La Asistencia al Sector de Seguridad en América Latina

23 de Febrero de 2022

Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica (WHINSEC) EE.UU

La Asistencia al Sector de Seguridad en América Latina tiene larga data y abarca todas sus dimensiones. Se erige con: bases militares, convenios, tratados, apéndices de leyes, acuerdos y otros documentos jurídicos; creación de órganos generales y específicos referidos a la defensa y la seguridad regional; escuelas y academias militares; entrenamientos, ejercicios, maniobras militares y eventos; representaciones en países, en embajadas o ante las respectivas Fuerzas Armadas; presencia directa de tropas; otorgamiento de fondos financieros, venta de armamento y la consecuente dependencia tecnológica, militar y política que de ello se deriva.

 

En este artículo (palabras claves): guerra política, guerra no convencional, asistencia al sector de seguridad, instituciones armadas, América Latina.

 

 

La “Asistencia” al Sector de Seguridad, como conjunto de influencias, injerencias y manipulación de EE. UU. sobre instituciones armadas y órganos de seguridad de América Latina, ocupa un lugar especial en su sistema de guerra política. En él se destaca el conjunto de acciones y programas que extienden a nivel global y que adecuan al que siguen considerando su traspatio, aunque en la actualidad quieran sustituir este calificativo.

 

Su actual denominación hace presuponer que ponderan el “poder blando”, lo diplomático, la negociación, el cumplimiento de acuerdos, para que otros puedan llevar a cabo el “poder duro”. En la práctica, no solo emplean resortes de atracción, sino también de amenaza y coerción, y tratan de no mostrar los lados oscuros y violentos, que son preparados y garantizados con la ayuda de diversidad de mecanismos. Estos se activan cuando EE. UU. vislumbra que pueden ser afectados sus intereses o simplemente no se corresponden con estrategias que tienen diseñadas.

 

Para poder llevar a cabo las direcciones previstas en este subsistema no parten de cero. Tienen construido y activo un particular teatro de operaciones, específicamente en América Latina cuentan con: bases militares, convenios, tratados, apéndices de leyes, acuerdos y otros documentos jurídicos; creación de órganos generales y específicos referidos a la defensa y la seguridad regional; escuelas y academias militares; entrenamientos, ejercicios, maniobras militares y eventos; representaciones en países, en embajadas o ante las respectivas Fuerzas Armadas; presencia directa de tropas; otorgamiento de fondos financieros, venta de armamento y la consecuente dependencia tecnológica, militar y política que de ello se deriva, entre otros.

 

Todo ello se corresponde con los objetivos que tienen para la ejecución de su capítulo: “Asistencia al Sector de Seguridad”. Entre ellos: obtener un mayor apoyo a los intereses de EE. UU., acceso militar al espacio aéreo y derechos de basificación, cooperación en actividades militares, diplomáticas y de seguridad; garantizar la dispersión de valores, prácticas socio-políticas y alianzas que son de su interés.1

EE. UU. tiene, a lo largo del mundo, entre 750 y 800 bases militares. De ellas, más de 76 están ubicadas en América Latina. De estas últimas, en Panamá-12, Puerto Rico-12, Colombia-9, Perú-8, México-3, Honduras-3; Paraguay-2, Cuba-1 y otras, concentrándose la mayor cantidad en Centroamérica y el Caribe.

 

Estos enclaves han proliferado desde 1898, año en el que se estableció “La Estación Naval en la Bahía de Guantánamo”, como parte de la ocupación militar de EE. UU. a la Isla, tras la derrota de España y haberle arrebatado a los cubanos su inminente independencia, consolidando ese territorio con la obtención de un arrendamiento perpetuo en 1903, luego de firmar el respectivo tratado. Este porción de suelo cubano territorio aún se mantiene ocupado en contra de la voluntad expresa de su pueblo y Estado.

