A finales de julio último, se conoció que la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos maneja fondos por valor de 75 millones de dólares, con el único fin de promover la subversión y la «democracia» en Cuba hasta lograr el anhelado sueño americano de destruir a la Revolución cubana.

Este dinero se incluye dentro del presupuesto del departamento de Estado para el año fiscal 2026, que comienza el próximo 1 de octubre. Lo anunció el representante republicano por Florida, Mario Díaz-Balart, quien —desde su posición de Vicepresidente del Comité de Asignaciones de la Cámara y presidente del Subcomité que atiende los departamentos de Estado y Seguridad Nacional— tiene poder suficiente para promover la asignación de fondos, en este caso contra Cuba, que sigue siendo moneda de cambio en el entorno legislativo norteamericano.

Cuál es el destino de esos fondos anticubanos

Según Díaz-Balart, los 75 millones de dólares se emplearían de la siguiente manera: 35 millones para la «promoción de la democracia» en Cuba y los 40 millones restantes para la Oficina de Transmisiones hacia Cuba, que gestiona las mal llamadas Radio y TV Martí.

No hubo un error, destinan 40 millones para una estación que no se ve en Cuba y otra que apenas se escucha en el país; ambas han quedado prácticamente relegadas a sitios web donde difunden sus mentiras, como reliquia de la Guerra Fría y como muestra del odio ciego que guardan contra este país los que mal diseñan la política de EE.UU hacia la Isla, a partir de lo que piensan unos pocos en Miami.

A ello se suma una cantidad no precisada en la información pública disponible que tendría como fin el desarrollo de tecnologías para garantizar «la libertad en Internet», otro de los temas con los que han hecho carrera en el sur de Florida, a pesar de los fracasos al respecto. Esta debe también ser una cifra millonaria, si valoramos la existencia de nuevas tecnologías y las presiones de la derecha anticubana, para que llegue al país el servicio de Internet «libre».

Se sabe que no es esa la única partida presupuestaria para esos fines. Otras agencias, como la CIA o la Agencia de Inteligencia de la Defensa, subordinada al Departamento de Defensa, contarán con fondos —secretos, además— para apoyar el fin del gobierno revolucionario.

A los que han seguido el tema del presupuesto en EE.UU les puede llamar la atención que justo cuando el magnate presidente trata de reducir gastos y cada departamento, excepto el de Defensa, reduce los fondos, los derechistas anticubanos han logrado elevar en 10 y 15 millones, respectivamente, los gastos para la «democracia» y las estaciones anticubanas, en comparación con lo asignado para 2025.

Esto, sin embargo, no es casualidad. Más allá de contar con el beneficio de que los republicanos dominan ambas cámaras del Congreso y de que el Ejecutivo es del mismo Partido, hay que tener en cuenta que Trump ha dejado en manos de los anticubanos de Florida la política contra Cuba, como hizo en su primer mandato.

Los fondos que deberán aprobarse antes de octubre tienen como objetivo seguir apoyando la campaña de Guerra No Convencional (GNC) contra Cuba, donde los medios de difusión masiva y la formación de «líderes» juegan un importante rol. La literatura especializada al respecto, publicada por las fuerzas armadas de EE.UU, no deja dudas sobre ello.