Rompiendo la tradición familiar de lealtad a España, Calixto García Íñiguez se unió en 1869 a la contienda mambisa, alzándose en su natal Holguín. Pronto demostró sus dotes como soldado y jefe, así como sus conocimientos de estratega, lo que le propició una rápida escalada por los diferentes grados militares.

Durante la guerra organizó a las tropas cubanas bajo una férrea disciplina y mantuvo en jaque al enemigo, principalmente en las zonas cercanas a las ciudades de Holguín, Banes, Gibara, Mayarí, extendiendo luego sus actividades hasta Moa. Una de sus principales labores fue la de proteger los desembarcos de las expediciones cargadas de armas y patriotas.

En 1874 el Mayor General Calixto García fue sorprendido con muy pocos hombres por una columna enemiga en el lugar conocido por San Antonio de Baja. En tan desigual encuentro y ante la posibilidad de caer prisionero prefirió el suicidio. Se disparó en el paladar con su revólver sin lograr su objetivo, pues sobrevivió y gravemente herido fue apresado por las huestes bajo el mando de Francisco Ariza Gómez.

Pocos días luego de su captura las autoridades españolas informaron a su madre Lucía Íñiguez que su hijo había sido apresado, a lo que ella respondió: "Ese no es mi hijo", pero la soldadesca española admitió que estaba muy grave por haberse intentado suicidar antes de caer preso. Sólo entonces la madre del Mayor General respondió: “¡Ese, ese es mi hijo Calixto!… ¡Muerto antes que rendido!…”.