La solidaridad y el internacionalismoen la sociedad cubana forman parte del sistema de valores objetivos y de la conciencia que se reflejan en la cotidianidad; así como de las tradiciones patrióticas y revolucionarias que nos identifican como nación.

Uno de los buenos ejemplos de internacionalista es Antonio Sánchez Díaz, comandante Pinares, quien formó parte de la guerrilla del Che en Bolivia a partir del 20 de noviembre de 1966, convirtiéndose en Marcos.

Antonio Sánchez nació el siete de diciembre de 1925 en la zona rural de la occidental provincia de Pinar del Río.Dicen que le pusieron Antonio por la coincidencia de su llegada al mundo con la fecha de caída en combate del Titán de Bronce, Antonio Maceo.

Tite, como lo llamaban cariñosamente en su comunidad, a partir del golpe de estado perpetrado por Fulgencio Batista en 1952, se creció como patriota y definió sus convicciones políticas, por lo que participó en manifestaciones y en algunas acciones de sabotaje en contra de la dictadura.

A principios de abril de 1957, por voluntad propia viajó desde Pinar del Río hacia Oriente para incorporarse a la lucha liberadora iniciada por el Comandante Fidel Castro. Llegó a la Sierra Maestra y se presentó ante la dirección del Ejército Rebelde; nadie lo conocía, pero su determinación y firmeza fueron posiblemente su mejor carta de presentación.

Al poco tiempo todos empezaron a llamarlo Pinares, el nombre entrañable con que pasó a la historia, por proceder de la provincia más occidental del país.

Con el grado de capitán partió de El Salto, en la Sierra Maestra, en agosto de 1958, como jefe de la retaguardia de la columna invasora liderada por el comandante Camilo Cienfuegos. El cuatro de enero de 1959fue ascendido al grado de comandante del Ejército Rebelde por su heroico desempeñoen la lucha insurreccional.

Su entrega a la Revolución fue total, ocupó diferentes cargos en las Fuerzas Armadas Revolucionarias y fue elegido miembro del primer Comité Central del Partido Comunista de Cuba.

El 2 de junio de 1967, ya como internacionalista en Bolivia, salió de misión de reconocimiento hacia el caserío de Peña Colorada a 213 kilómetros al noroeste de La Higuera, donde el Che sería asesinado cuatro meses después. Su compañero boliviano Casildo Condori, Víctor, salió a buscarlo, cuando lo encontró fueron emboscados y ametrallados. Su impronta permanece en las páginas de nuestra historia como ejemplo para todos los cubanos.