Flores verde olivo
Jóvenes combatientes, en su mayoría integrantes del pelotón femenino Mariana Grajales, se entrenan en la comandancia de La Plata, septiembre de 1958.De izquierda a derecha: Ada Bella Acosta, Angelina Antolín, María Guayanes (sentada), detrás (con gorra) combatiente no identificada, Olga Guevara (con fusil), María Tamayo, Rita García, Flor Pérez, Juana Peña Peña y Eva Rodríguez Palma. Foto: Oficina de Asuntos Históricos de la Presidencia de la República de Cuba.
Con su verbo siempre preciso, nuestro Héroe Nacional José Martí expresó: «Es incompleta la victoria cuando no mueve el corazón de la mujer»1. Conoció cómo en los campamentos mambises las mujeres trazaron páginas brillantes en los albores por nuestra independencia. En palabras de Fidel también escuchamos: «Cuando en un pueblo pelean los hombres y pueden pelear las mujeres ese pueblo es invencible»2. Un grupo de muchachas, en la continuación de aquella gesta, esta vez en el escenario de la Guerra de Liberación Nacional en la Sierra Maestra, en distintos momentos de los años 1957 y 1958 subieron al lomerío. Se animaron con la estrella de sacrificios pasados y no renunciaron al sueño de la emancipación. Encontraron el escalón preciso en la guerrilla de Fidel, quien las recibió con beneplácito.
Sin temer a las balas enemigas y al paisaje agreste, se establecieron en los campamentos rebeldes. Fueron un apreciado apoyo para la guerrilla. Loma arriba, loma abajo, cargando pesadas mochilas, no se amilanaron cuando el frío, el hambre o la sed eran permanentes compañías. Con gran disposición confeccionaron y lavaron uniformes, se ocuparon de la cocina e impartieron clases a los rebeldes y a los campesinos de la zona. Ayudaron a los combatientes a leer y redactar las cartas familiares, colaboraron en la cura de los heridosy con mucho arrojo resistieron los bombardeos. Insistieron en portar un fusil y desde la línea de fuego combatir al enemigo a la par de los hombres.
Encontraron la resistencia en algunos hombres, quienes objetaban que no se les entregara armas porque algunos de ellos estaban desarmados y veían además una debilidad en la condición de mujer para tal empeño. Ante tales criterios, así se expresó Fidel ante un compañero: «Ven acá, ¿qué tiempo tú llevas en la Sierra Maestra? Dice: “Bueno, yo tengo seis meses ya”. Si no tienes un arma es porque no te has metido en un combate a cogerla».3
El 3 de septiembre de 1958, el Comandante Fidel convocó a una reunión con los oficiales en el hospital rebelde Mario Muñoz Monroy de La Plata, donde se discutió la incorporación de las mujeres como combatientes.En el encuentro que se extendió por unas siete horas, escuchó puntos de vista diversos y expuso explicaciones y argumentos, abundó en la historia de explotación y subestimaciones que habían padecido las mujeres en Cuba. Convenció a los que se oponían a que se armara a las mujeres.
La heroína de la Sierra Celia Sánchez Manduley, quien estuvo junto a Fidel en cada momento decisivo combate tras combate, expresó:
«[...] Fidel siempre tuvo la idea de formar un pelotón de mujeres. [...] Desde que fue a la Sierra, desde que llegó, yo creo que se podría decir que desde siempre, porque lo demostró desde el Moncada donde participaron Melba y Yeyé.Siempre tuvo esa idea y siempre se la combatieron a Fidel la mayoría de los compañeros.