 

De los documentos jurídicos solo apuntar los siguientes: Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR, 1947)2, Carta de la Organización de los Estados Americanos (1948)3, y el Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina (Tratado de Tlatelolco, 1967)4

 

Estos documentos están redactados con palabras que suenan bien. “En nombre de sus pueblos”, “el anhelo de convivir en paz y de proveer, mediante su mutua comprensión y su respeto por la soberanía de cada uno, al mejoramiento de todos en la independencia, en la igualdad y en el derecho”; fueron diseñados por los EE. UU. con el objetivo de consolidar el poder de Washington. En sus inicios, para enfrentar a la entonces Unión Soviética, a otras potencias europeas que tenían intereses en la región, y además, para evitar que gobiernos nacionalistas latinoamericanos pudiera cuajar en un bloque que excluyera al país del norte.

 

En la actualidad se mantienen esos preceptos, pero reformulados, adecuándolos a los cambios que se han producido y, por otra parte, aprovechan la ocasión para ampliar el terreno de injerencias. Crean nuevas agendas y conceptos de seguridad. Tuvieron que componer un nuevo enemigo y apareció el terrorismo, pero no dejan de recurrir al fantasma del comunismo. Ahora a Rusia, agregan otras potencias y especialmente a China. Mantienen sus propósitos de contener a cualquier potencia extranjera que se interese por país o área latinoamericana alguna, así como por socavar la integridad de cualquier país de la región en el que las fuerzas progresistas u otras, que simplemente se pronuncien por no acatar sus intromisiones, pretendan o logren hacerse del poder.

 

Los nuevos conceptos de seguridad hemisférica, adoptados por la OEA y congruentes con los documentos programáticos de la Seguridad Nacional de los EE. UU., amplían las áreas de seguridad e incorporan nuevas amenazas y desafíos, incluyen aspectos políticos, económicos, sociales, de salud, ambientales y otros, lo que facilita que cualquier problema pueda ser considerado una potencial amenaza a la seguridad, con lo cual se crean condiciones para justificar el uso de las fuerzas armadas y de otros componentes del sistema de seguridad, tanto de los países latinoamericanos, como de EE. UU., en misiones que tradicional y legalmente no les corresponden.

 

En esta dirección también se auxilian de la actuación de órganos generales y específicos, entre ellos: La Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores; el Consejo; Comité Consultivo de Defensa, la Comisión de Seguridad Hemisférica, la Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas, la Junta Interamericana de Defensa, la Conferencia Naval Inter-Americana, el Sistema de Cooperación entre las Fuerzas Aéreas Americanas, la Conferencia de Ejércitos Americanos, entre otros. Estos órganos tienen entidad jurídica propia y son plataformas importantes para instrumentar y ejercer “Asistencia” al Sector de Seguridad de la región y de cada uno de los Estados que las integran.

 

Las escuelas y academias militares han sido eslabones especialmente significativos para la consecución de objetivos importantes. En la actualidad siguen siendo decisivas para la realización de este tipo de guerra. En ellas, la conquista de las mentes, la inoculación de ideas y valores “estadounidenses” son empleados para poder ejercer su dominación.

 

Para referirse a este acápite hay que recurrir a la “Escuela de las Américas” fundada en 1946 en Panamá. El objetivo público de entonces: entrenar a soldados latinoamericanos en técnicas de guerra y contrainsurgencia. Pero, los contenidos y técnicas aportados dieron como resultado destacados violadores de los derechos humanos. Así lo demostraron en Chile, Guatemala, Argentina, Perú, Uruguay, Nicaragua, El Salvador, México, Honduras, entre otros. 5

 

Esta escuela fue cambiando de nombre y ubicación. En 1984 fue trasladada a los EE. UU. producto de años de denuncias e intensas protestas contra ese recinto por haber formado a miles de oficiales y soldados en técnicas de torturas, difundirse múltiples asesinatos cometidos por egresados de ese centro y otros desmanes. Primero la cierran oficialmente en el 2000, pero en enero del 2001, inauguran el Instituto de Cooperación y Seguridad de Hemisferio Occidental (Whinsec). Cambio de nombre para tratar de distanciarse de esa herencia.

