Un muy manido y explosivo «juego»
Esta actitud de la actual Casa Blanca no es nueva, pues esa línea de presión se ha venido utilizando en otras regiones del mundo, como Oriente Medio y África, ni tampoco es inédita para America Latina. O sea, ninguna novedad de parte de Donald Trump por mucho que se llene la boca para decir que él,sí es el «tipo duro».
Recuérdese que con igual pretexto del terrorismo, asociado a los cárteles de la droga, en 1999 se ideó el Plan Colombia como vía para azuzar a las guerrillas sudamericanas, siendo una propuesta del demócrata Bill Clinton en conjunción con el colombiano Andrés Pastrana. Un año más tarde se convirtió en legislación en los Estados Unidos.En ese sentido, el profesor universitario brasileño Williams Goncalves también se remonta a 1970, época en que la estrategia antidroga de los Estados Unidos hacia Bogotá, fue una manera de establecer sus bases militarese intervenir en la política interna, y de paso irradiarse a su patio «trasero».
Que algo semejante pase a formar Ley, le confiere prerrogativas al imperialismo para deshacer a su antojo, lo mismo dentro de su nación como en la otra involucrada. Así mandó sus tropas a Afganistán o a Somalia. Dándole por añadidura, relieve geoestratégico y poder de mando.En este segundo mandato Trump sigue el mismo derrotero, y aunque varios analistas insisten en señalar que ahora utiliza este «juego»como parte de su estrategia del «Palo y la zanahoria» para obtener ventajas de México y Canadá, en su esquema comercial tripartito se abstendrá de intervenir militarmente en tierras aztecas, colombianas y hasta salvadoreñas. Lo cierto es que, como todo lo suyo, la actitud antidroga intencionada genera un rifirrafe, solo que en este caso sí pudiera tener mayor trascendencia. (Ver 1)
Por lo pronto el mes pasado, a pesar de las acciones gubernamentales mexicanas en contra de esas organizaciones delictivas, el secretario de Defensa de EE.UU.(ministro), Pete Hegseth advirtió que el ejército norteamericano está dispuesto a tomar medidas unilaterales dentro de México si este no se ocupa de los casos de colusión entre el Gobierno y los cártelesde la droga, informó The Wall Street Journal.
La misma fuente periodística explicó que para el alto funcionario yanqui su «máxima prioridad» es «asegurar la frontera sur»para «salvaguardar a EE.UU. y a sus ciudadanos».
Vistas así las cosas, los cárteles como elementos terroristas adquieren un matiz esencial de la seguridad nacional del imperialismo. Y a pesar de los métodos violentos —generadores de terror—, y aun con los vacíos en las definiciones ambiguas del Derecho internacional sobre qué es Terrorismo y qué Terrorismo de Estado, todos los presidentes yanquis hasta el momento colocan un término en función de sus intereses nacionales. Y es esto de lo que se trata.
Con una mentalidad tan proclive a los chantajes, las manipulaciones y la soberbia, Trump, similar a sus antecesores, se cree en posesión de la verdad y de una carta manipulable a conveniencia. Sin embargo, contrario a lo que sucedió con Colombia en 1999, en esta oportunidad ni el presente mandatario colombiano Gustavo Petro sigue la ideología de Pastrana, y mucho menos los líderes de México, primero Andrés Manuel López Obrador(del oficialista Movimiento de Regeneración Nacional, Morena) y después su sucesoraClaudia Sheinbaum, inclinan ni inclinarán la cabeza.
En una postura de plena dignidad la actual presidenta azteca lo dejó claro al insistir en varias de sus intervenciones públicas que «En México no aceptamos injerencias. Colaboramos, trabajamos con inteligencia conjunta, pero los mexicanos toman el mando».Así, el muy manido y explosivo «juego»de calificar de terroristas a todos los cárteles de la droga —incluidos los de Sinaloa y Jalisco—,puede ser un vehículo depresión política y económica, aunque con escasas posibilidades de éxito, ya que respecto a Sheinbaum«con México es colaboración y coordinación, nunca subordinación».
Hipervínculos:
https://www.gaceta.unam.mx/la-declaratoria-de-narcoterrorismo-podria-gen...
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