Hay muchas Vilma
Hoy, 7 de abril, conmemoramos el natalicio de Vilma Espín Guillois (Santiago de Cuba, 1930—La Habana, 2007); pero la memoria se pierde entre las innumerables facetas de esta heroína cubana.
¿A quién debemos recordar?¿A la estudiante de la Universidad de Oriente que, a partir del nefasto 10 de marzo,tomó conciencia de la realidad y se lanzó a las calles, rebelde y enérgica, a protestar contra el cuartelazo? ¿O quizás a la jovencita que, tras el asalto al Moncada, se mostró solidaria con los combatientes?¿O a la que tras la lectura de La historia me absolverá y la salida de prisión de los moncadistas emprendió el camino de la lucha revolucionaria y se sumó, decidida, a las filas del MR-26-7?
Quizás debamos recordar a la graduada universitaria que logró acercarse a los que, en México, preparaban el regreso a la Patria. O a la combatiente clandestina, caracterizadapor su sin igual arrojo, que junto a Frank País García trabajó en la preparación del alzamiento de Santiago (30 de noviembre de 1956); a la que el 17 de febrero de 1957 llegó a la Sierra con Hebert Matthews, el prestigioso editorialista norteamericano que daría a conocer al mundo la existencia de la guerrilla; a la que contribuyó a la preparación del primer refuerzo, entre muchas otras tareas; a la que era perseguida por los feroces agentes de los cuerpos represivos batistianos.
Tal vez debamos hablar de la guerrillera del Segundo Frente Oriental Frank País, de la que, junto a Raúl, participó en el Congreso Campesino en Armas,o mejor aún, de quien organizó movimiento femenino cubano y, por el prestigio ganado, se convirtió en miembro de importantes organizaciones internacionales que trabajan en pro de la mujer, la infancia y la juventud.
Y es que hay muchas Vilma, porque esta increíble mujer fue parte de tantas acciones, de tantas tareas, de tantos empeños.
Por su vida de sacrificio y entrega acumula méritos suficientes ante la historia, que la han convertido en una inolvidable heroína; paradigma y defensora de los derechos inalienables de la mujer, los niños y la familia; constructora de nuestro proyecto revolucionario y símbolo del heroísmo y la disposición al sacrificio de la mujer cubana.
Por eso, en una de sus reflexiones, Fidel afirmó: «El ejemplo de Vilma es hoy más necesario que nunca. Consagró toda su vida a luchar por la mujer, cuando en Cuba la mayoría de ellas era discriminada como ser humano al igual que en el resto del mundo[…]».1
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