Desde Santiago de Cuba fue lanzada la convocatoria al IV Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC). De esta forma la Ciudad Héroe fue testigo del evento efectuado del 10 al 14 de octubre de 1991, calificado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz como El Congreso en Armas.

La Isla transitaba por momentos muy difíciles. La reciente desaparición del campo socialista golpeaba la estabilidad nacional; el pueblo cubano aunaba y multiplicaba esfuerzos para sostener la economía.

Por ello, la reunión se alejó de todo formalismo y no presentó informe escrito, ideas concretas, llevaron a la toma de decisiones y medidas, con el objetivo de resistir y desarrollarnos de forma paulatina.

La alternativa del periodo especial en tiempo de paz resultó de vital análisis y estrategia en el evento, la cual provocó gran impacto en los cubanos. Otros debates oportunos, como la entrada de religiosos a las filas de la organización política, el papel de la ciencia en función del desarrollo y el mercado libre campesino, aseguraron el paso a la historia de la magna reunión.

Las palabras del líder de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz, entonces primer secretario del PCC, denotan la esencia del evento:  “Hoy luchamos no solo por nosotros mismos, no solo por nuestras ideas, sino que luchamos por las ideas de todos los pueblos explotados, subyugados, saqueados, hambrientos de este mundo, luego, nuestra responsabilidad es mucho mayor”.

Diversas resoluciones y modificaciones quedaron aprobadas, con el beneplácito unánime de los delegados. La renovación y ratificación de los miembros del Comité Central del PCC quedó entre los acuerdos principales, así como el Buró Político y el Secretariado.