La presentación del actual Instituto describe su propósito de la siguiente manera:

 

«[…] brindar educación y capacitación profesional al personal elegible de los países del hemisferio occidental en el contexto de los principios democráticos establecidos en la Carta de la Organización de los Estados Americanos, al tiempo que fomenta el conocimiento mutuo, la transparencia, la confianza y la cooperación entre los países participantes, promueve los valores democráticos, el respeto por los derechos humanos y el conocimiento y entendimiento de las costumbres y tradiciones.»6

 

Muy interesante es el uso del lenguaje en el que: personal elegible, principios y valores democráticos, respeto por los derechos humanos, son empleados con fines evidentemente ideológicos, y a la vez, deslumbrar a las audiencias lograr que el mundo y principalmente Latinoamérica no mire al pasado; que olvide su propia historia. Este es un manejo, en el que apropiarse de los sentidos, manipular la semiótica, las técnicas de la propaganda y el márquetin no se deslizan solo en documentos, sino que se expanden a otros ámbitos. Un recurso que ha demostrado eficacia es el de esgrimir términos de autoridad, como por ejemplo, ese que nos recuerda una de las disciplinas filosóficas y a la vez engloba normas de convivencia social: la ética. Uno de los directores, del citado instituto, coronel Suggs, en una entrevista, aseguraba que:

 

«Como institución aislada, WHINSEC no tiene relevancia alguna. En primer lugar, WHINSEC forma parte de las Fuerzas Armadas de los EE. UU., que han entrenado a líderes éticos por más de 200 años. Es el conocimiento colectivo de miles de profesionales éticos lo que nos hace cobrar importancia en los esfuerzos de formación de líderes éticos. […]»7

 

El Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica (WHINSEC) no solo imparte programas de estudio en su cede, sino que también oferta cursos en varios países de América Latina, por ejemplo en: Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Paraguay, Perú, Uruguay, y tiene identificados como asociados invitados a Brasil y Colombia. La mayoría de sus actividades de extensión formativa la realizan en lugares que ostentan la denominación de Centros Conjuntos de Operaciones de Paz.

 

Como complemento de estas acciones formativas realizan entrenamientos, ejercicios, maniobras militares y eventos de diverso signo. En las últimas décadas se aprecia un incremento del número de misiones de entrenamiento, en la actualidad lideradas por las Fuerzas de Operaciones Especiales. Muchas de esas misiones se llevan a cabo a través de programas de capacitación denominados: Entrenamientos de Intercambios Conjuntos y Combinados (Joint Combined Exchange Training, JCET), actividades que fortalecen la influencia de EE. UU. en los países anfitriones.8

 

En el área, se destacan, por la cantidad de entrenamientos: Honduras, El Salvador, Colombia, República Dominicana, Belice, Panamá, Brasil, Chile, Perú, entre otros.

 

En un informe de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) se revela la existencia de 107 programas mundiales de asistencia en seguridad de los Estados Unidos, de ellos, 75 en Latinoamérica. A través de estos programas, Estados Unidos capacita, equipa, comparte inteligencia y realiza operaciones con las fuerzas de seguridad de la región. Además, se familiarizan con el terreno, la cultura, el lenguaje y las fuerzas armadas del país anfitrión.9

 

El impacto formativo de esta red de cursos y entrenamientos tiene diversidad de manifestaciones. De ellas, apuntar un ejemplo: en Bolivia sus “fuerzas de seguridad” desempeñaron roles protagónicos y decisivos en el Golpe de Estado perpetrado contra Evo Morales en el 2019. Atilio Borón, conocedor directo de estas entidades, afirmó lo siguiente:

 

«En este caso estamos hablando de instituciones controladas por numerosas agencias, militares y civiles, del gobierno de Estados Unidos. Estas las entrenan, las arman, hacen ejercicios conjuntos y las educan políticamente. Tuve ocasión de comprobarlo cuando, por invitación de Evo, inauguré un curso sobre “Antiimperialismo” para oficiales superiores de las tres armas. En esa oportunidad quedé azorado por el grado de penetración de las más reaccionarias consignas norteamericanas heredadas de la época de la Guerra Fría y por la indisimulada irritación causada por el hecho que un indígena fuese presidente de su país. […]

 

«[…] la seguridad y el orden público no debieron haber sido jamás confiadas en Bolivia a instituciones como la policía y el ejército, colonizadas por el imperialismo y sus lacayos de la derecha autóctona. Cuándo se lanzó la ofensiva en contra de Evo se optó por una política de apaciguamiento y de no responder a las provocaciones de los fascistas. Esto sirvió para envalentonarlos y acrecentar la apuesta: primero, exigir balotaje; después, fraude y nuevas elecciones; enseguida, elecciones pero sin Evo (como en Brasil, sin Lula); más tarde, renuncia de Evo; finalmente, ante su reluctancia a aceptar el chantaje, sembrar el terror con la complicidad de policías y militares y forzar a Evo a renunciar. De manual, todo de manual.»10

 

EE. UU. También se ocupa por tener representantes de sus instituciones armadas en sus respectivas embajadas y de tropas particularmente pertenecientes a las Fuerzas de Operaciones Especiales, en correspondencia con los preceptos de su Estrategia de Seguridad Nacional.

