Entre la experiencia y la aspiración
La campaña de alfabetización orientada por Fidel sentó las bases del desarrollo que hoy alcanza el magisterio cubano a escala internacional.Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba (FAR) poseen una red de instituciones docentes con una función crucial en la formación de profesionales altamente capacitados para la defensa y también para aportar al progreso socioeconómico de la nación,más allá de su rol estrictamente militar.
Estos centros educativos suman veinte escuelas de Camilitos y ocho de nivel superior en los que ejercen más de tres mil profesionales que garantizan la cobertura docente. Ofrecen una amplia gama de especialidades, cubriendo áreas tan diversas como la ingeniería, las telecomunicaciones, la medicina, la informática y la navegación. Estos logros se deben a la estabilidad y al sentido de pertenencia al gremio militar.
Las escuelas «Camilo Cienfuegos» forman bachilleres en ciencias y letras. Los definen una profunda vocación castrense, adecuadas capacidades físicas y mentales, valores políticos, morales, disciplinarios y la convicción de formarse como oficiales en cualquiera de los perfiles, niveles y especialidades que se estudian en las instituciones docentes de nivel superior de las FAR.
A su vez, las universidades están destinadas a la formación de oficiales de nivel superior, medio y básico, y de suboficiales de nivel medio. Incluyen, además, la correspondiente superación y formación académica de postgrado según las especialidades.La preparación está refrendada en los modelos de actuación, planes y programas de estudio mediante cursos presenciales, semipresenciales y no presenciales.El rigor académico es fundamental en este sistema educativo, y en la combinación de la teoría con una sólida práctica forman profesionales competentes.
El ingreso a los cursos de formación de oficiales se realiza cada año mediante convocatoria pública, a partir de la voluntadde los aspirantes, tomando como cantera fundamental a los egresados de las escuelas militares «CamiloCienfuegos» y de los institutos preuniversitarios y tecnológicos civiles; así como a sargentos, cabos, soldados y marineros que proceden del Servicio Militar Activo.
La importancia de estas instituciones trasciende el ámbito militar. Muchos de sus graduados contribuyen al desarrollo de sector esclave de la economía cubana, aplicando sus conocimientos en áreas sensibles como la infraestructura, la energía y la salud pública. Este aporte es vital para un país que enfrenta constantemente los retos de un bloqueo económico y la necesidad de una innovación constante.
Además de la formación técnica, las instituciones docentes de las FAR enfatizan la formación ideológica y el desarrollo de valores cívicos y patrióticos. Este enfoque integral busca formar profesionales no solo competentes en sus disciplinas, sino también comprometidos con la construcción de una sociedad justa.
Pero más allá de la tecnología y la estrategia, es el magisterio, la dedicación de los instructores y profesores de las FAR, lo que verdaderamente distingue a los militares cubanos. Son ellos los verdaderos artífices de la transmisión de conocimientos, valores, disciplina y —por sobre todas las cosas— de ese profundo amor por esta tierra. Sus palabras moldean el carácter de cada cadete y alientan el entusiasmo, la motivación, la responsabilidad y el esfuerzo. Es en la interacción maestro-alumno, en ese diálogo silencioso entre la experiencia y la aspiración, donde se construye la fuerza moral que distingue a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba.
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