La unidad como bandera

14 de Octubre de 2024

Archivo de Juan Nuiry.: Los dirigentes de la FEU Juan Nuiry, Omar Fernández y José Fontanills tras su llegada a la Sierra Maestra.

Aquella noche de luna clara, el piloto del bimotor Douglas DC3 podía distinguir, desde el aire, dos filas de luces parpadeantes en la tierra. Llevaba ya varias horas de vuelo, pues había salido de Canadá rumbo a Venezuela y, por coordinaciones del Movimiento 26 de Julio en Miami, aterrizó antes en un aeropuerto de la ciudad norteamericana de Fort Lauderdale para, mientras cambiaba la tripulación por dos aviadores cubanos, permitir que abordaran tres muchachos de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y subir un cargamento de armas con destino a Cuba

 

Esta escala tampoco estaba prevista en la ruta oficial, pero lo cierto es que, guiado por los mechones que los rebeldes dispusieron en una pista improvisada en Cieneguilla, cercana a Manzanillo, la nave tocó tierra. Era el 13 de octubre de 1958 y arribaban a la Isla Juan Nuiry, secretario general de la FEU, José Fontanills, vicepresidente de la FEU de Oriente, y Omar Fernández, presidente de la Asociación de Estudiantes de la Escuela de Medicina de la Universidad de La Habana, los representantes de la única organización que firmó el Pacto de Miami y después se fue a la Sierra a cumplir con Fidel.

 

Desde la llegada a Estados Unidos de Haydée Santamaría en mayo de 1958 -para coordinar las acciones del Movimiento en el exterior y obtener fondos y armas-, ellos no dudaron en buscarla. «Le manifesté que le reiterara a Fidel que la FEU estaba junto a él y que nuestras armas estaban a su disposición. A pesar de los inconvenientes, su dirección insistía en incorporarse a la guerrilla en la Sierra Maestra», recordaba Juan.

 

 

«Haydée lo consultó y en menos de 48 horas llegó la respuesta de Fidel: "Los dirigentes estudiantiles que vengan urgente, en el próximo vuelo". Queríamos volver a Cuba, pero con Fidel para la Sierra, no para otro lugar», aseguraba Omar.

 

Por eso, inmensa fue la emoción desde que, estando aún por las nubes, se vistieron con el uniforme verde olivo, como un presagio de cercanía y lucha, y más aún cuando pisaron suelo cubano y fueron recibidos por los rebeldes, entre ellos Felipe Guerra Matos, el capitán que los llevó hasta su campamento. Al otro día, con la fresca de la madrugada, los despidió e indicó al capitán César Suárez conducirlos al encuentro con el Comandante en Jefe.

 

Larga y extenuante les resultó a los tres la caminata hasta la Comandancia de La Plata y, cuando creían agotado todo su esfuerzo físico, escucharon el ruido inconfundible de un fuerte tableteo de fusiles. «No se preocupen, ese es Fidel probando las armas que ustedes trajeron. Siempre las prueba una por una», les dijo pausadamente César Suárez.

 

Horas después, escucharon a alguien decir: «"Estamos llegando!" [...] y entonces recordé una frase de nuestro José Martí, cuando escribió "A las estrellas no se llega por caminos llanos". Ni a La Plata tampoco, pensé, recordaba Nuiry, quien, desde su llegada, grabó en su memoria los detalles del histórico lugar:

 

«[...] tenía como centro una pequeña cabaña rústica, hecha de troncos de pino y techo de guano, llamada "la cabaña del Comandante". A su alrededor, construidas a cierta distancia una de otra, se fueron conformando otras del mismo tipo. Una tupida vegetación camuflageaba el lugar contra la visibilidad de los aviones enemigos, pero tenía la dificultad de que no entraban los rayos del sol, por lo que el suelo se mantenía permanentemente fangoso, pues la lluvia era constante».

 

 

Y al fin llegaron ante Fidel. En aquel encuentro,  rememoraba Nuiry que el Comandante no se cansaba de preguntar los pormenores de lo ocurrido el 13 de marzo, y hablaba de José Antonio Echeverría, de sus cualidades excepcionales y de la última vez que lo vio en México. «Con él se perdió un genuino y repre- sentativo dirigente del estudiantado, de la juventud y de la Revolución», aseguraba Juan que dijo Fidel.

 

Durante esos momentos los muchachos le relataron, detalladamente, la crítica situación que enfrentaron al regresar a Cuba luego del segundo encuentro de la Carta de México, cuánto se lamentaba José Antonio en no poder hacer más, y la voluntad de ellos en hacer cumplir el acuerdo tomado en el exilio de que la dirección de la FEU se uniera a la vanguardia de la lucha en la el escenario de la guerra.