 

En el 2013, el entonces comandante general del Mando de Operaciones Especiales de los Estados Unidos, Joseph Votel dijo: «Queremos estar en todas partes, saber todo […]».11 Oficiales de Operaciones Especiales de Enlace están diseminados en decenas de embajadas de Estados Unidos en todo el mundo y por supuesto también en Latinoamérica. Se ha anunciado que están por ejemplo en: Brasil, Colombia, El Salvador y Perú.

 

A las Fuerzas de Operaciones Especiales las nombran “diplomáticos guerreros“, porque además de sus conocidas y propagadas habilidades letales y de estar preparadas para realizar acciones y entrenamiento militar directo, tienen otras destrezas, entre ellas para la negociación, la promoción de acciones armadas y no armadas que desestabilicen fuerzas específicas o gobiernos, como entes de coordinación de las acciones de otros socios y agencias, y capacidades para relacionarse y asociarse con los civiles en países extranjeros. Algunos líderes alistados de alto rango reciben entrenamiento diplomático, tomando clases de gramática y aprendiendo cuál tenedor tienen que usar durante las cenas de alto nivel.12

 

Otra dirección, que tiene su propia historia, nos remite al otorgamiento de fondos financieros y venta de armamento. Con el solo hecho de vender armas y pertrechos de guerra a los países latinoamericanos logran dependencia. Por otra parte, los fondos que otorgan no son donaciones, también tienen que ser retribuidos, algunos de forma directa y otros por diversas vías.

 

En determinadas épocas, los principales fondos se concentraron en Colombia y México; en otras, en El Salvador, Guatemala y Honduras. Los destinos van oscilando, acorde a las respectivas situaciones existentes y en correspondencia con la dirección que muestre la inclinación de la balanza de intereses estadounidenses. Su cuantía también varía y la brújula no tiene como norte magnético las necesidades del país, sino el momento en el cual es más conveniente potenciar la persuasión o pasar a la posición de coerción.13 Por lo que, en unas circunstancias se brinda una amplía asistencia exterior adicional y en otras, cuando ya le es imprescindible al país específico y han logrado mayor dependencia, es recortada de forma brusca.

 

En el subsistema de “Asistencia al Sector de Seguridad” confluye todo el sistema de guerra política. En él está presente  el empleo de las dimensiones: diplomática, económica, de Guerra No Convencional y las actividades de información e influencia. Este andamiaje de dominación no solo va dirigido a mantener su poder en el mundo y particularmente en América Latina, sino que también es una vía para emplear a las instituciones de seguridad nacionales como sujetos de su guerra política, tanto hacia lo interno de sus respectivos países, como para misiones fuera de ellos. Para estos cometidos le dan el rango de “socios” y hay quienes asumen que al ser distinguidos con ese nombramiento los tratan de iguales. En la práctica son manejados como marionetas para servir a los intereses del amo del Norte y actuar contra sus hermanos latinoamericanos.

 

«[…] Más que “consumidores de seguridad”, los países que abrazan la Reforma al Sector de Seguridad podrán actuar como socios regionales de la Guerra Política, y contribuir a la estabilidad de sus vecinos mientras sirven a los intereses compartidos con EEUU.14

Es evidente que el principio rector sigue siendo servir a los intereses de los EE. UU.; mantener y fortalecer su dominación sobre el continente que consideran suyo. Frente a todo su sistema de asistencia, influencias y presiones, la América Nuestra; la de Bolívar, Martí, Chávez y Fidel, logra juntar sus brazos y alzar la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz.15

 

* Doctor en ciencias filosóficas, profesor e investigador titular. Investigador del Instituto de Filosofía.

