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Omar Felipe Mauri Sierra, narrador, periodista y ensayista, hace galas de sus dotes para ofrecer al público El fantasma Rustán. La obra, armada con las ilustraciones de Ángel Orestes Fernández Quintana, hace uso de la historieta como recurso principal para llegar de forma más amena a los niños y jóvenes.

 

El texto, bajo el sello de la Casa Editorial Verde Olivo, propone un acercamiento a la vida de José Policarpo Pineda Rustán (Baracoa, 1839 – Mayarí Abajo, 1872), el más bravo de los coroneles guantanameros por su temeridad, coraje y fortaleza.

 

Entre sus páginas se entretejen historias poco conocidas de su vida así como las leyendas que le rodean. El título del volumen surge de a raíz de la persecución constante a Rustán por parte de las tropas españolas, a las que siempre lograba burlar esfumándose como un fantasma. 

 

Sus líneas rebosan amor, cubanía, libertad, múltiples facetas, anécdotas y misterios referentes a quien, en palabras de Antonio Maceo, fue «Uno de los tres hombres más valientes de la Guerra Grande». Quienes lo conocieron afirmaban que tenía una mirada viva, una gran sonrisa y que nunca le temió a la muerte; quizás por eso murió “dos veces”, paradójicamente de la misma forma.

 

La incógnita que rodea su imagen hace que hasta hoy siga viva su historia. Sirva este libro para homenajearlo y recordar, con humor e imaginación, que Rustán hizo dudar a más de uno sobre la existencia de los fantasmas.

Emilia de Córdoba y Rubio (San Nicolás, 1853-La Habana, 1920) no solo luchó por la independencia de Cuba como Ana Betancourt, Carlota o Can- ducha Figueredo, entre muchas cubanas; sino que después de lograda la República, batalló por el reconocimiento y la justicia para los patriotas y veteranos, y sobre todo, por la igualdad de la mujer.

Me sentí tan estimulada ante la solicitud de Eugenita —a quien conozco desde que era una diminuta niña—, que ni el agotamiento de mis noventaidós años, ni el que me produce mi estado de salud actual pudieron impedir mis palabras a Celia. Hago el mejor esfuerzo e intento, aunque breve, reconocer una vez más a nuestra heroína y felicitar a la autora por revelar de manera sencilla y familiar una arista tan gratificante como poco conocida: el amor maternal de su protagonista.

 

Me dispongo a escribir y cuatro mujeres cubanas, ya fallecidas, encabezan hoy mis recuerdos... Haydée Santamaría Cuadrado, asaltante al cuartel Moncada, fundadora y directora de Casa de las Américas; Vilma Espín Guillois, combatiente del Segundo Frente Oriental Frank País, fundadora y presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas; Melba Hernández Rodríguez del Rey, asaltante también al cuartel Moncada, expresión de solidaridad de toda Cuba con los pueblos de Vietnam, Laos y Cambodia. Ya antes había abierto ese camino hacia la inmortalidad Celia Sánchez Manduley, luchadora clandestina insuperable, combatiente guerrillera indómita, ferviente dirigente política y administrativa: cuatro baluartes de nuestra Revolución.

El presente volumen resulta un interesante ensayo para el estudio de uno de los hechos históricos más relevantes de la nación. Es un texto que despierta mucha curiosidad, por ello sabemos que estudiantes, profesores y pueblo en general se adentrarán en los pormenores de tan significativo acontecimiento, que a todos motiva. La Batalla de Santa Clara es una epopeya de carácter popular, por eso los sucesos de aquellos días son contados por tantos desde su óptica, por sus protagonistas. Por las características propias de la oralidad, a veces no se cuentan las acciones como realmente fueron; por eso es esta obra de carácter científico bien fundamentado, amparada por una bibliografía confiable y testimonios de los participantes directos en la acción, quienes estuvieron junto a su pueblo y dirigidos por uno de los hombres imprescindibles de la gesta de liberación cubana, el Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara.

Cuando murió el comandante Ernesto Che Guevara en la guerrilla boliviana, en 1967, tenía yo casi doce años, por lo que solo conocí lo esencial de aquellos acontecimientos. Con el tiempo me fui interesando en el tema y, al estudiar en la universidad la especialidad de Historia, junto a otros alumnos que como yo admirábamos de manera profunda al comandante argentino-cubano, logré acceder a atrayentes informaciones desconocidas por mí hasta entonces.

 

 

 

 

Este libro evoca el amor entre Ignacio Agramonte y Amalia Simoni. Cada día resulta más necesario el conocimiento de las historias y los valores que nutren la cubanía y el patriotismo, más si se trata del legado de dos de sus hijos más notables: Ignacio y Amalia. Esta historia no está edulcorada, ni exagerada, tampoco es una leyenda; así, cubierta de carne, plena de humanismo, llegará a las manos de los cubanos de hoy. Sin duda, sentirán orgullo por ser sucesores de la emblemática pareja y perpetuarán su memoria a través de todos los tiempos.

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