»Una vez que nosotros hablamos de eso, la idea aquella de Fidel, ya había suficientes mujeres para que eso se hiciera, entonces yo le hablé a Fidel y después las mujeres también, de crear un pelotón, de combatir, de empezar a organizarlo».4
El Comandante, quien se animó porque por fin tenían mujeres en la tropa, reafirmó:
«[...] Desde el principio muchas mujeres se unieron a nosotros. Iban en la tropa, después aumentó el número de mujeres. Algunas eran soldados y ya en los primeros combates dispararon. Ahora ya después de la ofensivayo siempre pensando mucho en el problema de la discriminación de la mujer, en el machismo, en todo eso. Yo tenía la convicción de que las mujeres podían tener una participación activa incluso en los combates. Entonces organicé las distintas mujeres que estaban en distintas tropas, reclutamos a otras e hicimos un pelotón, recordando a Mariana Grajales».5
La noticia de que Fidel había creado un pelotón de combate con las mujeres corrió como pólvora por cada verada de la Sierra y fue como un eco trasmitido de loma a loma. Otras muchachas también acudieron al campamento de La Plata para solicitar su incorporación. A partir de aquel instante todos las llamaron Marianas, nombre que supieron honrar en los combates.
El pelotón femenino Mariana Grajales quedó constituido por 13 combatientes: Isabel Luisa Rielo Rodríguez, jefa del pelotón; Delsa Esther Puebla Viltres, Teté, segunda jefa; Olga Esther Guevara Pérez, Ángela Antolín Escalona, Angelina; Edemis Tamayo Núñez, la Gallega; Orosia Soto Sardina, Flor Celeste Pérez Chávez, Eva Rodríguez Palma, Lilia Rielo Rodríguez, Rita García Reyes, Juana Bautista Peña Peña, Ada Bella Acosta Pompa y Norma Rosa Ferrer Benítez, El Comandante en Jefe señaló en su libro La contraofensiva estratégica:
«[...] Designé al frente del pelotón de mujeres, con el grado de teniente, a la enfermera rebelde Isabel Rielo, quien llegó a ostentar el grado de capitana de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Como segunda al mando fue nombrada la teniente Teté Puebla.
»Alguien me preguntó airado por aquellos días: “¿Por qué usted arma a esas mujeres con esos fusiles M-1?” Te voy a decir por qué —le respondí—, ¡porque son mejores soldados que tú!. No volvió a hacer comentario alguno. Era un buen soldado rebelde».6
Lilia Rielo, también estuvo presente en aquella reunión que convocó Fidel.Con palabras muy expresivas relató:
«Cuando terminó aquella reunión, cada cual salió para el campamento donde estaba; pero antes de irnos, Fidel nos dijo bajito: “Muchachitas, han visto cómo he tenido que discutir para que ustedes puedan combatir, si ustedes me fallan me tengo que poner un cubo en la cabeza”.
»No se puede negar lo visionario que siempre ha sido Fidel. Él tiene algo que yo le llamo ángel porque es muy previsor. Ya él sabía que faltaba poco tiempo para que terminara la guerra. Quería reivindicar a la mujer cubana y no a nosotras en particular porque estábamos allí, aunque fuimos las privilegiadas por estar más cerca. Que era irrespetuoso lo que algunos hombres opinaban de las mujeres. Que él estaba segurísimo de que nosotras íbamos a cumplir con nuestro deber. Porque el que estaba en la Sierra independientemente de los conocimientos culturales, tenía principios y de alguna forma u otra había sentido los rigores de la dictadura».7
En la organización del pelotón femenino, el Comandante recibió el apoyo de la heroína Celia Sánchez Manduley a quien las Marianas consideraron como una de ellas. Fue la primera mujer que empuñó un fusil en aquella proeza, cuando con un M-1 batió al enemigo junto a Fidel, en el combate de El Uvero el 28 de mayo de 1957.
El propio Fidel entrenó el pelotón con tácticas guerrilleras y ejercicios de tiro además de largas caminatas. En un inicio recibieron la misión de montar guardias en la Comandancia General y apoyar la guardia personal del Comandante en sus recorridos.