 

Referencias:

 

  1. United States Army, Special Operations Command. SOF Support to Political Warfare. White Paper, Final. Dated 10 March 2015, p. 29. Disponible en: https://www.dropbox.com/s/ma9jlges8psye49/Support%20to%20Political%20Warfare%20White%20Paper%20v2.3-RMT%20%2810MAR2015%29%20%20%20%20%281%29.pdf?dl=0 Esta designación la sustentan en: Casa Blanca, Oficina del Secretario de Prensa, “Fact Sheet: Política de Asistencia al Sector de Seguridad de EEUU,” Abril 5, 2013 Disponible en:http://www.whitehouse.gov/the-press-office/2013/04/05/fact-sheet-us-security-sector-assistance-policy
  2. Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca. Disponible en: https://www.dipublico.org/106718/tratado-interamericano-de-asistencia-reciproca-conferencia-interamericana-para-el-mantenimiento-de-la-paz-y-la-seguridad-del-continente-rio-de-janeiro-1947/
  3. Carta de la Organización de los Estados Americanos suscrita en Bogotá, Colombia, en la quinta de Bolívar, el 30 de abril de 1948. Disponible en: https://www.uv.mx/uge/files/2014/05/Carta-de-la-Organizacion-de-los-Estados-Americanos.pdf
  4. Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina (Tratado de Tlatelolco) Disponible en: http://apw.cancilleria.gov.co/tratados/AdjuntosTratados/52a1e_OEA-1967%20TLATELOLCO.PDF
  5. Escuela de las Américas. Disponible en: https://soaw.org/escuela-de-las-americas
  6. Visita al Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica (WHINSEC) EE.UU. Disponible en: http://esge.edu.pe/visita-al-instituto-de-cooperacion-para-la-seguridad-hemisferica-whinsec-ee-uu/
  7. WHINSEC educa a los líderes éticos del futuro. Disponible en: https://dialogo-americas.com/es/articles/whinsec-educa-a-los-lideres-eticos-del-futuro/
  8. Kinosian, Sarah. Operaciones Especiales de EE.UU. en Latinoamérica: ¿Diplomacia paralela? Disponible en: https://www.wola.org/es/analisis/operaciones-especiales-de-ee-uu-en-latinoamerica-diplomacia-paralela/
  9. Isacson, Adam y Kinosian, Sarah. Ayuda Militar de Estados Unidos en Latinoamérica. Disponible en: https://www.wola.org/es/analisis/ayuda-militar-de-estados-unidos-en-latinoamerica/
  10. Borón, Atilio. El golpe en Bolivia: Cinco lecciones. Disponible en: http://www.cubadebate.cu/opinion/2019/11/10/el-golpe-en-bolivia-cinco-lecciones/
  11. Kinosian, Sarah. Operaciones Especiales de EE.UU. en Latinoamérica: ¿Diplomacia paralela? Disponible en: https://www.wola.org/es/analisis/operaciones-especiales-de-ee-uu-en-latinoamerica-diplomacia-paralela/
  12. Kinosian, Sarah. Operaciones Especiales de EE.UU. en Latinoamérica: ¿Diplomacia paralela? Disponible en: https://www.wola.org/es/analisis/operaciones-especiales-de-ee-uu-en-latinoamerica-diplomacia-paralela/
  13. Estados Unidos aprueba nuevo recorte a la ayuda militar a El Salvador, Guatemala y Honduras. Disponible en: https://www.aa.com.tr/es/mundo/estados-unidos-aprueba-nuevo-recorte-a-la-ayuda-militar-a-el-salvador-guatemala-y-honduras/2092791
  14. United States Army, Special Operations Command. SOF Support to Political Warfare. White Paper, Final. Dated 10 March 2015, p. 32. Disponible en: https://www.dropbox.com/s/ma9jlges8psye49/Support%20to%20Political%20Warfare%20White%20Paper%20v2.3-RMT%20%2810MAR2015%29%20%20%20%20%281%29.pdf?dl=0
  15. Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz Disponible en: http://misiones.minrex.gob.cu/es/articulo/proclama-de-america-latina-y-el-caribe-como-zona-de-paz-1

 

 

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