Concepción de la Pedraja, un hombre del Che.

04 de Octubre de 2024

Octavio de la Concepción y de la Pedraja. Foto :Ecured

A veces la vida, como espiral, coloca al final muy cerca del principio. Eso fue lo que debió pasar en el caso del combatiente internacionalista Octavio de la Concepción de la Pedraja, quien nació el 16 de octubre de 1935 y encontró la muerte un 12 de octubre de 1967.

 

Tuvo tantas oportunidades de probar su valía como guerrillero y médico en la Sierra Maestra y el Congo, que cuando el Che armó su nueva guerrilla para irse a Bolivia, lo incluyó en su equipo. Sin embargo, de esta última epopeya no regresaría hasta transcurrido 30 años después, cuando finalmente sus restos fueron localizados juntos a los de otros combatientes.

 

Su suerte y la del Che, estuvieron estrechamente ligadas.El 20 y 22 de agosto, el jefe guerrillero en sus notas hizo referencia a los padecimientos de Octavio: «El Médico sigue enfermo de un aparente lumbago con toma del estado general que lo convierte en un inválido». «Le hice una anestesia regional al Médico y con eso pudo viajar, en la yegua, aunque llegó dolorido, parece un poco mejorado». Un tiempo antes también había tenido otros padecimientos como paludismo.

 

Y es que como paradoja humana, Moro, Morogoro, Muganga o simplemente el Médico, había pasado a engrosar la abultada lista de los enfermos. Estos últimos fueron los hombres a quien el jefe colocó en el centro de los tres flanco montados para repeler el desigual ataque del Ejército boliviano.

 

Tristemente, la Quebrada del Yuroel 8 de octubre de 1967 fue el último sitio donde se comprobó la genialidad militar del Che. Gracias a la manera en que organizó a sus hombres, muchos de ellos lograron romper el cerco, entre los que se encontraba Octavio. Sin embargo, lo peor para ellos estaba por venir.

 

Si difícil fue salir del cerco, todavía más complicado debieron ser los días siguientes. Por una parte estaba la zozobra por no saber la suerte que habían corrido sus compañeros. Por otra parte, los escasos campesinos de la zona habían sido tan amedrentados, que difícilmente se habrían expuestos a la represalias contra ellos y sus familiares en caso de ayudar a los guerrilleros.

 

El panorama terrible lo completaba un Ejército sediento de sangre, que buscaba a cada sobreviviente sin perderles, ni pie, ni pisada.

 

Junto a Octavio estaban tres combatientes, aunque él debía ser el de mayor experiencia porqueen la Sierra Maestra integró el Departamento de Sanidad Militar Rebelde del Segundo Frente Oriental Frank País, tarea parecida a la que le encomendaron en el Congo.

 

Los flacos guerrilleros, a duras penas lograban desplazarse. La marcha era afectada por múltiples dolencias, y además porque intentaban moverse sin ser descubiertos. Agotados, con hambre y sed, por eso al toparse con la confluencia de los ríos Mizque y Grande, no lo pensaron dos veces para tomar agua.

 

Y aunque ellos no lo supieron, allí estaba emboscado el Ejército. Los militares tuvieron la sangre fría de dejar a los guerrilleros ganar confianza, antes de abrir fuego. Finalmente, alguien dio la orden y comenzó de nuevo el infierno en la tierra, pero el definitivo.

 

Poco pudieron hacer los soñadores y fueron masacradossalvajemente.

 

Eso ocurrió el 12 de octubre de 1967, cuando apenas faltaban cuatro días para que Octavio celebrara su cumpleaños 32. En ese momento llevaba once meses en los inhóspitos territorios bolivianos, en busca de una mejor calidad de vida para los seres humanos de ese país. 

 

Referencias:

 

 

 

 

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