No existe mayor satisfacción para un padre, que ver a sus hijos regresar a casa, después de cumplir honrosamente la sagrada misión de prepararse para la defensa de la Patria. Dejar atrás el uniforme verde olivo para ahora vestirse de orgullo y, poner en manos de mamá y papá, el documento que certifica que han cumplido con su deber.

«[...]El primer deber de un hombre de estos días, es ser un hombre de su tiempo[...]»1*, así lo cita el Héroe Nacional y de tal manera lo afrontan nuestros jóvenes, asumiendo con responsabilidad el cumplimiento del Servicio Militar Activo (SMA).

Muchas son las vivencias que han de llevar consigo al hogar. Anécdotas que habrán de contar, al pasar de los años a hijos y nietos, porque somos historia y continuidad. Ya no son aquellos adolescentes  con la preocupación de estar lejos del abrigo de su domicilio.

«Confieso que al salir de casa, me atrapó la añoranza, porque jamás había estado lejos de mis padres. No sabía si sería capaz de desenvolverme solo. He madurado, soy más organizado, responsable e independiente, antes no lo era ni tan solo un poco. El Servicio Militar Activo me ha enseñado y ayudado mucho. Me ha formado, siendo capaz de valerme por mí mismo. No hay nada más noble y humano que prepararse para la defensa de la Patria». Comenta uno de los jóvenes que concluyó esta tarea, antes de abordar el ómnibus en el que debía partir de regreso a su vivienda.

En su rostro se reflejaba el agradecimiento total de todo lo bueno adquirido durante la sacrificada etapa.

Hay palabras que paralizan el mundo, y virtudes que distinguen a los hombres. La gratitud muestra la verdadera pureza de la persona. Nuevos caminos les espera para el futuro. Después de un arduo ciclo de preparación militar, no queda más que, cambiar el fusil por libros, pues, «[...]trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras[...]»2*

BIBLIOGRAFÍA:

1*. José Martí, “A Joaquín Macal. Guatemala, 11 de abril de 1877”, en Obras Completas, vol. 7 (La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1975), 97.

2*. José Martí, en Nuestra América, publicado en los Estados Unidos en enero de 1891.