días anteriores.

 

La victoria sorprendió a Fidel Castro Ruz en Oriente, pero La Habana era el centro de poder de todas las instituciones. El líder rebelde decide trasladarse a la capital, iniciando un trayecto de más de mil kilómetros por infinidad de pueblos, protagonizando la Caravana de la Libertad. Durante todo el trayecto no faltaron emociones.

 

En el Cotorro, territorio de la periferia capitalina, el Comandante en Jefe abraza a su hijo Fidelito, y en la Virgen del Camino se le suma Camilo Cienfuegos. Frente a la sede de la Marina de Guerra, atado al muelle, aguarda a los triunfadores el Yate Granma. Fidel se baja del tanque y aborda la embarcación, en unión de una comitiva de oficiales. Luego, mediante un desvío por la Avenida de Las Misiones llega finalmente al Palacio Presidencial y desde su terraza norte le habla al pueblo.

 

El viaje continúa, y en medio de la alegría popular llega a Marianao donde se dirige a las masas congregadas frente al campamento Columbia. El acto que cerró el recorrido terminó alrededor de las dos de la madrugada del día siguiente.

 

Las palabras del joven líder aún retumban en el viento: "Se ha andado un trecho, quizás un paso de avance considerable. Aquí estamos en la capital, aquí estamos en Columbia, parecen victoriosas las fuerzas revolucionarias; el gobierno está constituido, reconocido por numerosos países del mundo, al parecer se ha conquistado la paz; y, sin embargo, no debemos estar optimistas. Mientras el pueblo reía hoy, mientras el pueblo se alegraba, nosotros nos preocupábamos; y mientras más extraordinaria era la multitud que acudía a recibirnos, y mientras más extraordinario era el júbilo del pueblo, más grande era nuestra preocupación, porque más grande era también nuestra responsabilidad ante la historia y ante el pueblo de Cuba", expresó.

 

Terminaba victoriosa la lucha armada, y comenzó otra etapa, no menos difícil, en la que aún continuamos la batalla contra el mismo enemigo.

  • Durante su discurso en Columbia palomas blancas se posan en el hombro del líder rebelde. Foto: Tomada del Sitio Web de la Contraloría General

  • Momentos del recorrido de la Caravana de la Libertad por la capital. Infografía: Tomada de Tribuna de La Habana

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