Encuentro con el Che en Nazareno
Aproximadamente a las 21:00 horas del 15 de diciembre de 1958, en una noche fría y estrellada –típica de la época–, inesperadamente empezaron a arribar al barriecito de Nazareno, procedente de las montañas del Escambray, una gruesa columna rebelde. Al parecer de la gente del Che, por sus largas melenas, tupidas barbas, vestuario raído y buen equipamiento en armamento y municiones.
De inmediato los pobladores se fundieron con los rebeldes y empezaron a preguntar con mucha insistencia quién era el Che. En forma de broma los invasores les presentaron falsos Che, lo que causaba gran decepción entre los vecinos, hasta que uno más avivado descubrió al verdadero y comenzó a gritar: “Aquí está, aquí está”. La multitud se abalanzó eufórica hacía el lugar para agasajar y dar vivas al héroe de la invasión.
La alegría duró solo unos minutos, al igual que la llegada inesperada y se retiraron a un lugar desconocido para la vecindad. De guía les sirvió la guerrilla que actuaba en la zona, la del Directorio Revolucionario 13 de Marzo al mando de Daniel Ruíz, El Oriental. Solo quedaron los recuerdos de aquel hecho inolvidable e histórico para los vecinos, que en el futuro cada uno contaría a su antojo.
Al amanecer del día siguiente la alegría se adueñó nuevamente de los pobladores. Los invasores regresaron de su misteriosa odisea y el Che orientó reunir a los vecinos para hablarles. Se ubicó en el portal de la bodega de Lato González e inició su arenga: explicó que habían derribado el puente de Falcón en la carretera Central a unos kilómetros de la ciudad de Santa Clara, y que con ese hecho y con el ya iniciado ataque a la ciudad de Fomento, comenzaba la ofensiva rebelde en la provincia de Las Villas. Agregó que en Nazareno quedaría una emboscada para rechazar un posible ataque del ejército en esa dirección y orientó que la población debía evacuar el caserío ante las posibles acciones de la aviación batistiana.
Concluida su pausada y esclarecedora información, un vecino llamado Rigoberto Coca, ante la incertidumbre reinante pidió la palabra y le planteo: “Comandante, ¿sería posible poner en otro lugar la emboscada para evitar la posible destrucción de Nazareno? El Che criticó fuertemente al aludido, argumentó que eran muchos los compañeros caídos y los que caerían en el futuro para pensar así y acotó que la emboscada no se cambiaría. Se hizo un silencio total, la reunión había terminado.
Como había pronosticado el Che, Nazareno sería ametrallado y bombardeado en cuatro ocasiones por la aviación de la dictadura, causando daños considerables en las fachadas de las humildes casas y tres heridos de gravedad: Rodobaldo Martínez, Rafael Quintanilla y Güito León. Así como secuelas psicológicas por largo tiempo para el resto de los pobladores. Desde aquel memorable día, Nazareno sería territorio libre de Cuba.
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