Servicio Militar Voluntario Femenino: un camino a la superación
El Servicio Militar Voluntario Femenino representa en Cuba una opción formativa con beneficios concretos dentro del mundo militar y civil. Combina la preparación para la defensa con el desarrollo profesional y ofrece múltiples oportunidades a las muchachas que manifiestan su interés por esta alternativa.
Con más de 40 años de experiencia desde sus inicios como proyecto experimental, el modelo actual es un componente esencial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. El Servicio Militar Voluntario Femenino opera desde el perfeccionamiento y ajuste continuo a las necesidades de la defensa nacional para demostrar que la inclusión de la mujer no solo se trató de una elección necesaria en su momento, sino estratégica.
El viejo prejuicio de que las mujeres no están aptas para el servicio de armas queda cancelado frente a la destreza y habilidades de estas jóvenes con capacidades equivalentes o superiores a sus compañeros. Su trabajo demuestra resultados tangibles en la eficiencia militar, el impacto social y el desarrollo profesional.
Durante este período las voluntarias pueden desempeñarse en áreas tan diversas y complejas como las comunicaciones, la logística, la salud, labores productivas del Ejercito Juvenil del Trabajo y también en especialidades técnicas. Su participación no se limita a roles tradicionales, porque la contribución de cada una de ellas depende de las competencias demostradas.
Actualmente existen muy pocas diferencias entre el servicio de los hombres y de las mujeres en cuanto a exigencia, disciplina y entrega. La preparación física se reajusta a sus estándares, pero la igualdad de condiciones resulta en un multiplicador de capacidades para las FAR. Lo que en un inicio fue integración, hoy es normalización.
Entre los beneficios más populares de esta elección para las muchachas está el acceso a la formación universitaria o la posibilidad del cambio de carrera una vez concluido el servicio. También reciben atractivas ofertas de empleo acorde a sus posibilidades e intereses, e incluso tienen la opción de formarse como oficiales de las FAR en centros de enseñanza militar.
El modelo actual de Servicio Militar Voluntario Femenino es un programa complejo y dinámico que responde tanto a necesidades educativas como defensivas. Debido a su carácter voluntario la duración de este período es de solo un año. Sin embargo, en tan corto tiempo las jóvenes reciben una formación de calidad, oportunidades profesionales y crecimiento personal.
A lo largo de cuatro décadas esta idea ha demostrado ser mucho más que un mecanismo de reclutamiento, el Servicio Militar Voluntario Femenino es una plataforma de ventajas y oportunidades para sus participantes, la institución armada y la sociedad.
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