Che, ciudadano cubano por nacimiento

08 de Febrero de 2024

Los extraordinarios méritos del Che, avalaban la decisión del primer Consejo de Ministros del gobierno revolucionario al declararlo ciudadano cubano por nacimiento. Fuente: Archivo de la Casa Editorial Verde Olivo.

«Che, ciudadano cubano». Así se tituló la nota informativa que, según el diario Granma del 8 de febrero de 2017, encabezaba la columna uno de la primera plana del periódico Revolución, en su edición del martes 10 de febrero de 1959, la cual daba a conocer la Ley Fundamental promulgada por el gobierno revolucionario en una sesión iniciada el 7 de febrero y finalizada en la madrugada del siguiente día.

 

El artículo explicaba que la Ley de leyes, basada en la progresista Constitución de 1940, había incorporado artículos acordes con el proceso revolucionario que vivía Cuba. Específicamente en su acápite 12 se podía leer a partir de ese día: «son cubanos por nacimiento […] los extranjeros que hubiesen servido a la lucha contra la tiranía derrocada el día 31 de diciembre de 1958 en las filas del Ejército Rebelde durante dos años o más, y hubiesen ostentado el grado de comandante durante un año por lo menos, siempre que acrediten esas condiciones en la forma que la ley disponga».

 

De esta manera se enaltecería a los extranjeros que combatieron en la Sierra Maestra, como mismo se había distinguido años antes al Generalísimo Máximo Gómez Báez, dominicano que contribuyó decisivamente a los triunfos mambises en las Guerras de Independencia.

 

En esta ocasión, la decisión del primer Consejo de Ministros del Gobierno Revolucionario se basó en los notables valores de Ernesto Guevara de la Serna, guerrillero nacido el 14 de junio de 1928 en Rosario, Argentina; médico y combatiente  consagrado, quien luchó junto a los cubanos por defender la justicia y la libertad nacional contra la dictadura de Fulgencio Batista.

 

Aún retumbaban los ecos de su ascenso a comandante, de sus estrategias militares durante la ofensiva final del Ejército Rebelde, y de las significativas hazañas en la contundente Batalla de Santa Clara dirigida por él y definitiva para el triunfo del 1.º de enero de 1959.

 

Al mismo tiempo, se afianzaba el cariño que la población demostraba hacia el intrépido y perspicaz luchador, a quien le nombraban afectuosamente Che.

 

Testigos como Luis Buch, Secretario del Consejo de Ministros de 1959 a 1962, afirmaron que al comunicarle el acuerdo al comandante Guevara; este, tras superar la sorpresa, consideró inmerecido tanto honor, pues él solo había sido honesto con sus convicciones al combatir por la liberación del pueblo cubano, como lo hubiera realizado por otro lugar del mundo.

 

También afirman que rápidamente comprendió las razones por las cuales los hijos de esta Isla le confirieron tal honor, a los que él nunca les haría una descortesía. Entonces, mostrando las fibras más hondas de agradecimiento, prevaleció su emoción y  abrazó a la primera persona que lo impuso sobre su condición de ciudadano cubano por nacimiento: Luis Buch.

 

Después de ese día, continuó ofreciendo su corazón en foros internacionales y en sus responsabilidades, desempeñándose como ministro de Industrias, dirigente de la Banca nacional e instructor político ideológico del pueblo, sobre todo de los jóvenes, a quienes impulsó al acto altruista del trabajo voluntario por el bien de la nación.

 

Nunca dejó de corresponder a la hermandad demostrada aquel 7 de febrero de 1959. Incluso, en su carta de despedida en octubre de 1965, declaró que acudía al reclamo de otras tierras necesitadas de su esfuerzo, por lo que con su determinación liberaba a los cubanos y su gobierno de toda responsabilidad.

 

Sin embargo, aunque renunció formalmente a la nacionalidad y a los cargos en el Gobierno y el Partido, confirmó de manera irrefutable: «[...] aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis seres queridos y dejo un pueblo que me admitió como un hijo, eso lacera una parte de mi espíritu».

 

Además, especificó que si la hora final le llegaba bajo otro cielo, su último pensamiento sería para los cubanos, de quienes ya era su corazón, y para el líder de la Revolución.

 

Este hombre nuevo latinoamericano no podía ser de otra manera, por eso llevaba una estrella en la frente. Esa es la razón fundamental por la cual aún se evoca.

 

  • Durante el resto de su vida el Guerrillero Heroico enalteció su condición de cubano. Fuente: Archivo de la Casa Editorial Verde Olivo.

  • El comandante Guevara admiraba las hazañas del pueblo cubano y al bisoño gobierno revolucionario empeñado desde muy temprano en hacer justicia. Fuente: Archivo de la Casa Editorial Verde Olivo.

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