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El beso de Cuba, llamaba a la marca en su labio superior: fue una herida que recibió en combate. Flor Crombet (nacido en El Cobre, Santiago de Cuba, 17 de septiembre de 1851) casi desde niño se entregó plenamente a su Patria. Por su valor e inteligencia ganó la confianza de Antonio Maceo, Máximo Gómez y José Martí. Participó en la Protesta de Baraguá. Para or- ganizar la Guerra Chiquita, viajó a Estados Unidos, al regresar fue detenido y enviado a España. Allí sufrió prisión 23 meses, pero logró escapar y se estableció en Costa Rica. Para reiniciar la Guerra Necesaria, dirige la expedición de la goleta Honor, que con Antonio y José Maceo, desembarca el 1 de abril de 1895 por Duaba (Baracoa). Cerca del lugar, cayó combatiendo diez días después. Flor tiene un noble corazón, −afirmó Martí. Y su vida deslumbra como fuego intenso, maravilloso.

“(…) He estado enfermo, y me atendieron
muy bien la cubana Paulina, que es negra
de color, y muy señora en su alma (…)”

 

José Martí

“Martí,
Te quise como madre, te reverencio como
cubana,
Tú fuiste bueno: a ti deberá Cuba su
Independencia”.

Omar Felipe Mauri Sierra, narrador, periodista y ensayista, hace galas de sus dotes para ofrecer al público El fantasma Rustán. La obra, armada con las ilustraciones de Ángel Orestes Fernández Quintana, hace uso de la historieta como recurso principal para llegar de forma más amena a los niños y jóvenes.

 

El texto, bajo el sello de la Casa Editorial Verde Olivo, propone un acercamiento a la vida de José Policarpo Pineda Rustán (Baracoa, 1839 – Mayarí Abajo, 1872), el más bravo de los coroneles guantanameros por su temeridad, coraje y fortaleza.

 

Entre sus páginas se entretejen historias poco conocidas de su vida así como las leyendas que le rodean. El título del volumen surge de a raíz de la persecución constante a Rustán por parte de las tropas españolas, a las que siempre lograba burlar esfumándose como un fantasma. 

 

Sus líneas rebosan amor, cubanía, libertad, múltiples facetas, anécdotas y misterios referentes a quien, en palabras de Antonio Maceo, fue «Uno de los tres hombres más valientes de la Guerra Grande». Quienes lo conocieron afirmaban que tenía una mirada viva, una gran sonrisa y que nunca le temió a la muerte; quizás por eso murió “dos veces”, paradójicamente de la misma forma.

 

La incógnita que rodea su imagen hace que hasta hoy siga viva su historia. Sirva este libro para homenajearlo y recordar, con humor e imaginación, que Rustán hizo dudar a más de uno sobre la existencia de los fantasmas.

Emilia de Córdoba y Rubio (San Nicolás, 1853-La Habana, 1920) no solo luchó por la independencia de Cuba como Ana Betancourt, Carlota o Can- ducha Figueredo, entre muchas cubanas; sino que después de lograda la República, batalló por el reconocimiento y la justicia para los patriotas y veteranos, y sobre todo, por la igualdad de la mujer.

El presente volumen resulta un interesante ensayo para el estudio de uno de los hechos históricos más relevantes de la nación. Es un texto que despierta mucha curiosidad, por ello sabemos que estudiantes, profesores y pueblo en general se adentrarán en los pormenores de tan significativo acontecimiento, que a todos motiva. La Batalla de Santa Clara es una epopeya de carácter popular, por eso los sucesos de aquellos días son contados por tantos desde su óptica, por sus protagonistas. Por las características propias de la oralidad, a veces no se cuentan las acciones como realmente fueron; por eso es esta obra de carácter científico bien fundamentado, amparada por una bibliografía confiable y testimonios de los participantes directos en la acción, quienes estuvieron junto a su pueblo y dirigidos por uno de los hombres imprescindibles de la gesta de liberación cubana, el Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara.

Cuando murió el comandante Ernesto Che Guevara en la guerrilla boliviana, en 1967, tenía yo casi doce años, por lo que solo conocí lo esencial de aquellos acontecimientos. Con el tiempo me fui interesando en el tema y, al estudiar en la universidad la especialidad de Historia, junto a otros alumnos que como yo admirábamos de manera profunda al comandante argentino-cubano, logré acceder a atrayentes informaciones desconocidas por mí hasta entonces.

 

 

 

 

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