El 16 de septiembre de 1895 se aprobó la Constitución de Jimaguayú, trascendental cuerpo legal que destacó la creación de la República de Cuba como Estado democrático, libre e independiente, con gobierno propio

El próximo día 25 de septiembre de 2022,los colegios electorales a lo largo y ancho de nuestra Isla abrirán sus puertas. Después de los acordes y clarines del himno nacional se iniciará el auténtico acto de la votación.La bandera de la estrella solitaria, el escudo de la palma real y la alegría de los pioneros,estarán presentespara exhibir al mundo la trasparencia de nuestra democracia. Se sumarán el compromiso y la seriedad de hombres y mujeresque,a través del voto directo y secreto,decidirán la aplicación o no del Código de las Familias, una de las leyes previstas en el proceso jurídico desde la aprobación en 2019 de la nueva Constitución.

Enfrascados en esos preparativos de crucial responsabilidad ciudadanarecordamos aquel 16 de septiembre de 1895, cuando en los campos insurrectos, reiniciada la lucha por la independencia patria, se aprobó la Constitución de Jimaguayú, hace exactamente ciento veintisiete años. A pesar de la diferencia de contextos, siglo XIX y XXI, la mayor aspiración de aquellos mambises y la de un pueblo hoy en Revolución, sigue siendo la misma: ellos, alcanzar la soberanía y, nosotros, mantenerla.

Después del fracaso de la Guerra de los Diez Años y de la digna Protesta de Baraguá, en la cualse alzó la voz y los principios de Antonio Maceo Grajales y sus compañeros, al no aceptar la paz sin independencia,hubo un descenso en el movimiento insurreccional y resurgieron las ideas reformistas.

Por su parte, España se vio obligada a conceder ciertas libertades y derechos políticos, como la abolición de la esclavitud, proceso que culminó el 7 de octubre de 1886.

Al propio tiempo, las experiencias acumuladasfueron de extraordinaria utilidad. La fundación en 1892 del Partido Revolucionario Cubanopor José Martí, favorecióla imprescindible unidad y,tres años más tarde, el 24 de febrero, se alzóotra vez en la manigua el machete mambí.

Dada ladiferente situación económica, política y social del país, fue preciso ajustar de manera legal el nuevo escenario y Jimaguayú, en la provincia de Camagüey, fue el lugar escogidopor el Generalísimo Máximo Gómez Báezpor su significado: la caída en combate en 1873 del mayor general Ignacio Agramonte Loynaz, por lo cual este acontecimiento podía ser un homenaje a su memoria.

De nuevo, en plena insurrección, al igual que en Guáimaro en 1869, se puso en vigor un texto legislativo vigente por dos años.

En un humilde bohío de yaguas y guano se celebraron las sesiones constitutivaspresididas por el camagüeyano Salvador Cisneros Betancourt.Las tropas de Gómezprotegieron a los asambleístas.

¿Qué  caracterizó a esta Constitución?

Fue más completa que las anteriores y sus representantes trataron de evitar los errores del pasado.

Participaron patriotas de la contienda de 1868, quienes recordaron el inconveniente de haber puesto la conducción de la guerra en manos de una Cámara de Representantes. Por tanto, adoptaron otra forma de administración al conferirle la dirección suprema de la nación a un Consejo de Gobierno integrado por presidente,  vicepresidente y cuatro secretarios de Estado.

En el preámbulo del legítimo texto se destacó la creación de la República de Cubacomo Estado democrático, libre e independiente, con gobierno propio. Recordar que la Isla aún era colonia de España, lo cual le imprime a esta decisión un valor trascendental.

Dentro de los aspectos medulares de la Constitución de Jimaguayú se destacó la administración centralizada al unir los poderes legislativo y ejecutivo. Máximo Gómezfue designado General en Jefe del Ejército Libertador, Antonio Maceo Grajales, lugarteniente general y Salvador Cisneros Betancourt al frente del Consejo de Gobierno.

La última contienda bélica contra el colonialismo español, contó eneste cuerpo legal con veinticuatro artículos que dejaron importantes aportes para el futuro del país:

• Cerró la brecha entre civiles y militares, que no pudo impedir la de Guáimaro.
• Nombró un Consejo de Gobierno, órgano con atribuciones para dictar las disposiciones fundamentales relativas a la vida civil y política de la Revolución.
• Señaló que el Consejo de Gobierno intervendría en la dirección de las operaciones del Ejército Libertador solo cuando fuera necesario.
• Realizó una extensa y fructífera obra legislativa a fin de regular la vida civil y los servicios públicos del territorio de Cuba Libre.
• Propició la imprescindible unidad de los revolucionarios y la institucionalización de la batalla anticolonial.

De esta forma se cumplió uno de los postulados del Héroe Nacional José Martí, quien, en el lugar conocido como La Mejorana, en trascendental encuentro con Máximo Gómez y Antonio Maceo, el 5 de mayo de 1895, convocó a una Asamblea de Representantes de todos los grupos en armas. Su prematura muerte impidió que personalmente organizara y presidiera la nueva república, aspiración de los orientales, camagüeyanos y villareños, quienes ya combatían unidos por la libertad de la Patria.

Cumplido el término de dos años, el 29 de octubre de 1897, se promulgó la última de las constituciones mambisas: la Constitución de la Yaya, de la cual también conocerá el lector próximamente.