El 27 de septiembre, el pelotón Mariana Grajales tuvo su bautismo de fuego en el Combate de Cerro Pelado.«[...] El pelotón de mujeres rebeldes Mariana Grajales entró en acción por primera vez en ese combate, soportando firmemente, sin moverse de su posición, el cañoneo de los tanques Sherman».8
El 9 de octubre una escuadra de las Marianas bajó con el capitán Eddy Suñol a combatir a la zona de Gibara en Holguín. Dicho oficial, de probada trayectoria, era uno de los que se oponía a que se armara a las mujeres. Al presenciar el arrojo que demostraron en los combate le expresó a Fidel: «[...] a la voz de avance, mientras algunos hombres se quedaban rezagados, hacen vanguardia con un valor y una serenidad que tienen que merecer el respeto y el reconocimiento de todos los rebeldes y de todo el mundo».9
Otra escuadra apoyó el traslado de un cargamento de armas que llegó desde el exterior, y una tercera partió con Fidel el 11 de noviembre hacia Guisa. En aquella batalla, dando muestras de coraje, se ganaron sus fusiles. «[...] Una escuadra del pelotón de mujeres Mariana Grajales combatió valerosamente también durante los diez días que duró la acción soportando el bombardeo de los aviones y el ataque de la artillería enemiga».10
Las Marianas entraron a La Habana el 8 de enero de 1959 en la Caravana de las Libertad.«[...] Pasan las Marianas sin otras coronas / que sus sacrificios: cubanas marciales, / gardenias que un día se hicieron leonas / al beso de doña Mariana Grajales».11
Después de escuchar el histórico discurso del Comandante en Jefe Fidel Castro en la otrora Ciudad Militar Columbia, se trasladaron para el campamento de Managua. Allí también se concentraron otras compañeras, también de probados méritos, que habían permanecido en los diferentes frentes de combate apoyando a los rebeldes. Todas comenzaron a recibir un amplio entrenamiento que comprendió asignaturas militares y culturales como una preparación ante los nuevos retos que se avecinaban.
En una entrevista en el año 1983, Isabel Rielo, la capitana incansable, refirió:
«[...] en mayor o menos escala, todas, de procedencia campesina, unas con más posibilidades otras con menos, hemos interpretado el sentir de la Revolución. Estamos seguras que la Revolución se ha consolidado por el esfuerzo masivo, el heroísmo, el sacrificio del que ha participado la mujer revolucionaria, realizando actividades clandestinas, siendo combatiente, internacionalista, trabajadora honesta, defensora de la Revolución a través de las Fuerzas Armadas, las Milicias de Tropas Territoriales…».12
Aquellas 13 osadas muchachas, aún con el eco de los combates en sus oídos, plantaron bandera junto a nuestro pueblo heroico y batallador en cada tarea cotidiana, con el mismo ímpetu de la Sierra donde alcanzaron un sueño. Son dignas herederas de la Madre de la Patria y del siempre invicto Comandante Fidel. Su impronta es un paradigma para las presentes y futuras generaciones.
Referencias:
1 José Martí: “De las damas cubanas”, en Obras completas, t.5, Centro de Estudios Martianos, Colección digital, La Habana, 2007, p. 16.
2 Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en el parque Céspedes de Santiago de Cuba, el 1º de enero de 1959.
3 Entrevista a Olga Guevara el 23 de agosto de 1967.
4 Entrevista a Celia Sánchez Manduley, el 22 de agosto de 1967. Archivos de la Oficina de Asuntos Históricos de la Presidencia de la República de Cuba.
5 Documental:Marianas. Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y Sistema Informativo de la Televisión Cubana, 2015.
6- Fidel Castro Ruz: La contraofensiva estratégica, Editorial Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, 2010, La Habana, pp. 69-70.
7 Entrevistadel autor a Lilia Rielo el 14 de octubre de 2014
8 Fidel Castro Ruz: La contraofensiva estratégica, ob. cit., p. 95
9 Fragmento de una carta de Eddy Suñol al Comandante en Jefe del 4 de noviembre de 1958. Archivos de laOficina de Asuntos Históricos de la Presidencia.
10 Fidel Castro Ruz: La contraofensiva estratégica, Editorial Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 2010, p. 303.
11 Fragmentos de Marcha triunfal del Ejército Rebelde, de la autoría de Jesús Orta Ruiz, El Indio Naborí
12Silvia Bota y Adelina Vázquez: La razón para vivir, revista Mujeres, año 23, No.9, septiembre de 1983, p.9
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