El 13 de marzo de 1957 la tranquilidad de la tarde capitalina fue rota por el ruido de numerosos disparos y, sobre todo, por la vibrante alocución del presidente de la FEU José Antonio Echeverría Bianchi: «¡Pueblo de Cuba! En estos momentos acaba de ser ajusticiado revolucionariamente el dictador Fulgencio Batista. En su propia madriguera del Palacio Presidencial el pueblo de Cuba ha ido a ajustarle cuentas. Y somos nosotros, el Directorio Revolucionario, los que en nombre de la Revolución Cubana hemos dado el tiro de gracia a este régimen de oprobio. Cubanos que me escuchan acaba de ser eliminado...».

Fiel a sus tradiciones de lucha, el estudiantado universitario se había manifestado contra el cuartelazo de Batista (10 de marzo de 1952). En agosto de 1956, Fidel y José Antonio, líderes del Movimiento 26 de Julio (MR-26-7) y el Directorio Revolucionario (DR), habían firmado la «Carta de México», en la que ambas organizaciones habían «[…] decidido unir sólidamente sus esfuerzos en el propósito de derrocar a la tiranía y llevar a cabo la Revolución Cubana».¹

El asalto al Palacio Presidencial fuerealizado por un comando de 50 hombres con armas automáticas, con la misión de ajusticiar a Batista, quien todo el tiempo estuvo en el tercer piso deledificio, fuera de su alcance, y un grupo de apoyo, integrado por otros 100 asaltantes, cuyo camión se extravió y llegó tarde. A la vez, fue tomada la emisora Radio Reloj por José Antonio y unos quince hombres, con el propósito de dar a conocer la muerte del tirano y llamar al pueblo a la lucha. A continuación se ocuparía la Universidad, que funcionaría como cuartel general.

Como se sabe, el asalto fracasó. El automóvil en que viajaba José Antonio resultó interceptado por un vehículo policiaco al costado del recinto universitario y, en el enfrentamiento, el líder estudiantil murió ametrallado.

Su sepelio se efectuó el 14 de marzo en horas de la noche, en presencia de pocos familiares y amigos, quienes fueron registrados por los agentes policiales. Durante todo el tiempo, la necrópolis estuvo rodeada por soldados y miembros del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), que procedieron a registrar autos y personas.

Sin embargo, pese al fracaso, ese día se grabó en la historia de Cuba como aquel en que un grupo de valerosos estudiantes se inmolaron en el altar de la Patria y escribieron una hermosa página de heroísmo y abnegación.

Por eso, al rememorar los hechos, en homenaje a los mártires del 13 de marzo y refiriéndose a todos los que han dado su sangre en aras de la libertad patria, Fidel expresó: «¡Nosotros entonces habríamos sido como ellos, ellos hoy habrían sido como nosotros!».²

Referencias

¹ Francisca López Civeira y Fabio E. Fernández: Fidel en la tradición estudiantil universitaria, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 2016, p. 208.

² Fidel Castro: «Palabras en honor a los mártires del 13 de marzo», 13 de marzo de 1965, en http://www.cuba.cu/gobierno/discursos