 

Nuiry contaría después: «[...] observamos a Fidel en toda su proyección política y militar, agigantada desde la última vez que lo vimos en México. En aquellos encuentros con el Comandante en Jefe no existió el diálogo de negociaciones entre dos organizaciones, aunque ambas estuvieran avaladas por una amplia trayectoria y prestigio. Se oyó un lenguaje de reafirmación a la Revolución, con una valoración de la enorme fuerza moral del estudiantado cubano en su trayectoria dentro del país y en la esfera internacional».

 

Conversaban todos con franqueza, con la confianza que se tienen los antiguos compañeros. Fidel rememoraba su época de estudiante y a veces los sorprendía la luz del día oyéndolo narrar anécdotas y pasajes de su vida como dirigente en la Universidad de La Habana.

 

«Fíjate si ese primer día habló con nosotros que empezó a las 4:00 p.m. y a las 8:00 a.m. del otro día, pasó Celia Sánchez y él le dijo: "Búscale café a los muchachos de la FEU no vaya a ser que se me queden dormidos"»,  manifestaba Omar.

 

Entonces, en nombre de la más alta representación del estudiantado cubano, solicitaron un lugar en la primera línea de fuego. Por eso en una de estas reuniones conocieron sobre la idea de Fidel de crear la Columna no. 32, José Antonio Echeverría, la cual operaría en el Cuarto Frente Oriental Simón Bolívar, al mando de quien había sido estudiante de Derecho en la UH, el ya comandante Delio Gómez Ochoa. A ella se incorporarían Omar y Fontanills. Asimismo, se acordó que Nuiry permaneciera en la Columna no. 1 José Martí, al mando de Fidel.

 

Allí, en las lomas orientales, ellos eran el símbolo de que la FEU combatía unida al ejército del 26 de Julio, «sin pedir grados ni posiciones, sencillamente un puesto de combate en la lucha por la liberación», afirmaba Nuiry.

 

Por las ondas de Radio Rebelde se dio a conocer la presencia de la FEU en el centro de operaciones de las montañas orientales, y la noticia se esparció dentro y fuera de Cuba.

 

 

 

Ya el 30 de octubre de 1958, Juan, como secretario general de la organización, suscribió con el Comandante en Jefe un documento que se conocería después como «Manifiesto del Movimiento Revolucionario 26 de Julio y la Federación Estudiantil Universitaria», el cual reafirmaba la unidad revolucionaria y ratificaba el compromiso contraído con la Carta de México.

 

 

En esa declaración se expresa: «La juventud y el pueblo de Cuba, representados genuinamente por el Movimiento Revolucionario 26 de Julio y la Federación Estudiantil Universitaria ratifican hoy el compromiso que hicieron en México y se abrazan en el campo de batalla. ¡Ya el Ejército Rebelde tiene una montaña más: la Colina universitaria!».

 

Hoy, 66 años después, la decisión de Juan, Omar y Fontanills de llegar a toda costa al lado de Fidel y demostrar así que la FEU era un soldado más del Ejército Rebelde, es un valioso ejemplo de unidad revolucionaria, la misma a la que el General de Ejército Raúl Castro Ruz nos convocara, el 1.° de enero en Santiago de Cuba, a cuidar con suma dedicación:

 

«La unidad es nuestra principal arma estratégica; ha permitido a esta pequeña isla salir airosa en cada desafío; sustenta la vocación internacionalista de nuestro pueblo y sus proezas en otras tierras del mundo, siguiendo la máxima martiana de que patria es humanidad. ¡Cuidemos la unidad más que a la niña de nuestros ojos! No tengo duda de que así será. Estoy convencido de que los Pinos Nuevos, nuestra combativa juventud, así lo garantizará».

 

 

Y es que los muchachos de hoy, para asumir esas posturas, cuando miren hacia atrás en la historia encontrarán las actitudes dignas de Fidel, Raúl, Juan, Omar o Fontanills, esos que un día fueron jóvenes como ellos y no dudaron en alzar la bandera de la unidad para bien de la Revolución.

 

Comentarios

En este sitio no se admiten comentarios que violen, incumplan o inciten a romper legislaciones cubanas vigentes o atenten y dañen el prestigio de alguna personalidad o institución, así como tampoco aquellos que contengan frases obsenas, groseras o vulgares. Verde Olivo se reserva el derecho de no publicar los comentarios que incumplan con las normas antes expuestas.

To prevent automated spam submissions leave this field empty.
CAPTCHA
Esta pregunta es para probar si usted es o no una persona real e impedir el envío automatizado de mensajes basura.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres que se muestran en la imágen.