Las lluvias dañan, pero nos unen
Fuertes lluvias, provocadas por una vaguada estática sobre el territorio, han azotado a la Mayor de Las Antillas durante los últimos días. Estas condiciones climatológicas han provocado el desbordamiento de ríos, arroyos y cañadas, así como inundaciones rurales y urbanas en diferentes localidades. Miles de personas han sido evacuadas en casa de amigos o familiares.
Nuestro Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, ha expresado su solidaridad con los damnificados. En su cuenta de Twitter, el mandatario aseguró que «nadie quedará desamparado» y que el gobierno está comprometido en la recuperación de las zonas afectadas. Destacó, además, el valor, heroísmo, decisión y organización de los dirigentes e instituciones que han enfrentado estos eventos, agradeciéndoles por su dedicación y esfuerzos en medio de las difíciles condiciones.
Pero no solo las entidades gubernamentales fungen en esta labor, toda Cuba se vuelca en aras del apoyo y la recuperación. Esta es una característica distintiva de los cubanos, donde haya alguien necesitado siempre habrá quien esté dispuesto a tenderle una mano.
«¡Atención cederistas! Solidaridad con nuestros hermanos de las provincias afectadas por las fuertes lluvias. Estaremos recibiendo donaciones en la sede nacional de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), ubicada en Línea entre K y L, en el Vedado, y en las sedes provinciales», informó en sus redes sociales el Héroe de la República y Coordinador Nacional de los CDR, Gerardo Hernández Nordelo.
Ante este llamado se han presentado miles de personas con todo tipo de ayuda: alimentos, aseo, útiles del hogar, ropa, calzado, entre otros.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior no quedan exentas de la situación. Hacia todos los rincones se mueven contingentes conformados por hombres de verde olivo con la misión de ayudar a las personas afectadas y restaurar la infraestructura dañada. Estas instituciones, profundamente ligadas al pueblo, siempre están entre las primeras en dar el paso al frente ante cualquier tipo de desastre natural.
Aunque aún existen zonas inundadas e incomunicadas el optimismo puede respirarse en el aire. Hay lugares en los que ya se evalúan daños para comenzar la etapa de recuperación. Una vez más hay urgencia de manos y corazón, de solidaridad y aporte. Las fuerzas de la naturaleza nos ponen a prueba y la respuesta no se hará esperar.
Las imágenes que circulan de los lugares afectados aprietan el corazón, pero regocija saber que hasta allí llega la energía de todos los cubanos. Nos mueve el deseo de hacer y sabemos que vienen días muy intensos y duros, pero no hay desaliento ni rendición.
Apostemos otra vez por el gran huracán de la solidaridad, vencedor siempre de todas nuestras contingencias. Nos toca hoy poner el pecho y colocarnos por encima de la adversidad para demostrar que en Cuba las lluvias dañan pero unen.
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